Cartas al director

Mis campeones

Ahora que acaba de comenzar el Campeonato del Mundo de baloncesto en España quiero expresar mi admiración por los jugadores de nuestra selección. Considero que los Gasol, Navarro, Reyes y compañía representan los principales valores que deben poseer los deportistas. En esencia, constituyen un grupo unido que ha sabido trabajar, sufrir y superarse. Fruto de ese esfuerzo han obtenido todos los títulos internacionales posibles —a excepción del oro olímpico que se nos escapó en la final en Pekín— que una selección puede lograr. Posiblemente, a la conclusión del presente mundial se cierre un ciclo ...

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Ahora que acaba de comenzar el Campeonato del Mundo de baloncesto en España quiero expresar mi admiración por los jugadores de nuestra selección. Considero que los Gasol, Navarro, Reyes y compañía representan los principales valores que deben poseer los deportistas. En esencia, constituyen un grupo unido que ha sabido trabajar, sufrir y superarse. Fruto de ese esfuerzo han obtenido todos los títulos internacionales posibles —a excepción del oro olímpico que se nos escapó en la final en Pekín— que una selección puede lograr. Posiblemente, a la conclusión del presente mundial se cierre un ciclo mágico y casi irrepetible, en el que el combinado nacional ha cosechado en los últimos ocho años un campeonato del Mundo, dos medallas de oro y una de bronce en Eurobasket, y dos preseas de plata en sendos Juegos Olímpicos. Y de todo ello, ha sido responsable en gran medida una extraordinaria generación de jugadores de baloncesto que nos han regalado la era más fértil y exitosa en la historia de nuestro combinado nacional de baloncesto. Pero, resultando excelsos sus logros deportivos, existe otra área en la que han sobresalido aún más. Me refiero a su faceta humana, en la que su sencillez, humildad, compañerismo y amistad han constituido el secreto de sus éxitos. Estas virtudes, además, suponen un preciado legado y un ejemplo a emular por las generaciones venideras de jugadores, por los aficionados al baloncesto, por los seguidores del deporte en general y, por qué no decirlo, por la sociedad española.

Les agradezco las numerosas alegrías y buenos momentos que nos han regalado. E, independientemente del resultado deportivo que obtengan en el Mundial, para mí serán siempre mis campeones.— Javier Prieto.

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