Encrucijada política

Con la que está cayendo no hace falta ser muy perspicaces para entender que la situación política está metida en una encrucijada de la que no es fácil salir, pese a que no faltan ni están tapadas las señales de circulación, sino porque los conductores <EL0>no las miran o quieren tomar atajos, que, más que darles ventajas en su ruta, les enredan y complican su salida. Menos comprensible resulta que todos esos dirigentes, al unísono y sin tener que diferenciar entre las siglas en que están instalados, se empecinan en continuar, erre que erre, con la cantinela “y tú más” que les enfanga y e...

Con la que está cayendo no hace falta ser muy perspicaces para entender que la situación política está metida en una encrucijada de la que no es fácil salir, pese a que no faltan ni están tapadas las señales de circulación, sino porque los conductores <EL0>no las miran o quieren tomar atajos, que, más que darles ventajas en su ruta, les enredan y complican su salida. Menos comprensible resulta que todos esos dirigentes, al unísono y sin tener que diferenciar entre las siglas en que están instalados, se empecinan en continuar, erre que erre, con la cantinela “y tú más” que les enfanga y engulle y con ello están conduciendo al Estado a una situación límite y posiblemente ingobernable.

Los sondeos de intención de voto son cada vez más contundentes en cuanto a la desafección política y así manifiestan su intención de retirarles la confianza y dársela a otras formaciones de nuevo cuño, aunque no estén organizadas y que, por nuevas, tampoco tienen a sus espaldas el vergonzante pasado de las con parcelas de poder. En la encrucijada estamos metidos y las salidas están llamativamente señaladas. Sólo falta querer ir por la ruta adecuada y socialmente demandada.— Manuel Landeira García.