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El blog de viajes
Por Paco Nadal

Coincidencias en la Antártida: cien años de la llegada de Scott al Polo

Hoy, 17 de enero de 2012, coincidiendo con mi regreso a casa tras dos semanas por la Antártida, se cumple el centenario de la llegada de la expedición británica de Robert Falcon Scott al Polo Sur.

La historia de aquella epopeya y la competencia con la expedición del noruego Amundsen, que al final se les adelantó por 30 días arrebatándoles la gloria de ser los primeros humanos en el extremo sur del globo, y posterior muerte de Scott y sus cuatro compañeros en el viaje de vuelta es de sobra conocida y no me quiero extender en ella. Se le consi...

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Hoy, 17 de enero de 2012, coincidiendo con mi regreso a casa tras dos semanas por la Antártida, se cumple el centenario de la llegada de la expedición británica de Robert Falcon Scott al Polo Sur.

La historia de aquella epopeya y la competencia con la expedición del noruego Amundsen, que al final se les adelantó por 30 días arrebatándoles la gloria de ser los primeros humanos en el extremo sur del globo, y posterior muerte de Scott y sus cuatro compañeros en el viaje de vuelta es de sobra conocida y no me quiero extender en ella. Se le considera la marcha a pie más dura jamás realizada; uno de los miembros de expedición británica, Cherry-Garrad, escribió años más tarde un libro de lectura imprescindible para comprender aquella gesta y lo tituló con gran acierto: "El peor viaje del mundo".

Con la imagen todavía reciente en mi retina de aquellos territorios extremos solo puedo corroborar que el esfuerzo que hicieron los hombres tanto de una como de otra expedición fue algo titánico, en los límites de lo imposible, que demuestra la capacidad de sufrimiento del ser humano. Una lucha contra la naturaleza más extrema que nadie pueda imaginar: 3.000 kilómetros a pie, con vientos huracanados y temperaturas entre 30 y 50 bajo cero, y sin posibilidad de ayuda exterior.

También fue (hay que decirlo) una epopeya absurda.

Y lo hicieron además con la tecnología de un final de época muy limitada para afrontar semejante reto. Apenas unos años más tarde se inventarían o desarrollarían logros científicos que hubieran facilitado enormemente la llegada al Polo: las vitaminas, el avión, la radio, los vehículos oruga....

Sin embargo, lo hicieron. Impelidos por esa necesidad genética del ser humano de llegar un poco más allá, de explorar lo desconocido, de demostrar lo que no puede comprender y que nos ha permitido colonizar todo el globo, desde los desiertos a los Polos.

Yo reconozco que siempre fui más de Amundsen, por aquello de que adaptándose al medio y aprendiendo de los aborígenes esquimales había logrado con un reducido equipo y presupuesto doblegar a la potencia colonialista del momento, Gran Bretaña. Pero tras leer alguno de los muchos libros sobre el tema publicados con la efemérides del centenario de la llegada al Polo Sur, que ahondan no solo en los detalles técnicos de ambas expediciones, sino en las personalidades de sus líderes.... casi me paso al bando de Scott.

Amundsen fue un gran explorador, pero era un tipo egocéntrico, irascible y de complejo carácter que tuvo malas relaciones con casi todos sus compañeros de viaje e incluso a uno de ellos, Johansen, lo empujó al suicidio. Además, los excluyó por contrato de los laureles del éxito. La fama del Polo Sur fue para él y solo para él.

Sin embargo Scott, con todos sus errores de planificación (que le llevaron a la muerte), su carácter reservado y dubitativo, y su estricto código de honor típico de la Armada del Imperio Británico de esa época post-Victoriana, fue más humano y leal con sus compañerose incluso con sus animales. Fue incapaz de sacrificar a sus caballos para hacerlos carne (lo que quizá le hubiera salvado la vida): solo lo hizo cuando estaban ya heridos o famélicos de muerte. Y devolvió con vida a todos sus perros, incluidos dos que se cayeron en una grieta; cuando todos sus compañeros sostenían que lo mejor era dejarlos allí por el riesgo que entrañaba rescatarlos, Scott ordenó que se les salvara a toda costa, pero para no poner en peligro la vida de nadie, bajó él mismo atado a una cuerda al fondo negro y tétrico del glaciar a por los dos canes.

