Carracedo, el científico que quería ser farero

La carrera científica de Ángel Carracedo estuvo a punto de no llegar a iniciarse. Cuando finalizó los estudios de medicina su extraordinario expediente académico contrastaba con el escaso interés por el ejercicio profesional clínico. Hasta tal punto que se planteó ser pescador o farero. Sí, el mar siempre ha sido para Carracedo una referencia vital de primer orden. Un amor de toda la vida que le lleva a bucear siempre que puede, a fotografiar los fondos del litoral gallego y a sentir en carne propia las agresiones a la vida marina.

Pero siguiendo el consejo de sus padres decidió luchar ...

La carrera científica de Ángel Carracedo estuvo a punto de no llegar a iniciarse. Cuando finalizó los estudios de medicina su extraordinario expediente académico contrastaba con el escaso interés por el ejercicio profesional clínico. Hasta tal punto que se planteó ser pescador o farero. Sí, el mar siempre ha sido para Carracedo una referencia vital de primer orden. Un amor de toda la vida que le lleva a bucear siempre que puede, a fotografiar los fondos del litoral gallego y a sentir en carne propia las agresiones a la vida marina.

Pero siguiendo el consejo de sus padres decidió luchar por su otro sueño, que era dedicarse a la genética. Sin embargo, la opción de formarse en esa disciplina pasaba por acceder a una estancia en un laboratorio de Suecia, algo que estaba fuera de las posibilidades económicas de la familia y de un becario de investigación. En esa encrucijada Carracedo sacó a relucir una de sus características vitales más destacadas: la capacidad de iniciativa. Decidió escribirle a la Fundación Pedro Barrié de la Maza contándole su caso, y la respuesta fue decisiva para el futuro de Ángel: Joaquín Arias Díaz de Rábago se ofreció a sufragar sus gastos sin ningún tipo de límite.

A partir de ahí desarrolló un brillante recorrido investigador. En la actualidad Carracedo es catedrático de Medicina Legal en la Universidad de Santiago, director de su Instituto de Ciencias Forenses, de la Fundación Pública Galega de Medicina Xenómica (Sergas) y del Centro Nacional de Genotipado (Nodo USC). Ha publicado diez libros y unos 350 artículos en revistas científicas de impacto, entre ellas algunas de las más reconocidas en el mundo de la ciencia, como Nature, Nature Genetics y Science.

La comunidad científica es heterogénea y compleja. Formada por numerosos y diversos grupos de trabajo, todos ellos contribuyen a generar conocimiento y a dotar de vitalidad al sistema científico. En ese entramado profesional los científicos que, como Carracedo, son denominados "excelentes", tienen una enorme responsabilidad por la dimensión de los proyectos que abordan y porque son las imágenes de la ciencia más visibles por la sociedad. Y él responde a ese reto con un entusiasmo sin límites, liderando un amplio equipo interdisciplinar que obtiene sobresalientes resultados, con su labor de investigación más centrada actualmente en la búsqueda de genes implicados en distintas enfermedades y liderando numerosos proyectos a nivel nacional e internacional. Datos recientes sitúan al Instituto de Medicina Legal como líder mundial en producción científica en medicina legal y forense (único caso en España para un área científica ISI) y Ángel Carracedo como científico número uno del ránking.

Han pasado bastantes años desde que el joven licenciado pensara en ser farero. Pero su mirada sigue trasladando la alegría y sencillez del niño de Santa Comba que observaba al mar con amor y curiosidad. Una llama no extinguida de creatividad que puede ser clave en su éxito. Desde el nuevo faro científico, el laboratorio, contempla y vive la investigación con el mismo cariño y atención con que siempre observó el mar.