Muere Virxilio, el pintor de la Galicia postindustrial

Virxilio Fernández Cañedo (Ourense, 1925), el "intelectual de la pintura", según definición acuñada por su amigo Méndez Ferrín, murió en la noche del jueves a los 86 años. El último lo pasó afectado ya por la enfermedad. Pero hasta entonces, el artista ourensano se mantuvo en una esplendorosa plenitud. Aseguraba que ese buen estado era consecuencia de la dieta que seguía, revelada por un filósofo alemán. Consistía en "aprender todos los días un verso, subir las escaleras y beber cada vez más vino".

El "intelectual de cuerpo entero", al que se refería Ferrín para aludirlo -"es un pintor ...

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Virxilio Fernández Cañedo (Ourense, 1925), el "intelectual de la pintura", según definición acuñada por su amigo Méndez Ferrín, murió en la noche del jueves a los 86 años. El último lo pasó afectado ya por la enfermedad. Pero hasta entonces, el artista ourensano se mantuvo en una esplendorosa plenitud. Aseguraba que ese buen estado era consecuencia de la dieta que seguía, revelada por un filósofo alemán. Consistía en "aprender todos los días un verso, subir las escaleras y beber cada vez más vino".

El "intelectual de cuerpo entero", al que se refería Ferrín para aludirlo -"es un pintor dotado de palabra y pensamiento", matizaba el escritor- se formó en la Escuela de Artes y Oficios de Ourense y posteriormente en París, en donde en 1957 se matriculó en Bellas Artes, escuela que aseguraba que ni pisó. Presumía de haberse formado realmente como pintor de brocha gorda, "la verdadera esencia de la pintura".

En 1960, Virxilio regresó a Ourense en donde comenzó a cosechar su primera fama, consolidada en la década de los 70 con sus diversas exposiciones en Alemania. Pero el intelectual de cuerpo entero, el artista que abogaba por "estar a la sombra" de su obra, el pintor que cada día buscaba más la soledad del campo -citaba a Picasso para reivindicarla: "Si no hay soledad, no hay nada que hacer"- fue el pintor del ourensanísimo amarillo y del silencio de la Galicia postindustrial.

Hace cuatro años, en la exposición de los Chaos de Amoeiro que colgó en el Pazo de Trasalba, justificó, rememorando a Otero Pedrayo, el uso del color en su obra más reciente. "Don Ramón me dijo un día que Ourense aún tiene algún color, pero el resto de Galicia es todo mar".

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