Reportaje:MOTOCICLISMO | Gran Premio de la Comunidad Valenciana

El día de los adioses

El campeonato se cierra con un homenaje a Simoncelli y Capirossi corre su última carrera

El día amaneció gris, como los ánimos. Había pedido Paolo Simoncelli "ruido, mucho ruido" para rendir homenaje a su hijo Marco. Y lo hubo, pero pesó más la tristeza del adiós. El Mundial rindió tributo a uno de sus protagonistas más carismáticos, seguramente uno de los más peculiares, y uno de los mejores de la parrilla de MotoGP, con talento, con futuro, motivos por los que probablemente se hizo tan duro asumir el regreso a la normalidad. Antes, un último "hasta siempre". La pista se llenó de motos armando jaleo, unas 60 entre las integrantes de MotoGP y las de Moto2 las 125cc se preparaban p...

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El día amaneció gris, como los ánimos. Había pedido Paolo Simoncelli "ruido, mucho ruido" para rendir homenaje a su hijo Marco. Y lo hubo, pero pesó más la tristeza del adiós. El Mundial rindió tributo a uno de sus protagonistas más carismáticos, seguramente uno de los más peculiares, y uno de los mejores de la parrilla de MotoGP, con talento, con futuro, motivos por los que probablemente se hizo tan duro asumir el regreso a la normalidad. Antes, un último "hasta siempre". La pista se llenó de motos armando jaleo, unas 60 entre las integrantes de MotoGP y las de Moto2 las 125cc se preparaban para competir pocos minutos después, siguiendo la trazada de Kevin Schwantz el ídolo al que Simoncelli tanto admiraba sobre aquella Honda del italiano. La parrilla se llenó de pilotos y mecánicos, de amigos, conocidos o solo curiosos. Cuando las máquinas apagaron sus motores, fue el momento de la pólvora; y cuando la última traca también se esfumó por los cielos, llegó el silencio. Ese silencio doloroso que deja el vacío. A pesar de aquella súplica "ruido, mucho ruido", la tristeza pesó más. Y así, mudos, se fueron despidiendo todos de SuperSic. Y así, con el paso cansado, la mirada perdida y el arrastrar de todas aquellas motos llevadas a pie por los mecánicos, el Mundial despidió a Marco Simoncelli.

Pero no sería el único adiós del día. Loris Capirossi, que había corrido precisamente con el 58 de su compatriota en la cúpula de su Ducati Pramac, también recibió su merecido aplauso, tras 22 años en el campeonato. La de ayer fue su última carrera. El último gran premio del campeón más joven de la historia: logró el título de 125cc a los 17 años, repitió al año siguiente y fue también campeón de 250cc (1998). Ayer finalizó noveno, aunque aquello poco le importaba. Solo quería cruzar la meta para poder rendir homenaje al amigo fallecido.

No pudo decir lo mismo Valentino Rossi, que rodó por los suelos. Fue en la primera curva. Andaba Bautista emparedado entre Dovizioso y Rossi, al primero le patinó unos centímetros la rueda trasera y el de Talavera se tocó con él. Como consecuencia cayó estrepitosamente: en un abrir y cerrar de ojos se había llevado por delante a las motos que trataban, como él, de tomar aquel primer giro a la izquierda: las de Rossi, Hayden y De Puniet. En un solo giro ya había cuatro pilotos menos. Solo al final regresó la emoción. Stoner se había encargado de que aquella última carrera fuera un monólogo. Pero el campeón cometió un error y a pesar de llevar más de diez minutos de ventaja terminó sucumbiendo ante el empuje de Ben Spies.

Claro que no hay nadie más cabezota que Stoner, que, ya ganado el título, apretó los dientes en el último parcial para recortarle más de siete décimas al americano en escasos metros y ganar por 15 milésimas. Una barbaridad. Y un ejemplo más de cómo ha dominado la categoría este año.

A pesar de perderse las últimas carreras, el subcampeonato era ya para Jorge Lorenzo, un resultado insospechado cuando las cuatro Honda oficiales parecían inalcanzables en los compases iniciales del Mundial. El tercero finalmente fue Andrea Dovizioso, desterrado de la fábrica alada en beneficio de Pedrosa, cuarto, y que el curso próximo llevará una Yamaha satélite. Ha sido también esta la temporada del descalabro de Valentino Rossi, o de Ducati, según se mire, pues el italiano apenas ha celebrado un mísero podio. Y la del asentamiento en la categoría de españoles como Bautista o Barberá.

De izquierda a derecha, Randy de Puniet, Nicky Hayden y Valentino Rossi ruedan por el suelo. En medio, la moto del italiano.A. SAIZ (AP)

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