Me acordé de ellos el otro día cuando visité la base-museo de Port Lockroy, en la isla Wiencke, una antigua base militar y científica británica construida en 1942 que tras su abandono se restauró tal cual estuvo en aquella década, con los mismos enseres e instalaciones, como museo. Es uno de los lugares más visitados de la Antártida porque permite atravesar el túnel del tiempo hasta una época de las exploraciones polares ya pasada. A ella pertenecen esta dos últimas fotos. Aunque en los cuarenta ya había mejorado mucho la técnica, impresiona ver las condiciones en que aquellos pioneros pasaban inviernos enteros aislados en la Antártida, con meses enteros de oscuridad total, fríos inenarrables y la seguridad de que nadie podía ayudarles desde el exterior.

Era los seres más solitarios y perdidos de un planeta superpoblado. Nunca dejará de soprenderme la capacidad de adaptación y sufrimiento que tiene el ser humano para colonizar todo tipo de habitat habitats.

Lo de poner chalés en Marte es solo cuestión de tiempo. Tambien lo dice Stephen Hawkins

Comentarios

No crees que la Antárdida está especialmente recomendada a pasajeros quejicas, que protestan por todo en sus cómodos viajes, y al volver los califican como "un viaje de pesadilla"?. Una horita solo, caminando por ciertos entornos, nos pondría en perspectiva. La aventura polar es algo especialmente motivador.
Bienvenido de vuelta! es precisamente por lo difícil de aquel viaje que aún tiene mucho más mérito, aquellos hombres eran sobrenaturales...
Sin haber estado allí siempre me pareció una locura solo apta para superdotados. Si tu que acabas de estar dices que fue más todavía, me lo creo. Fueron héroes en pos de la nada.
Te sigo en esta estupenda aventura,como todas las que publicas,también te oigo en la C.Ser,que bellos países nos muestras ,gracias y buen viaje de regresoTambién te sigo en T.V. GraciasDesde Fuerteventura
Bien, coño, bien. El ínclito Paco Nadal se posiciona, entre dos, por uno de ellos, por Amundsen. La verdad es que ambos son tan grandes que es difícil. Tu 'post' de hoy -como 'cuasi' siempre- ilustrativo, cercano, recomendado y recomendable. Vuele, coño, vuelve [o mejor, ¡lánzate a la conquista del Polo!].
Me parece una irresponsabilidad hacer publicidad de la Antártida como destino turístico, que es a lo que se dedica este blog. Si has estado, me parece fantástico y me alegro por ti, pero publicitarlo me parece una imprudencia por el efecto emulación. Nos acordaremos de ti cuando la Antártida esté llena de basura como el campo base del Everest.
Yo me quedo con Schackleton y su carpintero Chippy
Que interesante y que maravilla poder ver las condiciones extremas en las que se desplazaban en aquellas épocas. Una pena no poder verlo, una suerte poder leerlo por lo menos. Saludos y buen viaje de vuelta!!!
Mis simpatias por el noruego terminaron cuando supe que colaboro con los nazis cuando ocuparon su pais durante la segunda Guerra Mundial.
Para mi el viaje más interesante fue el de Shackleton
Arcentales, ciertamente es infame la colaboración con los nazis de Amundsen, más aún considerando el empeño que debe haber puesto, considerando que cuando comenzó la segunda guerra mundial, hacía once años que estaba muerto, y cuando los nazis tomaron el poder en Alemania, hacía cinco que había fallecido. Encantador ejemplo de tontería, el suyo...
Paco, Encuanto alguien hable de política borra el cometario. Nos apesta a los que huimos del aburrimiento diario. Nos traes aire fresco. Gracias
Daniel, yo también tuve esa sensación cuando empecé a leer las entradas sobre la Antártida. Da la impresión de que en este mundo la gente mínimamente inteligente tiene que empezar a ponerse la mordaza para que las bestias y los monitos no la imiten. Es así. Penoso, pero es así. El problema es saber en qué grupo se autoincluyen los segundos. Yo soy responsable y sé muy bien a cuál pertenezco pero... ¿y las bestias? ¿y los que viven al cobijo de la masa? ¿lo sabrán? Éste es, a mi parecer, el problema. Ocurre lo mismo cuando nos preguntamos si el loco sabe que está loco.
