Hadi Partovi: “Muchas de las habilidades que enseñan las escuelas de hoy son habilidades del pasado”
El CEO de CODE.org habla de la necesidad de repensar el currículum educativo para que la programación y la informática formen parte de la formación básica de los alumnos
De la misma manera que no es necesario ser electricista para entender cómo funciona una bombilla, tampoco hace falta convertirse en ingeniero informático para desarrollar unas nociones básicas en programación e informática que se antojan imprescindibles en un mundo cada vez más digitalizado. Hadi Partovi (Teherán, Irán, 1972), fundador y CEO de CODE.org, no alberga duda alguna: es necesario que las escuelas dejen atrás las habilidades ya anticuadas que hoy se solucionan con un móvil, que redefinan el currículo y que se esfuercen por dotar a los alumnos de las competencias que les exigirá mañana el mercado de trabajo. Aprovechando su reciente visita a España para participar en el Tour del Talento organizado por la Fundación Princesa de Girona, EL PAÍS conversa con él sobre la importancia de la educación tecnológica y del papel que CODE.org juega en más de 180 países en todo el mundo.
Pregunta. ¿Qué empujó a Hadi Partovi y a su hermano a fundar CODE en 2013? ¿Sigue hoy teniendo motivación suficiente?
Respuesta. Para entender por qué creé CODE hay que volver la mirada hacia el pasado. Yo me formé por mi cuenta o con mis padres: mi madre era informática, mi padre era físico y yo aprendí a programar mientras vivía en Irán durante la guerra Irán-Irak. Como niño, aquel era un lugar terrible para crecer, y programar a una edad tan temprana fue mi manera de escapar de una vida en medio de la guerra. Y cuando nos mudamos a los Estados Unidos, como familia de emigrantes, teníamos muy poco dinero, y ello me dio la oportunidad de construir una carrera y obtener prosperidad económica.
Todo ello me hizo darme cuenta de que la mayoría de los estudiantes no tienen unos padres como los míos, que les expongan a este tipo de conocimientos. Porque en la escuela aprendemos Matemáticas, Biología, Química, Historia... pero nadie tiene las ciencias informáticas como parte de su rutina escolar diaria, y por eso son muy pocos los estudiantes que disfrutan sus beneficios. Así que me propuse democratizar el acceso para que cualquier alumno tuviera la posibilidad de aprenderlo.
P. ¿Por qué es tan importante que los niños de Primaria y Secundaria aprendan programación e informática? Al fin y al cabo, no todos se convertirán en ingenieros informáticos...
R. Imagina que las escuelas no tuvieran currículum. No diríamos: “No enseñemos Historia; dejémosla solo para los niños que quieran ser historiadores. Y tampoco Matemáticas ni Biología; reservémoslas para quienes deseen ser matemáticos o biólogos. El propósito de la escuela es dotar a los estudiantes de una educación completa que les permita entender cómo funciona el mundo. Y en el siglo XXI, esto es imposible si no sabes cómo el software está transformándolo. Todos aprendemos cómo la electricidad enciende una bombilla sin convertirnos en electricistas, ¿no? Pero con las ciencias informáticas, la mayoría no tiene ni idea. Y esto es importante independientemente del campo: el futuro de la medicina está cambiando radicalmente gracias a la tecnología; si quieres convertirte en agricultor, el futuro está en tractores autónomos o aprendizaje automático que usa visión computerizada para examinar las plantas y decidir cómo tratarlas. No hay campo que no esté siendo transformado por la tecnología.
P. ¿Aprender programación aporta algún otro tipo de beneficios?
R. Sí, y esto es también muy importante. Cuando nosotros íbamos a la escuela, sin toda la información disponible a un solo click en Internet, nos basábamos mucho en la memorización. El problema es que muchas de las habilidades que las escuelas enseñan hoy son habilidades del pasado, para situaciones que hoy solventamos con nuestros teléfonos, y confiamos en Google cuando tenemos que buscar información. Las escuelas deberían estar enseñando creatividad, colaboración, resolución de problemas, gestión de proyectos... Estas son las habilidades que las personas necesitan en sus puestos de trabajo, y aun así, el currículum no las enseña. Las ciencias informáticas están naturalmente orientadas hacia los proyectos, así que sirve para enseñar estas habilidades de una forma que no sería posible en asignaturas como Matemáticas.
