El mutualismo administrativo: imprescindible para el sistema

Muface es el modelo más exitoso de colaboración público-privada en el sector asistencial sanitario nacional

Entrada a un edificio de Muface en Avenida de Pablo Iglesias de Madrid.Ricardo Rubio (Europa Press)

La situación crítica de la licitación de Muface es la consecuencia más evidente de la trayectoria de marginalidad dentro del Sistema Nacional de Salud (SNS) que ha caracterizado el devenir de este modelo asistencial sanitario público, nacido en 1975. Desde el esfuerzo realizado por Julián García Vargas en los años 90 por garantizar su sostenibilidad, este modelo ha acumulado problemas nunca resueltos: de gobernanza (dependencia de tres ministerios), de coordinación (con el resto de las políticas sanitarias) y de infrafinanciación, con una diferencia negativa entre la financiación por persona d...

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La situación crítica de la licitación de Muface es la consecuencia más evidente de la trayectoria de marginalidad dentro del Sistema Nacional de Salud (SNS) que ha caracterizado el devenir de este modelo asistencial sanitario público, nacido en 1975. Desde el esfuerzo realizado por Julián García Vargas en los años 90 por garantizar su sostenibilidad, este modelo ha acumulado problemas nunca resueltos: de gobernanza (dependencia de tres ministerios), de coordinación (con el resto de las políticas sanitarias) y de infrafinanciación, con una diferencia negativa entre la financiación por persona del SNS y este modelo “público” que ha superado el 40% durante la mayor parte de su existencia. La suma de estos factores explica el abandono progresivo de muchas de las aseguradoras que han participado en los conciertos en esta larga historia.

De las tres mutualidades administrativas, Muface tiene el colectivo más numeroso y más envejecido por dos efectos: la congelación de las ofertas de empleo público durante las crisis económicas y el abandono obligatorio de beneficiarios jóvenes al alta en su primer empleo. El envejecimiento aumenta la aparición de patologías, la tendencia a la cronicidad y la frecuentación de los servicios, elevando los costes.

Además, tras la pandemia y la inestabilidad geopolítica, se han producido en el último concierto (2022-2024) aumentos no ordinarios de los costes, que se explican por el agravamiento de procesos insuficientemente atendidos durante el confinamiento y la postpandemia, y por el impacto de la inflación. Estos costes extraordinarios no han sido previstos ni compensados por la financiación del concierto, lo que ha aumentado su desequilibrio financiero.

Aun así, el mutualismo administrativo es el modelo más exitoso de colaboración público-privada en el sector asistencial sanitario nacional. Lo es, porque se articula sobre una modalidad aseguradora, la de asistencia sanitaria, desarrollada en España durante los 50 años de aislacionismo de nuestro país y cimentada en la labor de sus principales agentes aseguradores entonces (igualatorios médicos, médicos empresarios y otros agentes sanitarios locales), que basaron el aseguramiento en su experiencia profesional, la gestión de la prestación del servicio asistencial, a cambio de la prima. Se especializaron así en la gestión de la oferta de coberturas y servicios sanitarios y en el control de los costes asistenciales, lo que se convirtió en un factor idóneo para esta función de colaboración con la Administración, al ser entidades reguladas, con solvencia económica obligada y acreditada experiencia en la gestión de riesgos.

En esta modalidad aseguradora se han sustentado la solidez y fiabilidad de esta experiencia

En esta modalidad aseguradora se han sustentado la solidez y fiabilidad de esta experiencia. El Estado actúa aquí de regulador, financiador y garante de la equidad del servicio público, transfiriendo el riesgo de la variabilidad del gasto sanitario a las aseguradoras, cuya regulación y solvencia controlada directamente le garantiza continuidad del servicio y exactitud presupuestaria. Los conciertos recogen y regulan las condiciones a cumplir por las aseguradoras; las coberturas, que son, como mínimo, las establecidas en la cartera común del SNS; los procedimientos de acceso; las garantías de cumplimiento; y la oferta de servicios en todo el territorio nacional. Cada año, los mutualistas pueden elegir entre la oferta privada gestionada por las aseguradoras o el dispositivo de gestión pública directa del SNS. A lo largo de su existencia, más del 80% de los mutualistas han elegido la opción privada.

Por otro lado, el mutualismo es fundamental para la sanidad privada en gran parte del país. Sin él, mucha de la infraestructura privada existente estaría abocada a una profunda transformación, porque la demanda de aseguramiento o provisión privada directa no tiene el volumen suficiente para garantizar su sostenibilidad. Los servicios sanitarios públicos autonómicos que también se benefician de esta estructura de provisión privada para aliviar listas de espera, sin el concurso del mutualismo no tendrían esa opción.

Defender la continuidad de este modelo asistencial sanitario, que introduce criterios de gestión privada en servicios de financiación pública, que ha acreditado resiliencia, flexibilidad, eficiencia y una elevada aceptación y valoración entre los usuarios, que puede ser un elemento esencial de comparabilidad con la gestión del dispositivo público en los procesos de modernización que precisa el SNS, y que da trabajo a decenas de miles de profesionales, es parte de nuestro compromiso fundacional.

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