Iberpotash propone dejar de excavar galerías no planificadas tras el accidente que mató a tres geólogos en la mina de Súria
La empresa afirma que un informe interno descarta la relación causal entre los trabajos del turno de noche y el desprendimiento
Tras el accidente en la mina de Súria en la que murieron tres geólogos, la empresa Iberpotash propuso, como medida para mejorar la seguridad, dejar de excavar galerías no planificadas, tal como consta en el informe que figura en la investigación judicial, a la que ha accedido EL PAÍS. A Óscar Molina, Victoriano Pineda y Daniel Sánchez les cayó encima una losa de 1,9 toneladas en una zona en la que el...
Tras el accidente en la mina de Súria en la que murieron tres geólogos, la empresa Iberpotash propuso, como medida para mejorar la seguridad, dejar de excavar galerías no planificadas, tal como consta en el informe que figura en la investigación judicial, a la que ha accedido EL PAÍS. A Óscar Molina, Victoriano Pineda y Daniel Sánchez les cayó encima una losa de 1,9 toneladas en una zona en la que el turno de noche anterior había estado trabajando. El equipo del minador 30 tenía la tarea de abrir una galería planificada, y terminó antes de tiempo, con lo que acordaron con sus supervisores excavar un área en la pared que no estaba planificada. En la esquina entre la galería y esta “emboquille secundaria”, que en el argot minero se conoce como “bocado” o “pinchazo”, cayó una roca de 20 kilos a las 6.15 horas. El equipo decidió parar y, aunque dieron la alerta, esta no llegó a los trabajadores fallecidos. La empresa calificó el accidente de “imprevisible” y admitió errores de prevención y comunicación, pero asegura que estos no son la causa del siniestro. Con todo, propone dejar de excavar zonas no planificadas: “Este [emboquille] no debería haberse excavado”, apunta en el informe entregado al juez.
El informe de Iberpotash, que pertenece al grupo israelí ICL, indica que para establecer una relación causal entre la apertura de este emboquille secundario —que dejó uno de los pilares en 1,5 metros, la mitad de lo que marcan las normas de seguridad— y el desprendimiento que mató a los geólogos, hace falta un estudio geomecánico. “Por tanto, establecer o descartar esta línea causal queda pendiente de estudio”, apunta la empresa en el informe que entregó al juez. Pero un mes y medio después del suceso, la empresa expuso sus conclusiones a los medios de comunicación. En este encuentro, no explicó que se había abierto una galería no planificada, y afirmó que el “defecto en el techo” detectado por el turno de noche y el fallo de comunicación no eran la causa del desprendimiento posterior.
“No había ningún síntoma de que el techo iba a caer, a nuestro mejor entendimiento, conocimiento, historia y práctica de la empresa”, dijo en rueda de prensa el consejero delegado, Patricio Chacana. Fuentes de la empresa explican que una vez entregaron el informe al juez encargaron un estudio geomecánico interno que descarta esa relación causal, y que por este motivo lo expusieron así a los medios de comunicación. Este estudio interno no consta en el sumario, pero la empresa explica que ya lo ha entregado al juzgado.
La investigación judicial cuenta con tres informes. El de Mossos d’Esquadra, el de la Generalitat y el de Iberpotash, que coinciden en el relato de los hechos: los geólogos murieron hacia las 7.35 en una zona abierta por el equipo de excavación del turno de noche. Mientras abrían esa galería secundaria, cayó una roca —fuentes de la empresa explican que fue a seis metros del accidente, aunque la distancia no aparece en la causa— y el equipo retiró la máquina a un lugar seguro. Anotó la incidencia en el parte —”¡¡¡Ojo techo!!!”— y avisó a un superior. Pero la alerta nunca llegó a los tres geólogos, que accedieron al lugar sin saber lo que había pasado apenas una hora antes. Los informes también coinciden en que ese superior incumplió sus obligaciones al no activar medidas de seguridad para evitar el acceso a la zona ni alertar al turno siguiente.
Las discrepancias se centran sobre todo en las causas del accidente. Los Mossos apuntan como hipótesis principal a la galería secundaria, ya que el “bocado” dado por el minador fue más grande del que se autorizó verbalmente y uno de los pilares se quedó en 1,5 metros. “No se puede descartar que pudiese haber comprometido la estabilidad del techo en el lugar del accidente”, concluye el atestado.
La Subdirección General de Energía y Minas de la Generalitat, en cambio, afirma que “no se puede establecer una relación directa entre” entre la delgadez de los pilares o la caída de la primera roca, con el desprendimiento que acabó matando a los geólogos. Igual que la empresa, la Generalitat expone que la causa es que el bloque que cayó era de un material con baja resistencia y que no pudo soportar el propio peso. Su informe constata “incumplimientos” en las normas de seguridad y critica que los geólogos no tuviesen “conocimiento de las incidencias” ocurridas en el turno de noche, algo que viene motivado en parte por la disparidad de horarios a la que comienzan los turnos de los distintos trabajadores (operarios, topógrafos, geólogos, jefes de turno...), “La transmisión de información no está bien coordinada”, concluye.
Sin complementos de peligrosidad
La Generalitat apunta a esa idea de imprevisibilidad y añade que, en una actividad como la minera, “no se puede garantizar el riesgo cero”. Pone el acento en el papel de los geólogos. “Se consideran expertos y si se colocaron en ese punto fue porque no detectaron ninguna evidencia visible que indicase una posible caída de liso”. Pero sobre ello existen muchas dudas: solo Óscar era experimentado (tres años de antigüedad) y el único que podía conocer temas de seguridad al ser mecánico de rocas; Victoriano llevaba tres meses con un contrato eventual y Daniel, apenas 11 días con un convenio de prácticas con la UPC.
El informe de Minas señala que en los procedimientos de trabajo de la empresa se define “qué medidas de seguridad específicas han de seguir” en galerías que, como la del accidente, “aún no se encuentran evaluadas geotécnicamente y por lo tanto no están protegidas”. El documento que evalúa los riesgos del oficio del geólogo, al que también ha accedido este diario, constata que, “siempre que sea posible, [hay que] realizar los trabajos desde las zonas ya bulonadas [aseguradas con varas de hierro clavadas al techo]”, lo que es incompatible con la tarea de estos trabajadores de ir a los frentes de explotación para determinar la calidad de la roca y del mineral. En los contratos de los tres fallecidos no consta ningún complemento por peligrosidad.
El informe de Iberpotash sigue sosteniendo que la caída de la losa fue “imprevisible” pero incluye algunas propuestas de mejora significativas para evitar nuevos accidentes. La principal, dejar de excavar zonas no planificadas. Esta es una costumbre entre los mineros, que cuando acaban la tarea asignada piden a menudo abrir esas “emboquillas” para extraer más potasa. Su sueldo depende, en parte, de la productividad. “Independientemente de la influencia que pueda haber o no tenido este segundo emboquille en la formación y desprendimiento del liso, este no debería haberse excavado”, señalaba la empresa en el informe que consta en la investigación.
El juez de Manresa deberá dirimir las causas y responsabilidades en el accidente. La empresa, por ahora, apunta al vigilante de explotación, que ha declarado como testigo. Cuando recibió el aviso, no tomó medidas y consideró suficiente haber aparcado el minador (la máquina que va abriendo paso en la galería) de forma que bloqueaba el paso. “Un minador retrasado del frente no está establecido como medida de balizamiento y/o control de acceso a una zona de peligro”, señala el informe de Iberpotash, que recuerda el reglamento de seguridad de la mina: “En ningún caso debería abandonar las instalaciones sin comunicar al jefe de relevo un peligro detectado”.
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