Fantasía para dos coroneles y una piscina

Narrativa. Parece mentira que la obra de Mário de Carvalho (Lisboa, 1944) continúe siendo casi desconocida en nuestro país, con la excepción de Un dios pasea en la brisa de la tarde (Seix Barral, 1998) y de este estupendo libro. Y parece mentira porque es, sin duda, autor de una de las obras literarias más sólidas e inteligentes de la literatura portuguesa contemporánea, con más de una veintena de títulos repartidos por novelas, cuentos, piezas teatrales y guiones cinematográficos. Fantasía para dos coroneles y una piscina (que recibió en 2003 el Premio Pen Club Portugal) es un d...

Narrativa. Parece mentira que la obra de Mário de Carvalho (Lisboa, 1944) continúe siendo casi desconocida en nuestro país, con la excepción de Un dios pasea en la brisa de la tarde (Seix Barral, 1998) y de este estupendo libro. Y parece mentira porque es, sin duda, autor de una de las obras literarias más sólidas e inteligentes de la literatura portuguesa contemporánea, con más de una veintena de títulos repartidos por novelas, cuentos, piezas teatrales y guiones cinematográficos. Fantasía para dos coroneles y una piscina (que recibió en 2003 el Premio Pen Club Portugal) es un derroche de talento narrativo que define a la perfección el estilo de su autor, que se mueve como pez en el agua en el terreno entre géneros. Por ello, el propio Mário de Carvalho califica esta novela (página 33) como "cronovelema", una nueva tradición de narrativa basada en el análisis crítico de la sociedad actual a través de las estrategias de la ironía y la parodia, convertidas en algo así como armas éticas con las que construir esta historia en la que se dan cita dos coroneles y sus mujeres, un hijo hippy y un joven zahorí y ajedrecista. Humor crítico, sí, que atraviesa una historia ambientada en un país "de charlatanería", en la que se mezclan crónica y novela gracias a una escritura de ritmo cinematográfico lúcidamente desconcertante. Un libro, en definitiva, para leer al trasluz, como se mira una radiografía, con una sonrisa en los labios y un nudo en el corazón. Muy recomendable.