Repsol perdió 2.484 millones hasta junio lastrada por la pandemia

La empresa tuvo un resultado neto ajustado, que mide el desempeño del negocio, de 189 millones

Trabajadores de Repsol en la sede de la empresa en Madrid.

Repsol acabó el primer semestre de 2020 con unas pérdidas de 2.484 millones de euros, derivadas de los efectos de la pandemia global, el derrumbe de los precios del crudo y del gas y la extraordinaria caída de la demanda. El resultado neto ajustado, que mide específicamente el desempeño de los negocios, fue de unos beneficios de 189 millones de euros. Ya el primer trimestre perdió 487 millones y el año pasado cerró con una cifra negativa de 3.819, en este caso derivada de ajustes realizados para sentar las bases de la nueva orientación estratégica de la compañía, que se ha marcado emisiones ce...

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Repsol acabó el primer semestre de 2020 con unas pérdidas de 2.484 millones de euros, derivadas de los efectos de la pandemia global, el derrumbe de los precios del crudo y del gas y la extraordinaria caída de la demanda. El resultado neto ajustado, que mide específicamente el desempeño de los negocios, fue de unos beneficios de 189 millones de euros. Ya el primer trimestre perdió 487 millones y el año pasado cerró con una cifra negativa de 3.819, en este caso derivada de ajustes realizados para sentar las bases de la nueva orientación estratégica de la compañía, que se ha marcado emisiones cero en 2050.

Según la empresa, el modelo de negocio integrado de Repsol, junto con su flexibilidad y resiliencia, fueron fundamentales para que en su conjunto los negocios obtuviesen ese resultado positivo, en un escenario de recesión mundial. Desde el inicio de la crisis sanitaria, la compañía ha mantenido en funcionamiento sus instalaciones y ha continuado desempeñando su papel de servicio esencial, garantizando suministros indispensables como la energía o las materias primas necesarias para la fabricación de productos sanitarios, como mascarillas, respiradores, jeringuillas, material quirúrgico...

La situación sin precedentes provocada por el coronavirus impactó en las cotizaciones del crudo y del gas de referencia internacional, que sufrieron grandes caídas, sobre todo durante el segundo trimestre, en el que la demanda mundial experimentó el mayor colapso de la historia. El crudo Brent registró entre abril y junio un descenso medio del 57%, mientras que el del West Texas Intermediate (WTI) fue del 53% respecto al mismo periodo del año anterior y con precios medios por debajo de los 30 dólares por barril. El gas reflejó también el difícil contexto, con una caída media semestral que rozó el 40% para el Henry Hub. Este desplome de los precios de las materias primas impactó en la valoración de los inventarios de Repsol, con un efecto negativo de 1.088 millones de euros. Además, ante esta caída y en un ejercicio de prudencia financiera, la compañía ha revisado sus hipótesis de precios futuros del crudo y del gas y ajustado el valor de activos de Upstream (exploración y producción), lo que se ha reflejado en unas pérdidas de 1.585 millones.

Resiliencia

El pasado 25 de marzo, tras analizar la situación macroeconómica y las condiciones excepcionales del entorno, el consejo de administración de Repsol aprobó un Plan de Resiliencia para 2020. La compañía ha aumentado su estimación inicial de reducción adicional de los gastos operativos hasta los 450 millones (desde 350 millones), el recorte de las inversiones, hasta los 1.100 millones y mantiene la optimización del capital circulante en cerca de 800 millones. Todo ello respecto de las métricas presupuestas a principio de año.

El citado Plan de Resiliencia incluye como objetivo que la deuda neta del grupo no se incremente en el ejercicio 2020, si bien, gracias a las medidas adoptadas, Repsol redujo su deuda neta en el último trimestre hasta los 3.987 millones, cerca de 500 millones menos de la de 31 de marzo. Con todo ello, la compañía dispone de una holgada liquidez, de 9.762 millones de euros, que cubre en 2,43 veces los vencimientos a corto plazo. Durante el primer semestre reforzó su posición financiera mediante cuatro emisiones de bonos que suman un total de 3.000 millones, de los que 1.500 millones corresponden a bonos perpetuos subordinados, que fortalecen el patrimonio del grupo, además de su liquidez. En todos los casos el mercado demostró su confianza en Repsol y la demanda superó con creces la oferta. También se incrementaron las líneas de crédito comprometidas y no utilizadas en 1.602 millones.

