Cartas al director

Empecemos nosotros por cambiar

Esta mañana he presenciado una situación que me ha dado bastante que pensar. Estando en la cola habitual de salida de la estación de Cercanías, una persona, con evidente prisa, ha encontrado un hueco, entre un expositor móvil y un torno, para salir. Al verlo, otras personas la han seguido, y en la pelea por pasar de forma desordenada por el mismo sitio, ha ocurrido lo previsible: estruendo del expositor al caer, miradas disimuladas de esto no va conmigo, y todos de vuelta a las colas.

Probablemente muchos opinen que el problema es que no hay suficientes tornos... y pueden tener parte de...

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Esta mañana he presenciado una situación que me ha dado bastante que pensar. Estando en la cola habitual de salida de la estación de Cercanías, una persona, con evidente prisa, ha encontrado un hueco, entre un expositor móvil y un torno, para salir. Al verlo, otras personas la han seguido, y en la pelea por pasar de forma desordenada por el mismo sitio, ha ocurrido lo previsible: estruendo del expositor al caer, miradas disimuladas de esto no va conmigo, y todos de vuelta a las colas.

Probablemente muchos opinen que el problema es que no hay suficientes tornos... y pueden tener parte de razón. Pero ese enfoque manifiesta uno de los problemas principales de nuestra sociedad. La culpa, siempre, es de otros. Y “si todos lo hacen, no voy a ser yo el único tonto”.

Nos quejamos de un comportamiento en los poderosos que nosotros también practicamos (su menor escala no lo justifica). Empecemos nosotros por cambiar, aunque no lo haga “el otro”: no te cueles, aunque puedas; si la multa es justa, págala, aunque puedas ganar el recurso; pide factura y paga con IVA, aunque sea un poco más caro. Quién sabe, igual sí acaba suponiendo una diferencia.— Carlos Sánchez de la Lama.

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