Todos sabemos de todo
Somos entrenadores de fútbol, políticos, médicos. Tenemos la clave para que España gane el siguiente Mundial, sabemos qué es lo que el pueblo quiere y cómo lo debemos gobernar y somos capaces de recetar cualquier medicamento o terapia con tan solo un síntoma, escuchar.
Todos sabemos de mecánica, somos electricistas en nuestras propias casas, profesores de cualquier disciplina, la tecnología no nos sobrepasa y sabemos cómo se debe organizar hasta la fiesta del pueblo.
Pero en realidad no es así. No tenemos ni idea de fútbol porque solamente nos dedicamos a ver 90 minutos en una p...
Somos entrenadores de fútbol, políticos, médicos. Tenemos la clave para que España gane el siguiente Mundial, sabemos qué es lo que el pueblo quiere y cómo lo debemos gobernar y somos capaces de recetar cualquier medicamento o terapia con tan solo un síntoma, escuchar.
Todos sabemos de mecánica, somos electricistas en nuestras propias casas, profesores de cualquier disciplina, la tecnología no nos sobrepasa y sabemos cómo se debe organizar hasta la fiesta del pueblo.
Pero en realidad no es así. No tenemos ni idea de fútbol porque solamente nos dedicamos a ver 90 minutos en una pequeña pantalla, no somos médicos porque sepamos curarnos una cefalea momentánea, ni tampoco somos mecánicos que sabemos cuándo nuestro coche está a punto de fallar.
Somos una sociedad de falsos instruidos donde parece que no podemos aceptar, no nuestras limitaciones, sino nuestros propios conocimientos; donde en vez de ampliarlos con sentido y consciencia, hacemos hincapié en nuestros deseos más banales de superioridad hasta llegar a convertirnos en sabios ignorantes.
Como ya dijo Albert Einstein en su momento, “cada día sabemos más y entendemos menos”.— Eva Díaz Reboiro.