No creo que viajar como lo hicieron fuera absurdo. Es absurdo viajar en cajas cada día, para trabajar en cajas sin luz, ni aire, y vivir amontonados como hormigas cuando hay muchísimo espacio para vivir desplazándote. Y seguir haciendo esto cada día, durante toda la vida, para seguir siempre respirando el aire -y las personas- envenenadas que nos rodean.
curioso, hace un par de años me lei el libro " el peor viaje del mundo" que trata sobre la odisea de scott. la aventura que acaba bien se lleva la gloria, los vencedores pasan a la historia, pero en este caso la odisea del equipo de scott se merece tambien la gloria y haber pasado a la historia. hoy se cumplen cien años de la llegada de scoot al polo sur, ¿que sintieron con lo que llevaban pasado llegar y ver la bandera de noruega?, epico, algo desmoralizador, para mi desde siempre fue un heroe, despues de leer el libro, un mito.
Arcentales, majete! informate mejor porque Roald Amundsen muere el 18 de junio de 1928!!!! en el Mar de Barents en una misión de rescate. La ocupación nazi de Noruega fue a partir del invierno de 1939-40, vamos que el fulano llevaba muerto 12 años!!! Que conste que tb soy más de Scott aunque sea sólo por su sentido de camaraderia y honor.
Saludos. Quizás le interese a alguno de ustedes esta referencia: "The Lost Men. The Harrowing Saga of Shackleton's Ross Sea Party", 2006, de la historiadora británica Kelly Tyler-Lewis. Acabo justamente de leerlo, hace tan solo un par de días y, desde los trabajos de Roland Huntford, nada me había hecho disfrutar tanto. Y si lo comento es porque... en el posicionamiento Amundsen-Scott, definitivamente me inclino más por Shackleton...
Hola Paco, en Febrero de 2003 mi mujer y yo hicimos ese mismo viaje y todavía me emociono cuando lo recuerdo. Es ese tipo de viaje que te hace sentir pequeño, vulnerable y libre a la vez. Deseo que disfrutases tanto como nosotros de una naturaleza tan bella como agreste. El primer día que desembarcamos hacía una mañana soleada preciosa; y a la vuelta de la caminata (no más de tres horas) se levantó un viento de unos 120 Km. por hora que casi no nos deja llegar al barco. Esa es una de sus bellezas.
Se me olvidaba Paco, nosotros fuimos con el Explorer, que seguro que recordarás que se hundió cerca de la Península Antártica en un viaje hace muy pocos años.
A ver, Zaida, céntrate. Hace 100 años en el mundo se podía vivir de una manera holgada, en cuanto al espacio. La gente no vivía en esas cajas que tanto te molestan. Y sí, en aquel momento era una rabieta, un capricho absurdo. Ya conocía las vicisitudes del viaje de Scott, para mí el primero en alcanzar el polo Sur, y me importa muy poco el noruego. Los escandinavos me caen fatal y el carácter del tipo este no era ninguna excepción, son todos egocéntricos, egoístas, listillos y fríos. ¡Qué les den! ¡Viva Scott!
Me gustaría resaltar el respeto, la profesionalidad y el empeño pedagógico de las personas que realizan estos viajes (en su mayoría biólogos y científicos) para transmitir la necesidad de conservar sin alterar estos parajes. Es mucho más fácil aprender a respetar algo cuando lo conoces y ves su fragilidad. En el 2006 mi mujer y yo fuimos a ver gorilas en libertad en la selva impenetrable de Uganda. Gracias a los turistas, los nativos han entendido que les es mas rentable ayudar a visitar a estos bellos animales a otras personas que matarlos para hacer un cenicero con sus manos.
Paco, estoy contigo, también soy más de Scott por su talla humana y por buscar no sólo un reconocimiento personal con la expedición sino también un avance para la Ciencia. Tal vez, si hubiera caminado más rápido en vez de detenerse a recoger tantas muestras..., si hubiera abusado de los animales hasta la extenuación... Necesitamos recuperar el compromiso de los pioneros.

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