La marcha de Martínez Echavarría deja a Lasaga como el único de la vieja guardia en el consejo de El Corte Inglés
El veterano ejecutivo, de 83 años, continúa no obstante en la Fundación Ramón Areces, que controla la empresa
Se va, pero se queda. Carlos Martínez Echavarría, un histórico de la nómina directiva de El Corte Inglés (ECI) ha decidido dejar su puesto en el consejo de administración de la empresa, en el que llevaba 30 años. El exejecutivo ha enviado una carta a la presidenta, Marta Álvarez, en la que argumenta su salida por razones de edad, al haber superado ya los 83 años. No obstante, el octogenario ejecutivo se mantiene como patrón vitalicio en la Fundación Ramón Areces, principal accionista de los grandes almacenes con el 37,39% y centro neurálgico de las decisiones de la empresa presidida por Floren...
Se va, pero se queda. Carlos Martínez Echavarría, un histórico de la nómina directiva de El Corte Inglés (ECI) ha decidido dejar su puesto en el consejo de administración de la empresa, en el que llevaba 30 años. El exejecutivo ha enviado una carta a la presidenta, Marta Álvarez, en la que argumenta su salida por razones de edad, al haber superado ya los 83 años. No obstante, el octogenario ejecutivo se mantiene como patrón vitalicio en la Fundación Ramón Areces, principal accionista de los grandes almacenes con el 37,39% y centro neurálgico de las decisiones de la empresa presidida por Florencio Lasaga, otro veterano que, en este caso y con 86 años sí se mantiene en el máximo órgano de administración de la firma.
Ambos son coetáneos y paisanos (se les conoce como el clan de los navarros) y han sido hombres de máxima confianza de los presidentes Ramón Areces, Isidoro Álvarez y la actual presidenta, Marta Álvarez, que se apoyó en ellos para descabalgar a Dimas Gimeno del cargo. Gimeno se encontró con la oposición en el corto periodo de cuatro años que estuvo al frente. Entre otras cosas, no logró compartir la presidencia de ECI con la de la Fundación, como había ocurrido con sus antecesores. De ser así, habría dirigido la empresa según el plan de desarrollo que había trazado y que, entre otras actuaciones, supuso la llegada del inversor catarí Hamad Bin Jassin Al Thani. Pero ni las hermanas Álvarez Guil ni Lasaga y Echavarría cedieron a sus propósitos y solo tuvo el apoyo de Juan Hermoso, otro veterano que dejó la empresa y la fundación hace tres años, además de su tío César y José Antonio Álvarez, antiguo accionista de la casa. La solución fue que Lasaga asumiera la presidencia de la Fundación.
Martínez Echavarría fue alto directivo de ECI más de cuatro decenios y ha ocupado varios puestos de responsabilidad, entre ellos el de consejero delegado de Hipercor y el de la financiera del grupo. Accedió al consejo de administración en 1992 y posteriormente al patronato de la Fundación. En 2018 fue renovado para otros cinco años, periodo que ahora interrumpe con este abandono. Tras su marcha el consejo queda reducido a 10 personas (los estatutos fijan un mínimo de ocho y un máximo de 10): Marta Álvarez y su hermana Cristina Álvarez, Lasaga, Víctor del Pozo, Manuel Pizarro, Fernando Becker, Shahzdad Shahbaz (representante de Al Thani), Paloma García, Carlota Areces y José Ramón de Hoces, como secretario-consejero.
Además, fue el albacea de Isidoro Álvarez en la herencia de este, en la que repartió su patrimonio entre sus hijas, sus hermanos César y María Antonia, y su sobrino Dimas, tras la que las hermanas pasaron a tener el 69% de la sociedad IASA (22,5% de ECI) y los otros tres herederos, el 31%, lo que supone un 15% de ECI por un lado, y un 7,5%, por otro. A partir de aquí se produjo un conflicto que derivó en una demanda de los hermanos de Isidoro contra sus sobrinas en la que reclamaban la nulidad de la junta de IASA en la que se aprobó reducir el capital de 140 millones a 50.000 euros.
Por otro lado, María Antonia interpuso otra demanda en la que denunciaba que la donación de su hermano se redujo de los 10 millones que ponía inicialmente el testamento a cinco. Fuentes de su entorno, adujeron entonces que Martínez Echavarría aportó una carta del fallecido en la que reducía la cantidad y solucionaba el lío. Las demandas fueron ganadas por las hermanas.