Reportaje:

Mi cerebro y otras cosas

Los grandes avances científicos propician una neuroética y una neuropolítica que Adela Cortina desentraña en su último libro

¿Se pueden conocer cuáles son las bases cerebrales de la conducta moral? ¿Es posible saber cuál es la mejor organización política en función de esas bases? ¿Hay un comportamiento ético universal impreso en el cerebro humano? Los notables adelantos en la investigación de las neurociencias a partir de los años noventa del pasado siglo han comportado una serie de problemas éticos al mismo tiempo que han abierto nuevas vías de pensamiento social y científico.

"Yo soy mi cerebro", afirman aquellos, sobre todo neurocientíficos, que encuentran en el interior de la cabeza la luz que lo explica ...

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¿Se pueden conocer cuáles son las bases cerebrales de la conducta moral? ¿Es posible saber cuál es la mejor organización política en función de esas bases? ¿Hay un comportamiento ético universal impreso en el cerebro humano? Los notables adelantos en la investigación de las neurociencias a partir de los años noventa del pasado siglo han comportado una serie de problemas éticos al mismo tiempo que han abierto nuevas vías de pensamiento social y científico.

"Yo soy mi cerebro", afirman aquellos, sobre todo neurocientíficos, que encuentran en el interior de la cabeza la luz que lo explica todo. Una luz que guía nuestro proceder y nuestra existencia. Adela Cortina no se ha dejado cegar por los brillantes descubrimientos, si bien ha visto un fructífero y muy interesante campo de estudio y de debate. En su opinión, "nacemos con un 30% del cerebro ya hecho, pero el resto, la mayor parte, lo vamos formando con la cultura", explica minutos antes de presentar en Valencia su último libro, Neuroética y neuropolítica. Sugerencias para la educación moral (editorial Tecnos). La cita de Kant que abre el ensayo sintetiza su posicionamiento: "El hombre llega a serlo por la educación, es lo que la educación le hace ser".

¿Es posible conocer las bases cerebrales de la conducta moral?
"Dar y recibir. La gente busca amigos hasta en el infierno"

Cortina señala que hay una estructura moral en el cerebro: "Dar y recibir. La gente busca amigos hasta en el infierno". Ahora bien, se tiende "a dar a los que más me pueden dar", lo que produce "excluidos", incide la catedrática de Ética de la Universitat de València.

Una concurrida sala del Col·legi Major Rector Peset acogió ayer la presentación del libro, organizada por la Fundación Etnor (Etica para los negocios) y por la editorial. Contó con la participación del rector, Esteban Morcillo, y del catedrático de Psicología de la Universidad a Distancia de Madrid Heliodoro Carpintero.

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Las dos primeras partes del ensayo presentan el objeto de debate desde el punto de vista de la neuroética y de la neuropolítica, reflexionando sobre los aspectos más polémicos o estimulantes. La tercera aborda la "indeclinable libertad y el reto del determinismo neurocientífico" formulándose preguntas del tipo: ¿La voluntad libre es una ilusión? La última habla de la educación moral y plantea una serie de sugerencias para "educar en ciudadanía, contando con el cerebro".

¿Y cómo se explica el comportamiento electoral de la ciudadanía? "Por el neuromarketing electoral", contesta. En los llamados marcos cerebrales son más importantes los valores que los hechos en sí mismos, aunque estos relaten comportamientos nada éticos como la corrupción. "La gente, al final, vota por los valores con los que sintoniza, no por los hechos, lo que explica la conducta electoral", agrega.

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