El CIS vaticina que el BNG mantendrá sus dos diputados en el Congreso

El Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) dio ayer un respiro al Bloque. Según la encuesta, el Partido Popular subirá cuatro escaños -uno por provincia y todos a costa del PSOE- el 20 de noviembre, hasta lograr 15 de los 23 en liza, una hegemonía nunca antes vista en las elecciones generales. El PSOE se quedaría en seis y el BNG mantendría los dos diputados, según los cálculos del CIS. Que es tanto como decir que los nacionalistas salvarían los muebles. Obtener menos representación implicaría un mazazo para la formación frentista, que depende de la asignación de los parlamentarios en Mad...

El Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) dio ayer un respiro al Bloque. Según la encuesta, el Partido Popular subirá cuatro escaños -uno por provincia y todos a costa del PSOE- el 20 de noviembre, hasta lograr 15 de los 23 en liza, una hegemonía nunca antes vista en las elecciones generales. El PSOE se quedaría en seis y el BNG mantendría los dos diputados, según los cálculos del CIS. Que es tanto como decir que los nacionalistas salvarían los muebles. Obtener menos representación implicaría un mazazo para la formación frentista, que depende de la asignación de los parlamentarios en Madrid para sufragar los gastos de la organización, sobre la que además pesa el riesgo de fractura si se produjese un mal resultado.

Antes de que el CIS publicitase su sondeo, que registra aún un 31% de indecisos, y que pronostica un incremento de cuatro diputados para el PP (que sumaría 15 de 23, un record histórico) a costa del PSOE, el portavoz nacional del Bloque, Guillerme Vázquez, se afanaba en defender su discurso de izquierdas. Invitado al desayuno del Fórum Europa en Santiago insistió varias veces en que por más que se repita "que la derecha es más eficaz o que gestiona mejor, es un mito". Y puso como ejemplo al presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, quien, pese a prometer lo contrario, ve cómo el paro sube en Galicia por encima de la media española y "aumenta la deuda en 3.691 millones de euros y subiendo".

"Puede ser eficaz recortando, la sanidad, la educación y los servicios sociales, puede decir que es más eficaz recortando antes y recortando más, pero reactivando la economía, no". Sus resultados, vino a decir, son "más paro y emigración". "Optar por más derecha el 20-N es una opción libre, pero equivocada", dijo en un discurso plagado de referencias a la escasa "legitimidad democrática" de las decisiones que está tomando la "emperatriz Angela Merkel para satisfacer a los mercados".

Pronosticó que el programa oculto de Rajoy, "o caladiño", traerá "más privatizaciones, menos derechos laborales, más centralismo y sumisión a los dictados de la Unión Europea". En el coloquio, preguntado sobre si cree que el actual escenario de crisis en el continente supone el fracaso de la moneda única, Vázquez aseguró que hoy por hoy "el euro es más un problema que una solución" y criticó que sea tabú ese debate tanto en España como en Galicia. "Hay Estados que no están en el euro y a los que no les pasa nada, como Gran Bretaña", dijo para proponer que se fomente un debate sobre el modelo de la Unión Europea para el futuro. Lamentó que Galicia sea pagana del actual sistema y reivindicó el derecho a cuestionar su funcionamiento "profundamente antidemocrático".

Las recetas nacionalistas para el día después de los comicios son más democracia, más autogobierno, un cambio de política económica con una reforma fiscal que haga pagar más a quien más tiene y más trabajo: apoyar a los sectores productivos galledos desde el agroganadero a la pesca, pasando por el naval.

El líder del BNGl defendió que su formación no se pone límites en esta cita con las urnas y en una especie de alegato al final de la charla desgranó sus objetivos: "Forzar un cambio de gobierno desde la óptica de la izquierda para resolver los problemas de la gente y no los de la derecha y los mercados. La única alternativa en Galicia es el Bloque. Sé que no es fácil cambiar las cosas, pero debemos preguntarnos si es necesario cambiarlas, y la respuesta es sí. Nos va la vida en eso a todos".

Con un tono muy distendido y cierto temor a parecer políticamente incorrecto, insistió en que las cosas no pueden seguir así el 21 de noviembre porque sería caminar "hacia el abismo".