La "mejora" de un vial de la Xunta elimina su zona peatonal

El vecindario de Couso-Gondomar denuncia la "ratonera"

La Xunta ha gastado más de 2,6 millones de euros en la "mejora" de la carretera de Vincios a Couso (PO-341), en Gondomar, pero ni un céntimo en la peatonalización que reclamó el vecindario, en abril, en un manifiesto con más de 2.000 firmas y que el propio Ayuntamiento respaldó por unanimidad. El ensanche del vial, de 10,8 kilómetros de longitud, ha sepultado con asfalto los anteriores márgenes que funcionaban como "acera natural" y ha convertido el nuevo trazado en una "ratonera" para peatones, según denuncia la plataforma vecinal que pelea contra los designios de la Consellería de Infraestru...

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La Xunta ha gastado más de 2,6 millones de euros en la "mejora" de la carretera de Vincios a Couso (PO-341), en Gondomar, pero ni un céntimo en la peatonalización que reclamó el vecindario, en abril, en un manifiesto con más de 2.000 firmas y que el propio Ayuntamiento respaldó por unanimidad. El ensanche del vial, de 10,8 kilómetros de longitud, ha sepultado con asfalto los anteriores márgenes que funcionaban como "acera natural" y ha convertido el nuevo trazado en una "ratonera" para peatones, según denuncia la plataforma vecinal que pelea contra los designios de la Consellería de Infraestructuras que ha promovido la obra.

El vial tiene un trazado propio de carretera de media montaña, con terraplenes de intensa pendiente y 33 curvas de visibilidad reducida. En los años veinte del siglo pasado, durante la dictadura de Primo de Rivera, ya se expropiaron terrenos para anchearlo hasta 12 metros, pero la obra nunca llegó a ejecutarse y, al cabo, el vecindario volvió a ocupar los márgenes incluso con viviendas en el mismo borde de la calzada.

La carretera atraviesa 15 núcleos de población y pasa por delante de unas 200 casas, incluidas varias tiendas de comestibles. También hay en ella 14 paradas de autobuses escolares y de línea, todo lo cual anima el uso peatonal de la vía. De ahí que el vecindario y el Ayuntamiento reclamaran la creación de una senda peatonal, en sintonía, por lo demás, con los criterios de seguridad vial que contempla el Plan Move, que promueve la misma consellería. La obra, sin embargo, ha apostado por ensanchar hasta los siete metros toda la plataforma: seis ocupados por los dos carriles de doble dirección y otro metro para teóricas "aceras", de 0,50 metros a cada lado, que, incluso cuando existen, suponen una "ratonera" para los viandantes, como denuncian los vecinos, ya que el vial se ha cerrado con una valla bionda que impide toda escapatoria al peatón.

La misma valla complica extraordinariamente el acceso desde la carretera a las fincas que cabecean en ella. A su vez, ya ha aumentado la velocidad de los vehículos que circulan por el nuevo vial, pero de modo espurio, porque en el trazado hay 16 puentes antiguos y estrechos que no se han ancheado y no admiten la circulación simultánea en los dos sentidos, aunque ahora los crucen camiones de más de 12,5 metros de largo, cuyo tránsito también estaba antes prohibido.

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