Cartas al director

Pobreza energética

Ya tenemos aquí el invierno y, con él, llega una de las problemáticas sociales más desconocidas y ocultas para la ciudadanía: la llamada “pobreza energética”.

Esta precariedad, que sufren más de un 13% de familias en silencio, tiene graves consecuencias en la salud física y mental. La incapacidad de mantener la vivienda a una temperatura adecuada y de no poder cocinar, lavarse, iluminarse en condiciones normales, está provocando graves perjuicios y situaciones de subdesarrollo en nuestra sociedad.

Los altos índices de desempleo, la continua reducción salarial y las persistentes s...

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Ya tenemos aquí el invierno y, con él, llega una de las problemáticas sociales más desconocidas y ocultas para la ciudadanía: la llamada “pobreza energética”.

Esta precariedad, que sufren más de un 13% de familias en silencio, tiene graves consecuencias en la salud física y mental. La incapacidad de mantener la vivienda a una temperatura adecuada y de no poder cocinar, lavarse, iluminarse en condiciones normales, está provocando graves perjuicios y situaciones de subdesarrollo en nuestra sociedad.

Los altos índices de desempleo, la continua reducción salarial y las persistentes subidas en las facturas de gas y de luz están ocasionando que muchas familias no puedan afrontar el pago de suministros. Incluso parroquias y bancos de alimentos están pidiendo que la comida que se entregue sea precocinada para evitar que las familias vulnerables deban usar y pagar más energía para prepararla.

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Es el momento de buscar alternativas, nuevos modelos que no condenen ni discriminen a cuatro millones de persones a vivir sin poder hacer frente a sus necesidades más básicas.— Núria Salas Priego.

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