Patéticas rebajas fiscales ante Europa
Establecer unos impuestos justos, que contribuyan a modernizar la economía y reducir las desigualdades, es uno de los desafíos más serios en la UE
La carrera desenfrenada hacia la rebaja fiscal promovida por el Partido Popular y varios líderes autonómicos resulta bastante patética si se contempla desde los ojos de un contribuyente europeo. España es un país históricamente perceptor de importantes transferencias financieras desde la Unión. Entre 2021 y 2023 ha recibido o recibirá unas transferencias netas de 51.647 millones de euros de la Unión, según el proyecto de Presupuestos de 2023. Las subvenciones del fondo de recuperación Next Generation significarán unos 77.000 ...
La carrera desenfrenada hacia la rebaja fiscal promovida por el Partido Popular y varios líderes autonómicos resulta bastante patética si se contempla desde los ojos de un contribuyente europeo. España es un país históricamente perceptor de importantes transferencias financieras desde la Unión. Entre 2021 y 2023 ha recibido o recibirá unas transferencias netas de 51.647 millones de euros de la Unión, según el proyecto de Presupuestos de 2023. Las subvenciones del fondo de recuperación Next Generation significarán unos 77.000 millones de euros, el segundo país más beneficiado.
Los recursos europeos no caen del cielo. Proceden de las aportaciones de los países en proporción a su nivel de renta o del endeudamiento común que también será amortizado en función de la riqueza de cada Estado. Se da la circunstancia de que los países que más aportan como Alemania, Francia, Italia, Holanda, Suecia, Austria y Dinamarca son también los que sus contribuyentes soportan un mayor nivel de impuestos. El peso de los ingresos fiscales en relación con el volumen de su economía (Producto Interior Bruto) en Dinamarca es del 46,1%; en Francia del 45,4%; en Bélgica 43,1% y en Alemania del 38,3%, según la OCDE. Un esfuerzo fiscal claramente superior al de los españoles receptores netos, donde el peso de los impuestos en la economía es del 36,6%. En Europa con todas sus deficiencias funciona este tipo de solidaridad.
En este panorama resulta deplorable la trampa en que están cayendo algunos líderes autonómicos de todos los colores al apuntarse a las rebajas fiscales. Ciertamente la necesidad de establecer unos impuestos justos, que contribuyan a modernizar la economía y reducir las desigualdades, es uno de los desafíos más serios que tienen la Unión y cada unos de sus países.
En Europa, sin embargo, están pensando en otras cosas. El último informe sobre la fiscalidad en la UE (The Annual Report on Taxation, 2022) pone al descubierto unas preocupaciones más afinadas sobre la materia que van mucho más allá de la simpleza de subir o bajar impuestos. Una de las principales inquietudes es el desfase de la estructura fiscal para afrontar, el envejecimiento y el cambio climático. En Europa la recaudación de los impuestos laborales con las cotizaciones sociales representan más del 50% de los ingresos fiscales totales, mientras que los impuestos ambientales descendieron en 2020 y apenas suponen el 5,4% del total. En España estamos en el 4,7%.
El estudio apunta otros desafíos como la creciente evasión impositiva hacia hacia paraísos fiscales que en 2018 representó el 12% del PIB europeo. En el caso del IVA estima que el dinero perdido ascendió a 134.000 millones de euros en 2019.
Realmente España tiene una necesidad urgente de realizar una profunda reforma impositiva como ya puso de manifiesto el exhaustivo informe de los expertos encargado por el Gobierno que permanece aparcado. Hay que debatir sus propuestas y acercarse a los estándares fiscales europeos y no distraerse en debates que las impiden.