Cartas al director

El nombramiento de Gala León

Cuando hace más de un siglo la condesa de Pardo Bazán pugnaba por abrir las aulas universitarias de par en par a las mujeres, se topó con la figura del marqués del Busto, quien, médico de profesión, se sirvió de la tribuna de la Real Academia de Medicina para dar rienda suelta a sus fobias misóginas. Según él, la mujer no podía ser nada, “y menos que nada médica”; porque “el pudor y el propio decoro femenino” era incompatible con “cierto género de estudios anatómicos y fisiológicos del hombre”, así como con “las exploraciones quirúrgicas en determinadas regiones corporales”. Desde entonces ha ...

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Cuando hace más de un siglo la condesa de Pardo Bazán pugnaba por abrir las aulas universitarias de par en par a las mujeres, se topó con la figura del marqués del Busto, quien, médico de profesión, se sirvió de la tribuna de la Real Academia de Medicina para dar rienda suelta a sus fobias misóginas. Según él, la mujer no podía ser nada, “y menos que nada médica”; porque “el pudor y el propio decoro femenino” era incompatible con “cierto género de estudios anatómicos y fisiológicos del hombre”, así como con “las exploraciones quirúrgicas en determinadas regiones corporales”. Desde entonces ha llovido mucho. Sin embargo, determinados sesgos y prejuicios parecen eternos. Y así, con motivo de la designación de Gala León como capitana del equipo español de Copa Davis no han faltado voces disonantes, aludiendo a que en los vestuarios los jugadores solían andar ligeros de ropa. El pretexto en sí no podía ser más trivial. Sin embargo, se diría que la propia Gala ha terminado poniendo la guinda al pastel, al declarar que “si en el vestuario los chicos están con poca ropa, pues llamaré a la puerta y ya está”.

Llamar a la puerta antes de entrar, haya quien haya en el interior es, sin duda, cuestión de educación. Pero, en este caso, y a la altura de nuestro tiempo, la pregunta parece inevitable, aunque los jugadores anden ligeros de ropa, ¿qué podrán ver los hombres que no deban ver las mujeres?— Juan J. Abad Pascual.

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