Cartas al director

Segundas oportunidades

Ocho años han transcurrido desde que 43 personas perdieron la vida en el accidente de metro de Valencia. Recientemente hemos sabido que la juez que archivó el caso imputa ahora a tres directivos de Ferrocarriles de la Generalitat. El desencadenante ha sido el testimonio de una testigo que permitió que se presentara un recurso.

Ciertamente, el ser humano es falible; pero esta característica intrínseca de las personas no tiene las mismas consecuencias implacables para todos. Rápida y fácilmente se señala a un conductor como responsable; sin embargo, han de transcurrir ocho años y muchas ...

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Ocho años han transcurrido desde que 43 personas perdieron la vida en el accidente de metro de Valencia. Recientemente hemos sabido que la juez que archivó el caso imputa ahora a tres directivos de Ferrocarriles de la Generalitat. El desencadenante ha sido el testimonio de una testigo que permitió que se presentara un recurso.

Ciertamente, el ser humano es falible; pero esta característica intrínseca de las personas no tiene las mismas consecuencias implacables para todos. Rápida y fácilmente se señala a un conductor como responsable; sin embargo, han de transcurrir ocho años y muchas vicisitudes legales para que caigan vendas de los ojos y las miradas se dirijan hacia arriba.

¿Son sabios los jueces y por eso rectifican? ¿A los testigos cruciales habría de denominarlos héroes? ¿Es justa la lentitud de la justicia? ¿Tenemos todos segundas oportunidades?— Gabriel López Benedito.

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