P. ¿Qué consecuencias negativas puede tener el no adquirir estas habilidades?
R. Ya vemos las consecuencias en la sociedad actual. La gente se queja de la desigualdad salarial, pero esto no debería sorprender cuando solo el 1 % de las personas están aprendiendo las habilidades que dan acceso a los empleos con salarios más altos. Muchos se preocupan por el poder del sector Big Tech, pero nos encontramos cómodos con un sistema educativo que deja al 99 % en la inopia respecto a cómo crear tecnología. Así que las consecuencias a las que nos enfrentamos hoy son la desigualdad de género, la desigualdad salarial y el surgimiento de máquinas con entornos políticos que ni siquiera saben cómo lidiar con estos avances tecnológicos. Parte de los beneficios de enseñar informática como parte de la educación básica es que los futuros abogados y los futuros votantes sepan cómo funciona la tecnología, y sepamos regular aspectos como el aprendizaje automático o el futuro de las comunicaciones.
P. ¿Cuál es el objetivo de CODE.org?
R. Nuestro principal objetivo es que cada escuela enseñe ciencias informáticas de la misma manera en que enseñan a leer y escribir, Matemáticas, Ciencias e Historia; que sea parte del currículum básico. El sistema educativo es una industria global de 10 trillones de dólares, y nosotros somos un grupo muy, muy pequeño. Pero una de las principales cosas que hacemos es defender un cambio de currículum; decirle al mundo que deberíamos repensar el por qué mandamos a los niños a la escuela, qué queremos que aprendan y qué significa ser un ciudadano educado en el siglo XXI.
La otra parte principal de nuestro trabajo es crear el equivalente al libro de texto, porque para aprender informática no necesitas un libro, sino software, y CODE.org proporciona programas online gratuitos para que cualquier escuela pueda enseñarlo en cualquier ordenador equipado con un navegador web. CODE es el primer medio que usan las escuelas para enseñar ciencias informáticas, porque es gratis, nadie tiene que pagar por ese servicio. Ahora hay 70 millones de estudiantes aprendiendo en nuestra plataforma, y dos millones de aulas han usado CODE.org con fines educativos. Somos una de las plataformas educativas con un crecimiento más rápido porque apoyamos a las escuelas que comparten esta visión. Y CODE es más que programación, porque incluye ciencia de datos, aprendizaje automático, networking y ciberseguridad, además de los impactos éticos y sociales de lo que significa la ciudadanía digital en el mundo actual.
P. ¿A partir de qué edad se puede empezar a aprender programación e informática?
R. Te sorprendería todo lo que puede aprender un alumno ya en primero o segundo de Primaria, incluso antes de aprender a leer. En ese momento, todo lo que hacen es arrastrar y mover flechas y formas con un significado que luego ellos pueden usar para crear una bonita composición artística o hacer que un robot se mueva por un laberinto. En los primeros años, también pueden aprender qué significa estar online, cómo protegerte y qué deberías hacer para mantenerte seguro. Para cuando están en cuarto o quinto, ya pueden hacer aplicaciones o juegos sencillos. Y realmente es increíble todo lo que pueden aprender con solo 10 o 11 años.
P. Solo en los Estados Unidos, unos 34 millones de estudiantes ya están aprendiendo ciencias informáticas a través de CODE.org, y desde el principio ha sido una iniciativa muy bien recibida por líderes de todo el espectro político. En España, no ha sido diferente. ¿Qué tiene CODE que pone de acuerdo a gente con miradas tan opuestas?
R. Lo mejor del trabajo que hacemos es que no es para nada controvertido, en un momento donde la política mundial está especialmente dividida; la gente ve problemas, pero no soluciones, y esto ofrece precisamente una solución y un camino hacia delante (preparar a los estudiantes para el futuro) con el que nadie está en desacuerdo. Y tampoco nadie se opone a ayudar a los docentes a que aprendan nuevas habilidades ni a la igualdad de oportunidades. Si hablas de aumentar los impuestos, inmediatamente la gente se opone. Pero hablamos de ayudar a los niños, a los negocios y a la economía, así que da igual si eres conservador o progresista, porque esto va a encajar igual. En un contexto de división política, la sociedad demanda soluciones, los políticos tiene algo que mostrar como un éxito y es hora de repensar el currículum.
P. ¿Aprender programación e informática es entretenido o aburrido?
R. Cuando yo aprendí a programar, la forma de enseñar era aburrida. Todo era sobre matemáticas, como, por ejemplo, escribir la secuencia de números de Fibonacci. Si te encantan las mates, es fantástico, pero no le sucede a todo el mundo. A algunos les gusta la música, a otros el arte, a otros el baile... Cuando yo estaba aprendiendo por mi cuenta, la emoción venía cuando usaba la programación para crear música o arte, y por eso en CODE intentamos que las ciencias informáticas impliquen todo aquello que apasiona a la gente. Una de nuestras actividades más populares se llama Dance Party [fiesta de baile], donde escoges una canción conocida y entonces programas la coreografía que va con ella; codificas los movimientos de baile y lo que debería suceder, controlas los bailarines en la pantalla según las instrucciones que contenga tu programación. Y lo que sucede cuando haces esto es que, inevitablemente, la gente también quiere bailar en el mundo real.
