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El reto de no dejar a nadie atrás

Mapfre ha convertido la inclusión de las personas con discapacidad en un oportunidad para poner en valor su talento y demostrar la rentabilidad que ofrecen las empresas cuando apuestan por este colectivo

Invertir en capital humano sin hacer distinciones es un principio que diferencia a las empresas comprometidas con la sociedad.

Ignacio y Alberto forman un buen equipo. En los meses que llevan trabajando juntos en el área de inversiones y análisis financiero de Mapfre, en Majadahonda, Ignacio ha llegado a apreciar “la experiencia y conocimiento” de su colega y el tiempo que dedica a explicarle fórmulas y gráficos que a él le resultan “imposibles” de comprender sin que se los “traduzcan” a su lenguaje. Alberto ha encontrado en Ignacio a un profesional “responsable, con una enorme capacidad para asumir retos y una manera distinta, muy personal, de entender el mundo de las finanzas”. También ha descubierto que su compañero, además de un gran conversador, es hombre de múltiples inquietudes, que edita su propio blog de gastronomía y ha escrito un libro sobre quesos.

Si Ignacio necesita ayuda con gráficos y fórmulas es porque tiene una discapacidad visual que le impide leerlas e interpretarlas por sí mismo, Necesita que alguien se las traduzca a palabras. Y esa rutina cotidiana de transformar dignos y abstracciones matemáticas en frases con sentido resulta enriquecedora tanto para Ignacio como para Alberto, que han desarrollado ya un lenguaje común para hablar de finanzas. Ignacio es un gran intuitivo que piensa y analiza “de manera distinta”. Las suyas son cualidades muy útiles en un mundo tan complejo como el del análisis financiero, “en el que hay que procesar muchos datos, pero no de manera mecánica, sino con un alto grado de reflexión y comprensión cualitativa”, según explica Alberto.

Capacidades diversas

Si algo demuestra la presencia de Ignacio en el equipo de Alberto es que “las personas con discapacidad pueden ser muy capaces”. Mapfre lleva años “fomentando la inclusión y el respeto por la diversidad” en su política de contrataciones, según explica Anastasia de las Peñas, Directora Corporativa de Experiencia de Empleado de la compañía. Se trata de un compromiso muy firme, “porque las empresas no solo deben generar riqueza material, sino también ética”.

Fomentar la inclusión y el respeto de la diversidad para generar no solo riqueza material sino ética es un compromiso que Mapfre ha adquirido históricamente

Además, tal y como ha demostrado la experiencia, la inclusión y la diversidad pueden resultar muy rentables: “Nos hacen ser más competitivos, más innovadores y nos permiten aprovechar mejor el talento de cada uno de nuestros empleados, que acaban siendo mucho más productivos cuando sienten que forman parte de una organización que respeta a las personas y ofrece una verdadera igualdad de oportunidades”. A través de su plan de sostenibilidad, que agrupa más de 30 objetivos y líneas de acción, principalmente de temas sociales y de medio ambiente, Mapfre ha alcanzado ya el objetivo de que el 3% de su plantilla mundial sean personas con discapacidad, compromiso que pasa por seguir incrementando ese porcentaje, porque “el reto es no dejar a nadie atrás”.

Rentabilidad con compromiso

Alberto, el hombre que traduce gráficos al lenguaje común para compartirlos con su compañero Ignacio, se apellida Matellán y es Economista Jefe del Área de Inversiones. Su compromiso con la diversidad viene de lejos y le toca muy de cerca: tiene una hija con un trastorno genético. Tal y como nos explica, “la mayoría de padres de personas con discapacidad sienten la urgencia de involucrarse de alguna manera, practican algún tipo de activismo, participan en campañas solidarias…”. Su personal contribución fue lanzar un fondo piloto de inversiones solidarias, bautizado como Mapfre AM Inclusión Responsable, que hoy forma parte de la oferta financiera de Mapfre. Un producto financiero para los que se toman la diversidad de capacidades muy en serio.

Productos financieros como Mapfre Inclusión responsable apoyan las iniciativas solidarias.

“Es un proyecto en el que empecé a trabajar poco después de incorporarme a la empresa, en 2017″, cuenta Matellán. “En esencia, propuse a la empresa que identificásemos a las compañías internacionales más comprometidas con la discapacidad y que ofreciésemos a nuestros clientes la oportunidad de invertir en ellas”. Para ello, desarrollaron una metodología muy concienzuda: “Partiendo de un listado con las 600 compañías europeas de mayor liquidez, analizamos sus políticas de inclusión teniendo en cuenta siete criterios básicos y más de 40 variables”. El equipo de analistas que Mapfre tiene en París, especializado en sostenibilidad y acción social, “procesó toda la información que fuimos capaces de reunir sobre esos planes corporativos de fomento a la diversidad, identificó a las empresas que mejor cumplían con nuestros requisitos y solicitó entrevistas en profundidad con sus responsables para comprobar de primera mano cómo funcionaban esos programas”.

De ahí salió un auténtico mapa del compromiso corporativo con la inclusión, la lista de las compañías que más en serio se están tomando ahora mismo esta actividad social transformadora: “Descartamos a las que tienen planes genéricos o muy poco desarrollados. En especial, a las que contratan a personas con discapacidad solo para captar subvenciones y luego no tienen planes internos de asistencia al empleado, no les acompañan en su proceso de adaptación al entorno laboral, crecimiento profesional y aprendizaje. El porcentaje total de discapacitados que hay en una plantilla no te cuenta toda la historia”, puntualiza.

Mapfre identifica a las compañías internacionales más comprometidas con la discapacidad

Las empresas que sí pasaron el corte son las que ahora están integradas en ese fondo de inversiones solidarias que ofrece Mapfre, “un producto con una rentabilidad por encima de la media del mercado, pero muy complejo de gestionar”. Pese a todo, según destaca Matellán, cumple con su principal función, que es “contribuir a construir un mundo más sostenibles. Es decir, que consigamos que sea más justo, más próspero, más diverso y más igual”.

Aprender enseñando

Alberto Matellán destaca lo útil que ha resultado la creación del fondo para que Mapfre refine sus propias políticas internas de compromiso con la discapacidad: “Nuestro departamento de recursos humanos ha tenido muy en cuenta las conclusiones del trabajo de campo realizado. Hay que profundizar en lo que ya estás haciendo bien y seguir aprendiendo de los mejores”. Algunos de los programas de los que han tenido conocimiento resultan francamente curiosos: “A mí me llamó mucho la atención el caso de una empresa británica de elaboración de perfumes que contrata un alto porcentaje de invidentes en su laboratorio con sede en la India”, cuenta Matellán. “Resulta que las personas con discapacidad visual tienen muy desarrollado el sentido del olfato y eso los convierte en idóneos para identificar y crear esencias. Que en un país con la rígida estructura social de la India una persona ciega pueda encontrar un trabajo digno me parece una excelente noticia”. También le parece destacable el caso de una cadena de cafeterías estadounidense que tiene un alto porcentaje de dependientes con síndrome de Down: “Nos mostraron un estudio interno que demuestra que estas personas, además de muy responsables, suelen ser cordiales, muy empáticas, y hacen que los clientes se sientan cómodos con ellas”. Otra prueba de lo útiles y lo capaces que son las personas con discapacidad.

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