El olfato de El Tigre

Radamel Falcao siempre quiso huir del estereotipo de delantero centro obsesionado con los goles. Del cliché de depredador solitario, con el área como hábitat exclusivo. "Trato de participar, generar situaciones de juego al equipo y entrar en los circuitos de juego de ataque. Sobre todo tengo movilidad para desplazarme por todo el frente del ataque. No soy el típico jugador que está en el área esperando", casi parecía justificarse durante su presentación en sociedad con el Atlético.

De alguna manera, su fama de matador no le confortaba, por más que hubiera marcado 73 dianas en los...

Radamel Falcao siempre quiso huir del estereotipo de delantero centro obsesionado con los goles. Del cliché de depredador solitario, con el área como hábitat exclusivo. "Trato de participar, generar situaciones de juego al equipo y entrar en los circuitos de juego de ataque. Sobre todo tengo movilidad para desplazarme por todo el frente del ataque. No soy el típico jugador que está en el área esperando", casi parecía justificarse durante su presentación en sociedad con el Atlético.

De alguna manera, su fama de matador no le confortaba, por más que hubiera marcado 73 dianas en los 84 partidos -0,86 de media- que disputó con el Oporto en dos temporadas. Ferviente cristiano, tampoco le parecía prudente lucir en exceso su condición de pichichi de la pasada Liga Europa, en la que desbancó con 17 goles el récord que tenía en el torneo (antigua UEFA) el alemán Jürgen Klinsmann con 15. "Soy uno más, tan solo vengo a aportar el máximo de mi potencial", insistió desde su mudanza al Calderón. Sin embargo, su hat trick contra el Racing, sus cuatro goles en tres partidos (1,33 de promedio) contando el que abrió la cuenta ante el Celtic, desdibujaron su discurso y dieron vuelo al lema con el que le recibieron los videomarcadores del estadio del Manzanares: "Un tigre anda suelto".

Fue mucho más que un triplete cualquiera. Falcao firmó el mejor arranque anotador de un futbolista rojiblanco desde los cinco goles en las tres primeras jornadas con los que se arrancó Luboslav Penev en la temporada del doblete (1995-96). "Doy gracias a Dios y a mis compañeros porque sin ellos no sería posible esto", se mantuvo fiel a su ideario, mientras se llevaba el balón firmado por todos sus compañeros. "La mayoría me escribió 'Enhorabuena'. Es una palabra muy linda. Concedo mucha importancia a las palabras", desapareció por las catacumbas del Calderón.

A Falcao le ha bastado con cinco remates, cuatro entre los tres palos, todos frente al Racing, para convertirse en el delantero con más olfato de la Liga (60% de acierto contando todos los chuts, 75% solo con los que van a puerta). Frente a Falcao, Messi y Soldado, pichichis con cinco tantos, lo intentaron 17 veces. La Pulga anotó en el 38,4% de los tiros a puerta (13), por el 50% del punta del Valencia (10). A su vez, Cristiano Ronaldo empleó 29 remates (13 a portería) para cuatro goles, lo que le deja con un acierto del 13,79% y del 30,7% según la interpretación.

"En resumen, Radamel es un goleador oportunista y habilidoso al que hay que llevarle balones a la zona del área para que marque muchos goles. Empieza una larga historia", interpreta el entrenador del Atlético, Gregorio Manzano. "El Tigre es una referencia para los laterales, es muy bueno tener a un jugador así en el área. Sabemos que cualquier centro, por bueno o malo que sea, lo va a estar peleando para poner el balón en la portería. La temporada pasada nos tiramos casi sin centrar y en esta es distinto; sabemos que ahora, con él, los envíos son un peligro", concluye Filipe Luis.