Reportaje:

Pinturas "antiinstitucionales"

Pérez Villalta apuesta por el pequeño formato para tener intimidad con el público

Los paisajes han abandonado el segundo plano para erigirse en protagonistas de los lienzos de Guillermo Pérez Villalta (Tarifa, Cádiz, 1948). El artista, a quien siempre le ha gustado nadar contracorriente, inauguró ayer La petite sensation en la Galería Rafael Ortiz de Sevilla con una concentración de novedades poco frecuente para un creador que lleva más de cuatro décadas en primera línea.

Por un lado, están los paisajes como tema central, obras de inspiración romántica e impregnadas de lirismo; pero la verdadera novedad radica en la técnica. "En estos paisajes parto de la nada...

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Los paisajes han abandonado el segundo plano para erigirse en protagonistas de los lienzos de Guillermo Pérez Villalta (Tarifa, Cádiz, 1948). El artista, a quien siempre le ha gustado nadar contracorriente, inauguró ayer La petite sensation en la Galería Rafael Ortiz de Sevilla con una concentración de novedades poco frecuente para un creador que lleva más de cuatro décadas en primera línea.

Por un lado, están los paisajes como tema central, obras de inspiración romántica e impregnadas de lirismo; pero la verdadera novedad radica en la técnica. "En estos paisajes parto de la nada, algo totalmente contrario a mi forma habitual de trabajar en la que todo está muy medido y pensado de antemano. He ido cubriendo el lienzo con capas de pintura, superposiciones con colores contrarios de las que resultan veladuras muy interesantes, y es la propia pintura la que me va sugiriendo la forma de una nube, una montaña, un árbol... me dejo llevar. Es más trabajoso, pero también más bello", explica Pérez Villalta durante un paseo por su nueva muestra, que permanecerá abierta hasta el 4 de enero.

El artista, que expone en Sevilla, opta por el paisaje y cambia su método

Por otra parte, los grandes formatos, como los que colgó este año en La metamorfosis y otras mitologías en el Centro de Arte Contemporáneo de Málaga, han dado paso a piezas pequeñas que el artista llama "antiinstitucionales". "El tamaño no tiene nada que ver con la crisis, sino más bien con la búsqueda de la intimidad entre el espectador y la obra. Trato de propiciar una relación directa y les llamo antiinstitucionales porque son formatos demasiado pequeños para colgarlos en un museo. Son trabajos intimistas, ahora no tengo ganas de hacer cuadros heroicos", afirma el pintor, quien ha realizado obras de hasta 22 x 16 centímetros.

La exposición reúne 56 piezas, entre ellas varias series, pintadas entre 2009 y 2011. La mayoría son temple sobre lienzo, aunque también hay dibujos y alguna acuarela. Paisaje-conversación con alegoría, de 142 x 142 centímetros, es la mayor de la muestra. "He convertido a los tres personajes en rocas que sostienen pequeños edificios, cascadas y hasta una de las figuras está entregando a otra una moneda. Hay una historia, pero prefiero no desvelarla, que cada uno se invente la suya propia".

Los recuerdos de su niñez están presentes en la serie A las afueras. "Cuando vivía en calle Pradillo en Madrid y aquello era el final de la ciudad. Al lado había un solar con varios carricoches instalados de forma muy pobre y alumbrados con apenas dos bombillas, imágenes que aparecen en esta serie que está llena de referencias metafísicas", aclara.

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Las pinturas pompeyanas, "una fuente inagotable de inspiración", le sirven de referencia para obras como Paisaje nocturno con encuentro. "Nunca el tiempo ha pintado mejor que en Pompeya", asegura el artista para referirse a las manchas que pueblan los frescos de la ciudad de la antigua Roma.

Pero, sin duda, la estrella de la exposición es Surgimiento, un lienzo con forma de huevo en el que una planta maravillosa nace de un mar y con la que el pintor quiere explicar el porqué de la existencia. El lienzo forma pareja con otro del mismo formato en el que puede leerse la contestación a la pregunta: "La vida surge para tener la consciencia de la belleza", algo en lo que Guillermo Pérez Villalta es un experto.

Guillermo Pérez Villalta posa junto a su obra Surgimiento.GARCÍA CORDERO

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