Falsos estereotipos
Nos hemos educado en una sociedad que nos obliga a intentar asumir unos cánones de belleza ideales y antinaturales, donde ser diferente es un delito; y se nos rechaza y castiga por ello. Sobre todo, durante la adolescencia. En el colegio se observa muy bien este fenómeno. Siempre hay unos pocos que se acercan a esta perfección soñada y que hacen sentir mal a los demás por no ser como ellos, poniendo etiquetas como: el gordo, el flaco, el tonto, el bajo, el feo, el de gafas… Pero estas personas no son solo rechazadas por los demás, sino también por ellos mismos a causa de la presión ejercida po...
Nos hemos educado en una sociedad que nos obliga a intentar asumir unos cánones de belleza ideales y antinaturales, donde ser diferente es un delito; y se nos rechaza y castiga por ello. Sobre todo, durante la adolescencia. En el colegio se observa muy bien este fenómeno. Siempre hay unos pocos que se acercan a esta perfección soñada y que hacen sentir mal a los demás por no ser como ellos, poniendo etiquetas como: el gordo, el flaco, el tonto, el bajo, el feo, el de gafas… Pero estas personas no son solo rechazadas por los demás, sino también por ellos mismos a causa de la presión ejercida por el mundo que nos rodea. Por ejemplo, cada vez que acudes a una tienda de ropa las tallas son más y más pequeñas; y nunca te hacen sentir bien contigo mismo. Al igual que en la televisión, revistas, anuncios…; todos ellos nos presentan a ese modelo único alto, delgado y guapo; al que todos debemos imitar. Pero lo que no se tiene en cuenta es que todos y cada uno de nosotros somos diferentes y que no hay dos iguales, y que la belleza está en los ojos de quien la mira— Laura Moreno Carbonell.