José Manuel Campa dimite y dejará la Autoridad Bancaria Europea en enero
El ex secretario de Estado de Economía no terminaba su mandato hasta mayo de 2029
El presidente de Autoridad Bancaria Europea (EBA, por sus siglas en inglés), el español José Manuel Campa, abandonará su puesto al frente del supervisor europeo en febrero, según ha confirmado a este periódico una portavoz de la institución. La renuncia fue comunicada por Campa en la última reunión del Consejo de Supervisores de la EBA, y su salida, adelantada por la agencia Bloomberg, se producirá tres años antes de vencer su mandato, renovado hace poco más de un año, sin que por el momento hayan trascendido los motivos. “Por supuesto, la EBA está tomando todas las medidas adecuadas para garantizar una transición fluida hasta que se nombre a un nuevo presidente”, indica la organización, según la citada agencia.
José Manuel Campa (Oviedo, 60 años) es uno de los españoles con mayor responsabilidad a nivel europeo, y ocupa la presidencia de la EBA desde 2019. El año pasado su mandato fue prorrogado hasta mayo de 2029. Anteriormente, fue secretario de Estado de Economía, entre mayo de 2009 y diciembre de 2011, bajo el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero.
La EBA, con sede en París, coordina la regulación bancaria en Europa y desempeña un papel clave en la organización de los test de estrés de la banca, una herramienta clave para medir la capacidad de resistencia del sistema financiero. Son ejercicios bianuales realizados para los principales bancos europeos en los que se evalúa su capacidad para absorber shocks económicos o financieros. Estas pruebas han sido criticadas por la industria, para quien la regulación europea sobre la banca, establecida a raíz de la crisis de 2008, consume demasiados recursos de las entidades. Precisamente el organismo está trabajando en simplificar la regulación bancaria europea, unos trabajos que, según indicó Campa en una entrevista con Cinco Días en junio, se someterían a discusión este verano para empezar a concretarse en medidas en otoño. “Cuando sumas tantos requerimientos, si no miras el conjunto, puedes acabar con un pequeño monstruo”, indicó. La EBA también está trabajando en otras iniciativas sobre riesgo climático o transferencias de riesgo bancario.
De los resultados de los test de estrés dependen los requerimientos de capital que el BCE establece individualmente para cada banco anualmente, de modo que se garantice su capacidad para capear turbulencias. Un mal resultado puede traducirse en mayores exigencias regulatorias, lo que afecta directamente a la capacidad de las entidades para retribuir a sus accionistas o directivos. La última ronda de test de estrés se hizo pública hace poco más de un mes, a principios de agosto, y dejó un resultado positivo para la solvencia de la banca española, que tendría más capacidad que la competencia europea para soportar una contracción económica acompañada de subida del paro, caída de la vivienda y volatilidad financiera. En concreto, consumiría 180 puntos de capital, frente a los 304 de la media europea. Bankinter es la entidad más sólida (55 puntos), y el Sabadell, la más expuesta a este escenario de turbulencias. Pero 24 entidades tendrían un margen limitado para repartir dividendos, pagar bonus y lanzar recompras de acciones en caso de una crisis severa.