El motivo por el que esto es divertido es porque la escuela es aburrida, y cualquier padre o profesor tiene un problema con esto. Los niños llegan a casa y dicen: “¿Por qué estamos aprendiendo esto y aquello?”. No quieren aprender algunas cosas porque no perciben de qué manera les es útil. Por el contrario, las ciencias informáticas son divertidas, y los estudiantes no preguntan por qué lo están aprendiendo; sabes exactamente cómo se conecta con el mundo real porque viven en un mundo digital. La manera en que CODE enseña les atrapa, es divertida y creativa porque combina música, baile y creatividad, haciendo apps y otras cosas que realmente destacan cuando las comparas con el aburrimiento habitual de sumar, restar y memorizar, que es lo que se hace en muchas de nuestras escuelas.
P. ¿Cómo funciona la metodología de CODE?
R. Lo primero es que, cuando la gente se imagina lo que es la programación, piensan en un tecleo sin fin, en colocar los paréntesis en el sitio adecuado y en memorizar un montón de códigos secretos. Pero la mayoría de la programación en CODE.org tiene que ver con arrastrar y soltar comandos; se trata más de aprender los conceptos y de asimilar que, para construir algo complejo, tienes que dividir tu problema en partes más pequeñas e ir paso a paso. Y el rol del profesor no es dar una lección magistral que los alumnos tengan que escribir y memorizar, sino actuar más bien como un entrenador que aprende junto a sus alumnos, y lo que van haciendo es arrastrar y soltar bloques y crear cosas. Es muy visual, y hemos conseguido que la experiencia de aprendizaje se perciba más como un juego o como una aventura creativa.
P. Con La hora del código, su iniciativa, están presentes en más de 180 países de todo el mundo. ¿En qué consiste?
R. La hora del código, para nosotros, es como el Día de la Tierra. En ese día, todo el mundo celebra que solo tenemos un planeta y que necesitamos cuidarlo, y llevan a cabo pequeños actos para recordarnos lo importante que es proteger el planeta. Una hora no es suficiente para aprender cómo ser un informático, pero sí para reivindicar que esta es una materia real que no se está enseñando en las escuelas, y es suficiente para romper con los estereotipos. El mayor desafío no es que la gente no se dé cuenta de que la tecnología es el futuro; todo el mundo lo sabe. El desafío es que no saben que mi hija de ocho años puedo hacerlo, que va a ser realmente buena en eso y que va a querer seguir haciéndolo. Nadie se imagina que sus hijos puedan hacerlo, o que en una clase con niños de entornos humildes, niños de solo nueve años pueden empezar a manejar la tecnología. Y una hora es suficiente para enseñar todo eso. Es la mejor forma de romper los estereotipos.
P. En 2021, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, introdujo un nuevo plan para potenciar la digitalización de la sociedad, que incluía introducir la programación en Primaria y Secundaria. Pero en un país donde las competencias educativas dependen de las comunidades autónomas, ¿qué labor puede hacerse y qué se ha conseguido hasta ahora?
R. Hay que recordar que CODE se está usando ya, incluso si las comunidades no cambian nada o pasan una determinada ley. Se va expandiendo por el boca a boca, y los profesores ya lo han empezado a usar. Globalmente, La hora del código no está en 180 países porque se haya aprobado ninguna ley. Pero se consigue un impacto mucho mayor formando a los profesores. Gracias a la colaboración con la Fundación Princesa de Girona, hemos formado a nuevos profesores en cómo enseñar ciencias informáticas y empezar a introducirlo en las aulas. Cuando los profesores reciben esa formación y observan cómo reaccionan los alumnos, acaba siendo una parte habitual de su práctica educativa. El nivel de compromiso, de resolución de problemas y de motivación por parte de los estudiantes es tan alto que los docentes quieren continuar enseñándolo. Hemos formado a varios miles de profesores junto con la fundación, y aunque no es suficiente para educar a todo el país, es un buen comienzo.
P. ¿Qué expectativas tiene respecto al futuro de estas enseñanzas en España?
R. La última vez que estuve aquí hablé tanto con el líder de la oposición como con la ministra de Educación. Ambos dijeron que querían trabajar juntos en una nueva legislación que haga que la programación y la informática sean parte del currículum en todas las escuelas. Así que espero que suceda.
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