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Ahorro a largo plazo: el día para empezar es hoy

Nunca es tarde para ahorrar. Darse un capricho, afrontar un contratiempo, parapetarse ante un período de crisis o tener la confianza de cumplir los objetivos de futuro es sencillo: existen productos y recursos financieros más que interesantes. Estas son las nueve razones de Ibercaja para invertir mejor que en el colchón o la baldosa. Razones de peso con la mirada puesta en el largo plazo, un concepto que no está tan lejos como parece

El primer paso para tomar el control de la situación financiera personal y familiar es dejar de consumir por encima de los ingresos, y llevar un control de los gastos para decidir si realmente son necesarios.Getty Images/iStockphoto

Desde bien pequeño, a instancias de sus padres o abuelos, el ser humano descubre la importancia de guardar unas monedas en la hucha. Ya de adolescente, escucha de esos mismos mayores una advertencia universal: ese sonoro “No te lo gastes todo”, al salir por la puerta. Y, de mayor, “el colchón para imprevistos” se convierte en una metáfora que todo el mundo interpreta, porque la palabra colchón significa confort, pero también es ese mullido objeto rectangular (rellenable) sobre la cama que durante siglos ha servido de ‘caja fuerte’. Las acepciones de la palabra “ahorro” tienen que ver con recuerdos, pero también con escenas cotidianas. Porque ahorrar es inherente al ser humano desde que hace planes, sea para tomar un helado, pasar dos semanas en la playa o reformar la casa. Hay un último escalón en la biografía: ser consciente de cuánto bajará su nivel de vida cuando cobre el último sueldo como trabajador y reciba su primera pensión.

Los imprevistos existen

Se aplica en todas las facetas de la vida: cuando surge un suceso inesperado se habla de “cisnes negros”. Pero la teoría de los cisnes negros tiene un origen épico. Cuando los exploradores occidentales llegaron a Australia, vieron por primera vez aves de ese color, algo totalmente inédito, porque, hasta entonces, solo se conocían las de color blanco. El economista Nassim Nicholas Taleb utilizó esta anécdota para ejemplificar todos esos fenómenos imprevistos, que normalmente traen consigo grandes consecuencias. Es aconsejable tener una partida de ahorro, para ese ‘por si acaso’. Ya sea por una situación de desempleo, por una avería del coche o para ayudar a un familiar que lo necesita.

La salud es lo primero

Por una vez, científicos e instituciones están de acuerdo: una situación financiera desfavorable está entre las causas que más afectan a la salud mental de los individuos. Lo refrenda un reciente informe Crisis económica y salud en España del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social. Problemas de peso, depresión y dificultad para conciliar el sueño son algunas de las consecuencias más reconocibles (y universales) en una situación de estrés. Una disciplina de ahorro permite enfocar la vida solo en lo verdaderamente importante.

Metas alcanzables

Hay una frase muy recurrente en el imaginario colectivo: “Con todo el dinero que llevas gastado, podrías haberte comprado un coche nuevo (o un piso, o un ordenador, según el caso)”. En este sentido, ahorrar es algo más que una costumbre para alcanzar las metas. Tanto si se pretende embarcarse en el viaje soñado como cambiar de vivienda o lanzarse a por un coche deportivo, planificar el ahorro permite acercar los anhelos vitales. Así, el día de mañana se podrá disponer de un complemento para la pensión, ayudar a los hijos en sus primeros pasos (estudiantiles o emprendedores) e incluso dejarles una herencia más sólida.

Tanto si se afronta el viaje soñado como un cambio de vivienda o la compra de un coche deportivo, planificar el ahorro permite acercarse los anhelos vitales.golubovy (Getty Images/iStockphoto)

Solventar las deudas, crucial

Antes de pensar en caprichos desorbitados, hacer frente a las deudas (reales o eventuales) constituye el motivo prioritario para ahorrar. Endeudarse es justo lo contrario al ahorro. Por eso, resulta fundamental tomar el control de la situación financiera personal y familiar. El primer paso es dejar de consumir por encima de los ingresos, y llevar un control de los gastos para decidir si realmente son necesarios.

