Cartas al director

Iker necesita un ‘coach’

A cualquier aficionado al fútbol de este país no se le escapa la visión de un rostro demacrado, una mirada de incredulidad y un gesto de cabeza, que gira a un lado y al otro, cuando el balón del equipo contrario entra bajo los tres palos que defiende un guardameta. Algo que es habitual en cualquier partido empieza a ser preocupante si el portero se llama Iker Casillas.

Desde hace varias temporadas, Iker arrastra sobre sus hombros la sombra de lo que fue. Más allá de la presión que tiene que soportar un deportista de élite, tanto en el terreno de juego como en los medios de comunicación,...

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A cualquier aficionado al fútbol de este país no se le escapa la visión de un rostro demacrado, una mirada de incredulidad y un gesto de cabeza, que gira a un lado y al otro, cuando el balón del equipo contrario entra bajo los tres palos que defiende un guardameta. Algo que es habitual en cualquier partido empieza a ser preocupante si el portero se llama Iker Casillas.

Desde hace varias temporadas, Iker arrastra sobre sus hombros la sombra de lo que fue. Más allá de la presión que tiene que soportar un deportista de élite, tanto en el terreno de juego como en los medios de comunicación, se encuentra el hecho indiscutible de la presión sobre uno mismo.

Cualquier persona puede llegar a tener un enemigo interior más poderoso y exigente que ningún enemigo exterior. Iker lo que realmente necesita es un coach personal. Un profesional que le guíe, a través de preguntas poderosas, a verbalizar sus emociones, a poner nombre a sus miedos, a empoderar sus fortalezas y a encontrar respuestas, porque el Iker que todos conocemos no se ha ido, está ahí y el único que le puede hacer volver es él mismo.— José Luis Domínguez López.

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