Cartas al director

El gran problema de Oriente Próximo

Los medios de comunicación sólo nos muestran las escenas más trágicas de los países de Oriente Próximo, así como las del conflicto árabe-israelí. Cuando hay algún ataque por parte de alguno de los dos bandos nos enseñan las fotos más llamativas y la información más generativa, como ha pasado esta vez tras el ataque de Israel a Siria.

Pero, ¿es que solo hay muertes? Nos muestran los atentados que ya sabemos, pero no el porqué de ellos. En conflictos como, por ejemplo, el de Palestina e Israel, no hay únicamente muertos, ni opresores oprimiendo un país, ni avariciosos en busca de más tier...

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Los medios de comunicación sólo nos muestran las escenas más trágicas de los países de Oriente Próximo, así como las del conflicto árabe-israelí. Cuando hay algún ataque por parte de alguno de los dos bandos nos enseñan las fotos más llamativas y la información más generativa, como ha pasado esta vez tras el ataque de Israel a Siria.

Pero, ¿es que solo hay muertes? Nos muestran los atentados que ya sabemos, pero no el porqué de ellos. En conflictos como, por ejemplo, el de Palestina e Israel, no hay únicamente muertos, ni opresores oprimiendo un país, ni avariciosos en busca de más tierra. Aparte de muertos, hay vivos. Hay niños que viven desde su nacimiento en un desastre. Vidas destrozadas que no saldrán de ese destrozo jamás.

Aparte de guerra, hay sociedad. Niños que desde que nacieron se han visto envueltos en un conflicto que ellos no decidieron. No les han enseñado otra cosa que a odiar al adversario, tanto palestino como israelí. Niños que no han visto nada más que armas, ejército, violencia y atentados terroristas al otro lado de la calle. Que juegan con sus compañeros rodeados de soldados que les vigilan paso a paso, hasta el menor movimiento de sus pequeños brazos.

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Pero eso, ¿a quién le importa? No salen en ningún lado. Son como una gota de agua más en medio de un océano. ¿Acaso esas vidas no son dignas de ser conocidas?— Andrea Cimadevilla Valdeón.

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