El FMI ofrece más líneas de liquidez para evitar el contagio de la crisis

España podría pedir hasta 46.500 millones de euros durante dos años

"Romper las cadenas de contagio de la crisis". Con ese objetivo, el Fondo Monetario Internacional anunció ayer que refuerza su mecanismo de inyección de liquidez, incrementando la flexibilidad y el alcance de los préstamos que concede a los países que solicitan su asistencia financiera. No es el bazuca que esperaba Wall Street pero es un paso más para dar estabilidad al sistema. Los mercados saludaron la iniciativa con una ligera apreciación del euro: Europa, epicentro de la crisis, es el destinatario natural de las nuevas líneas de financiación.

El Fondo cumple así el mandato del G-20,...

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"Romper las cadenas de contagio de la crisis". Con ese objetivo, el Fondo Monetario Internacional anunció ayer que refuerza su mecanismo de inyección de liquidez, incrementando la flexibilidad y el alcance de los préstamos que concede a los países que solicitan su asistencia financiera. No es el bazuca que esperaba Wall Street pero es un paso más para dar estabilidad al sistema. Los mercados saludaron la iniciativa con una ligera apreciación del euro: Europa, epicentro de la crisis, es el destinatario natural de las nuevas líneas de financiación.

El Fondo cumple así el mandato del G-20, que en su última cumbre (en Cannes, a principios de mes) le urgió a acelerar el debate sobre como aumentar la financiación a países en problemas. El mecanismo no es nuevo: reconvierte la línea de crédito preventivo que alumbró al principio de la crisis por una línea de liquidez. La diferencia esencial es que se puede utilizar a plazos mucho más cortos (seis meses). Y, también, que se amplían los motivos que justifican la financiación: ahora será posible pedir dinero por las circunstancias actuales, no solo para prevenir problemas futuros. Y se podrá argumentar que los problemas de liquidez se deben "al impacto de las tensiones económicas en el ámbito regional o mundial", una definición que encaja con la crisis de deuda pública en media Europa.

La nueva modalidad de crédito estará condicionada a hacer reformas
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La nueva ventanilla de liquidez está condicionada por la cuota de cada país en el FMI. En el caso de España, su aportación actual es 4.025 millones de derechos especiales de giro (la moneda de reserva del Fondo), lo que equivale a 4.650 millones de euros. El nuevo préstamo a seis meses podría ser por un máximo de cinco veces la cuota del país que acuda a la ventanilla de liquidez. En el caso de España, eso equivaldría a un crédito de 23.250 millones.

Hay también la opción de elevar la cuantía (hasta diez veces la cuota) y el plazo (hasta dos años). En el caso de España, eso le permitiría acceder a hasta 46.500 millones cada año. De la nueva línea de financiación se excluye a países insolventes, como sería el caso de los tres países rescatados por la UE (Grecia, Irlanda y Portugal).

"Se pidió al Fondo que mejorar sus herramientas de financiación para ayudar a los socios a hacer frente a la crisis. Hemos actuado y las nuevas herramientas nos permitirán responder con eficacia", aseguró la directora gerente del FMI, Christine Lagarde, en un comunicado.

Lagarde adelantó en Cannes que este nuevo tipo de financiación podría ser usada por países como Italia (o España) para afrontar problemas de liquidez por el sobrecoste de la deuda pública. En todo caso, este nuevo mecanismo de financiación es un alivio, una forma de ganar tiempo, no una solución si lo que se llega a poner en duda es la capacidad de cumplir con los compromisos en grandes economías de la zona euro. Italia tiene que afrontar vencimientos de deuda por casi 300.000 millones de euros en 2012 y este tipo de crédito le permitiría solicitar poco más de 85.000 millones. En el caso español, los vencimientos del próximo año rondan los 120.000 millones.

Otras dos cuestiones condicionan el desarrollo de este nueva modalidad de financiación. El Fondo podrá establecer como condición algún tipo de reforma en las áreas vulnerables de los países que pidan el crédito. Y los recursos del FMI son también limitados. Lagarde intentó, sin éxito, arrancar un compromiso concreto a los países del G-20 para ampliar los fondos del organismo que dirige, que ahora apenas cuenta con 300.000 millones de euros para países medianos y grandes.

Christine Lagarde durante la última reunión del G-20, el pasado noviembre en Cannes (Francia).DAVID RAMOS (GETTY)