Generar intereses

Todavía hay quien tiene los ahorros escondidos debajo de la cama. Y seguramente ignora que perderá poder adquisitivo al ritmo que crece la inflación. Cada año que pase, ese dinero valdrá menos. Por ejemplo, si en la baldosa se guardan 1.000€ y existe una inflación del 7,3%, se calcula que el poder adquisitivo se reducirá a 927€. Pero hay diferentes herramientas para que esos ahorros vayan produciendo intereses, poco a poco. Entre otras opciones, Ibercaja sugiere abrir un plan de pensiones, invertir en PIAS (siglas de Planes de Pensiones de Ahorro Sistemático) o SIALP (Seguro Individual de Ahorro a Largo Plazo) o los planes de capital asegurado.

Fiscalidad del ahorro

Existen formas de ahorrar dinero que traen bajo el brazo ventajas cuando llega el momento de hacer la declaración de la Renta. Los productos de ahorro tienen distintos beneficios fiscales que pueden cambiar y ⎯en ocasiones, mucho más de lo que se piensa⎯ el colchón real que se ha generado.

Los planes de pensiones representan un buen ejemplo, ya que premiten desgravar aportaciones de hasta 1.500 euros anuales. Si lo que se buscan son más ventajas fiscales (*) para el ahorro, se puede bucear en otro tipo de productos, como los seguros de ahorro. PIAS o SIALP son algunas de las siglas sobre las que conviene indagar si se quiere optar a beneficios palpables, como no tener que tributar por las ganancias que genere ese dinero.

Abrir un plan de pensiones, invertir en PIAS (siglas de Planes de Pensiones de Ahorro Sistemático) o SIALP (Seguro Individual de Ahorro a Largo Plazo) o los planes de capital asegurado son algunas de las sugerencias de Ibercaja

El nivel de vida en la jubilación

Muchas veces parece que queda lejos, pero hay que prepararse cuanto antes para el momento de la jubilación. Resulta clave pensar qué nivel de vida se querrá llevar cuando llegue el retiro. ¿Similar o superior al actual? Si la respuesta es sí, sobran los argumentos para ponerse en marcha. La pensión media de jubilación en España se sitúa en torno a los 1.258 euros mensuales, pero algunos organismos internacionales ya proyectan que habrá cambios en la pirámide de población que pueden afectar a la ‘hucha de las pensiones’.

Vivimos (y viviremos) más

La esperanza de vida ha aumentado en los últimos años, gracias a la mejoraen alimentación, los progresos de la medicina y la evolución de la tecnología. Pero esa longevidad tiene otra cara de la moneda. Hacer el cálculo de cuántos años transcurrirán fuera del mercado laboral desde la jubilación despeja muchas decisiones. Para la generación nacida en los años 80 la esperanza de vida media en el momento de nacimiento se situaba en los 68,9 años, en el caso de los hombres, y los 75,8 años, en el de las mujeres, según recoge el estudio Ageing Report 2021 de la Comisión Europea. Pero esa cifra ha seguido sumando años, y la expectativa es que continúe creciendo.

Es decir, el trabajador cada vez vivirá más años retirado de su actividad laboral, y se hará necesario buscar alternativas para el ahorro que garanticen el nivel de vida que proyecta para una ‘jubilación dorada’.

Pérdida de poder adquisitivo

“Que me quede como estoy”, reza (nunca mejor dicho) la voz popular. Para mantener el mismo nivel de vida o incluso mejorarlo cuando llegue el momento de la jubilación, se debe tener en cuenta la expectativa de cuánto cubrirá la pensión pública de las necesidades de gasto.

Un ejemplo. En 2019, el año anterior a la llegada del coronavirus, las pensiones públicas en España cubrían el 77% del último salario de los trabajadores, según el estudio Ageing Report de la Comisión Europea. Es decir, para empezar, ya había que contar con cierto ahorro con el fin de cubrir esa brecha que se producirá en el momento de la jubilación: tener un 23% menos de ‘sueldo’ todos los meses, a partir del momento en el que el trabajador decida retirarse. Las proyecciones de ese mismo estudio eran poco halagüeñas: el porcentaje que cubrirán las pensiones públicas cada vez será menor, y bajará incluso del umbral del 50% en las próximas décadas.


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