El fondo de rescate europeo propone poder dar liquidez ante crisis imprevistas
Los economistas del MEDE proponen dar un nuevo paso en la integración de la unión monetaria aunque con condiciones exigentes para su acceso
El fondo de rescate europeo, el llamado Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), quiere jugar un papel en la unión monetaria que salga de la revisión de las reglas fiscales, un debate ahora en marcha en la UE. Este jueves lanza una propuesta en la que ofrec...
El fondo de rescate europeo, el llamado Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), quiere jugar un papel en la unión monetaria que salga de la revisión de las reglas fiscales, un debate ahora en marcha en la UE. Este jueves lanza una propuesta en la que ofrece la creación de un fondo que preste liquidez barata a los países que integran la zona euro cuando les golpee una crisis exógena en la que poco o nada tengan que ver por su gestión previa de la política económica. Por decirlo con ejemplos recientes, se trata de una herramienta que podría afrontar las consecuencias económicas provocadas por situaciones como la actual, la guerra de Ucrania, o la sobrevenida hace dos años con la pandemia, según se deduce del documento preparado por economistas de este organismo al que ha tenido acceso EL PAÍS.
No es la primera vez que MEDE trata de jugar este papel. Nada más explotar la pandemia en 2020, todo indicaba que se iba a convertir en el instrumento de liquidez al que iban a recurrir los Estados miembros con poco margen fiscal. Llegó a rebajar las condiciones en las que concedía los préstamos a los países. Pero ningún Estado, con la memoria de la crisis financiera todavía fresca, quiso cargar con el estigma que podría suponer que se identificara ese préstamo con un rescate. Además, al final se crearon mecanismos extraordinarios que todavía están en marcha: el SURE, que financió los seguros nacionales de desempleo y las medidas de protección del empleo (ERTE), y el Fondo de Recuperación y Resiliencia.
Los economistas del órgano que preside el alemán Klaus Reggling presentan este fondo como “una herramienta para la estabilización fiscal de la zona euro”, que se hace necesaria porque hay “factores presionando con urgencia”. El primero sería “los niveles de deuda récord y los grandes estímulos monetarios de la última década que constriñen el margen de actuación fiscal en el conjunto de la Eurozona y han reducido las posibilidades fiscales de muchos Estados miembro”. Otro factor sería que “crecen las posibilidades de que en el futuro haya más sacudidas externas con consecuencias asimétricas” en los diferentes países, algo provocado por la guerra en Ucrania y el cambio climático.
Ante esta situación, el MEDE propone la creación de ese fondo que contaría con unos recursos equivalentes al 2% del PIB de la zona euro en 2019, unos 250.000 millones de euros, que podría prestar dinero hasta una cantidad similar al 4% del PIB del Estado que lo solicita. Esos créditos deberían devolverse en 10 años, contarían con un periodo de gracia de tres años y su precio es de apenas un 0,1% de margen para el organismo sobre los tipos de la línea, una comisión de apertura del 0,25% y una comisión anual del 0,005%.
¿Cuándo podría accederse a estos créditos y qué países podrían hacerlo? Los criterios que apunta el documento para solicitar esta liquidez empiezan por “un incremento significativo de la tasa de desempleo a corto” y la evaluación cualitativa de expertos que analicen otros indicadores para asegurarse de que no se trata de “una falsa alarma”. Pero esto no bastaría para tener el derecho de acudir a la ventanilla del MEDE, también se exigiría que los países solicitantes no estuvieran bajo un procedimiento de déficit excesivo ni con una señal de alerta por desequilibrios macroeconómicos. Según apuntan fuentes del organismo, se pretende que este mecanismo de estabilización responda solo ante crisis económicas sobrevenidas e imprevistas y no cuando llegan como consecuencia de las políticas económicas y fiscales aplicadas por los gobiernos.
Sin embargo, esta condición restringe mucho las opciones de que se pueda recurrir a esta herramienta. Es cierto que en estos momentos no hay ningún país con un procedimiento de déficit excesivo abierto, pero al mismo tiempo las reglas fiscales están suspendidas desde 2020 por la pandemia. Si la cláusula de escape -nombre oficial de esa suspensión- no estuviera activa, solo Luxemburgo, Estonia e Irlanda estarían en condiciones de solicitar liquidez, ya que tienen un déficit del 3% del PIB o menos y su deuda pública se sitúa por debajo.
En defensa de su propuesta, el MEDE señala que su opción podría desarrollarse con rapidez, a diferencia de otros planteamientos que han ido surgiendo. Y también destaca que ya disponen de esos 250.000 millones que reclama como tamaño máximo del fondo de liquidez. Esto evitaría cualquier tipo de coste “para los contribuyentes” y lo haría “particularmente atractivo para los países de la zona euro que es improbable que recurran a fondos de cualquier tipo de la herramienta de estabilización fiscal”.
Este documento que divulga el MEDE este jueves es el segundo que publica desde que la Comisión Europea abrió el debate para revisar las reglas fiscales de la UE. Antes de finales de año, un grupo de economistas vinculados a la entidad publicó un artículo en el que proponía elevar el límite de deuda pública del equivalente al 60% del PIB hasta el 100%. No obstante, aquel documento no estaba tan claramente apadrinado por los dirigentes de la institución como este, que tiene un prólogo firmado por el secretario general de la entidad, Nicola Giammarioli, y lo presenta como “una propuesta realista” y oportuna.
La carrera por suceder a Regling
La publicación de este artículo coincide con el lanzamiento de la carrera para suceder al alemán Klaus Regling al frente del MEDE. Este lunes se ha conocido el nombre de los cuatro candidatos que se han presentado para tomar el testigo el próximo octubre. Posiblemente, la candidatura que más destaca es la del italiano Marco Buti, que es un funcionario europeo de larga trayectoria en las instituciones de Bruselas, especialmente en la dirección general de Economía y Finanzas de la Comisión Europea, de la que llegó a ser director general. Buti es ahora el jefe de Gabinete del comisario de Economía, Paolo Gentiloni. Si todo esto refuerza su candidatura, en su contra está que su país, Italia, todavía no ha ratificado la última reforma del MEDE.
También se presenta el exministro de Finanzas de Portugal, Joao Leao, que dejó el Gobierno con la formación del nuevo Ejecutivo luso formado tras las elecciones de comienzos de año. Otro de sus competidores es otro exministro de Finanzas, en este caso el luxemburgués Pierre Gramegna, que salió del Ejecutivo en enero y ya intentó ser presidente del Eurogrupo cuando se eligió a Pascal Donohoe. El último aspirante es el antiguo secretario de Estado de Finanzas holandés, Menno Snel.