Murcia reclama el cierre del vertedero de Fenoll en Abanilla

Un informe denuncia vertidos ilegales en zonas no autorizadas

El vertedero de residuos propiedad de Ángel Fenoll, cabecilla del caso Brugal, que ocupa una parte de los términos municipales de la pedanía La Murada de Orihuela y de la localidad murciana de Abanilla debería "cesar de la actividad" por la cantidad de irregularidades que se han detectado en la finca donde se ubica. Esta es la principal conclusión de un informe técnico del Servicio de Vigilancia e Inspección Ambiental de la Dirección General de Medio Ambiente de la Consejería de Presidencia de Murcia. El documento señala que "Proambiente, SL, firma propiedad de Fenoll, ha ejecutado zona...

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El vertedero de residuos propiedad de Ángel Fenoll, cabecilla del caso Brugal, que ocupa una parte de los términos municipales de la pedanía La Murada de Orihuela y de la localidad murciana de Abanilla debería "cesar de la actividad" por la cantidad de irregularidades que se han detectado en la finca donde se ubica. Esta es la principal conclusión de un informe técnico del Servicio de Vigilancia e Inspección Ambiental de la Dirección General de Medio Ambiente de la Consejería de Presidencia de Murcia. El documento señala que "Proambiente, SL, firma propiedad de Fenoll, ha ejecutado zonas de vertido que exceden en extensión la inicialmente autorizada y también existen otras que se encuentran sin autorización, y que están entre la comunidad autónoma de la Región de Murcia y la Comunidad Valenciana, ocupando territorio de las dos comunidades".

También confirma que hay otras áreas en el territorio valenciano "que pudieran ser zonas de vertido de residuos, aunque este extremo debe ser verificado por la administración valenciana", a la que le fue remitido este mismo informe.

La planta, que es objeto de una investigación por un juez de Cieza por un presunto delito contra el medio ambiente, ocupa 30 hectáreas en una zona protegida como Lugar de Interés Comunitario (LIC) de la sierra de Abanilla. La instalación comenzó a operar a principios de los noventa y ha sido la base desde la que Fenoll ha cimentado su negocio de la basura, que dos décadas después explota de manera casi hegemónica en la comarca de La Vega Baja. Los vecinos de la pedanía oriolana de la Murada han reclamado en los últimos años la clausura de la planta, no solo porque la consideran ilegal, sino también por su negativo efecto en la salud pública, derivado de los gases y humos del tratamiento de residuos a escasos metros de las casas de la población. El Ayuntamiento oriolano considera que la planta es ilegal y en repetidas ocasiones ha solicitado al Consell su clausura.

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