Caída en gasolineras

Todos los negocios de Repsol lograron un flujo de caja operativo positivo en los primeros seis meses de 2020. El negocio Comercial y Renovables obtuvo un resultado de 163 millones en el semestre, lastrado por el parón en la demanda. El confinamiento y las restricciones a la movilidad impuestas para combatir la covid-19 redujeron las ventas en la red de estaciones de servicio un 48% respecto al mismo periodo de 2019, coincidiendo en gran parte con el estado de alarma en España. Repsol respondió a las circunstancias y nuevas necesidades de sus clientes y usuarios poniendo en marcha opciones para hacer pedidos de productos de alimentación e higiene disponibles en gran parte de las tiendas de sus estaciones, que mantuvieron su actividad como servicio esencial.

En cuanto al resultado de Gas y Electricidad, fue superior gracias al mejor desempeño del negocio de generación y al incremento de la producción. Repsol siguió aumentando su número de clientes, que supera el millón, y apostando por alternativas punteras de autoconsumo, como Solify y Solmatch. En abril lanzó Solmatch, la primera gran comunidad solar de España. Se trata de un producto con el que se fomenta la generación distribuida, a partir de placas solares instaladas en los tejados de edificios a las se conectan hogares situados a un máximo de 500 metros. De esta manera, pueden disfrutar de energía local y 100% renovable.

Proyectos renovables Durante la primera mitad del año la compañía dio pasos significativos para aumentar su capacidad de generación renovable y seguir avanzando en su compromiso de alcanzar cero emisiones netas en 2050. En este sentido, en abril inició las obras de construcción de su primer parque fotovoltaico, denominado Kappa y ubicado en Ciudad Real, que dispondrá de una potencia total instalada de 126 megavatios (MW) y supondrá una inversión de 100 millones de euros. Kappa es uno de los siete proyectos renovables que Repsol está desarrollando en la Península Ibérica y el segundo en comenzar su construcción en España, tras el eólico Delta, ubicado entre Zaragoza y Teruel. Con una potencia total instalada de 335 MW y una inversión de 300 millones de euros, se estima que Delta entre en funcionamiento a finales de este año. En Aragón también se encuentra el último activo incorporado a la cartera de renovables de la compañía. Denominado Delta 2 y compuesto por 26 parques eólicos ubicados entre las provincias de Huesca, Zaragoza y Teruel, contará con una potencia total instalada de 859 MW. El tercer proyecto renovable que Repsol ha empezado a construir, ya en el mes de julio, es el fotovoltaico Valdesolar (Badajoz), con 264 MW y una inversión aproximada de 200 millones de euros. Las obras de esta planta renovable, que finalizarán en los primeros meses de 2021, supondrán una importante creación de empleo en la zona. En ellas trabajarán una media de 300 personas, con puntas que pueden superar el medio millar de empleados. La compañía ha reafirmado su apuesta por liderar la transición energética, incluso en el actual contexto de crisis, aspecto que también ha hecho tangible en el negocio Industrial con dos importantes proyectos de descarbonización, anunciados a mediados de junio. El primero de ellos es una de las mayores plantas del mundo de producción de combustibles sintéticos cero emisiones netas a partir de hidrógeno verde, generado con energía renovable.

El segundo consistirá en una planta de generación de gas a partir de residuos urbanos. Ambas iniciativas muestran la importancia de la neutralidad tecnológica a la hora de buscar proyectos relevantes para la descarbonización, y la capacidad de la industria española para liderar la recuperación económica y la lucha contra el cambio climático. El negocio de Upstream se vio penalizado, principalmente, por la extraordinaria caída de los precios del crudo y del gas, que llevaron a que registrase pérdidas de 51 millones. El área implantó medidas de reducciones de costes y redefinió planes de explotación de activos. Además, a la vista de la situación del mercado Repsol decidió disminuir la producción de algunos de estos activos, con lo que la media del semestre se situó en 675.000 barriles equivalentes de petróleo al día.

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