Reportaje:

Ribadeo pide ayuda para As Catedrais

El Ayuntamiento mariñano quiere regular los usos y el acceso de su playa más famosa para protegerla de la llegada masiva de visitantes

El recién elegido alcalde de Ribadeo, el nacionalista Fernando Suárez Barcia, se llevó un disgusto en los días finales de su anterior mandato: la playa de As Catedrais, emblema "municipal pero también internacional", quedaba fuera del reparto de banderas azules que la entidad privada Asociación por la Educación Ambiental y del Consumidor (Aedac) concede cada año a los arenales con mejores servicios. La playa de As Catedrais, declarada Monumento Natural en el año 2005 y parte de Red Natura 2000, la recibía de forma casi ininterrumpida desde 1997. La pérdida de la distinción llegó con escándalo,...

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El recién elegido alcalde de Ribadeo, el nacionalista Fernando Suárez Barcia, se llevó un disgusto en los días finales de su anterior mandato: la playa de As Catedrais, emblema "municipal pero también internacional", quedaba fuera del reparto de banderas azules que la entidad privada Asociación por la Educación Ambiental y del Consumidor (Aedac) concede cada año a los arenales con mejores servicios. La playa de As Catedrais, declarada Monumento Natural en el año 2005 y parte de Red Natura 2000, la recibía de forma casi ininterrumpida desde 1997. La pérdida de la distinción llegó con escándalo, porque la desencadenó la foto de un socorrista, sorprendido mientras tomaba el sol en horas de trabajo. El alcalde acusa ahora a la Xunta y al Gobierno central de dejar solo al Ayuntamiento en una tarea que lo desborda. En Semana Santa, y a pesar del mal tiempo, la afluencia de visitantes fue tan alta que el alcalde tuvo que movilizar a la Policía Local para vigilar los accesos al arenal. Por eso ahora el Ayuntamiento solicita ayuda de la Xunta para sacar adelante un plan de protección que regule los usos de As Catedrais y permita su conservación a pesar de la afluencia masiva de turistas, que no entiende de estaciones. Llega tanta gente que los vecinos con fincas cercanas a la playa intentan conseguir licencias de aparcamiento para sus prados.

En un buen día de agosto, pueden acercarse a A Devesa unas 7.000 personas
El socorrista al sol y el deficiente suministro eléctrico condenaron la bandera azul
"La gente tiene que estar tutelada. Este es un arenal agreste, complicado"
"Estamos matando a la gallina de los huevos de oro", avisa el alcalde

No es una playa para bañistas, o por lo menos no exclusivamente. En As Catedrais son más los que buscan, cámara en mano, una postal de las cuevas cavadas por el mar en los cantiles que los que se tuestan sobre las toallas. Solo el templo del Apóstol en Compostela, dicen en Ribadeo, supera en visitantes a esta playa del Cantábrico, que los vecinos de la parroquia de A Devesa, los que la conocían antes de la llegada de los turistas, todavía llaman "de Augas Santas". La playa se empezó a poner de moda hace dos décadas, pero desde hace siete años la situación es insostenible. " Esto ya se parece a los milagros de Fátima", ironiza el alcalde. "A lo mejor tenemos que limitar las visitas, o cobrar un euro por persona, pero hay que regularlo. La playa está sufriendo en 20 años lo que no sufrió en toda su historia", insiste. Durante los años de fiebre inmobiliaria, no faltaron ideas peregrinas para levantar adosados con vistas a los arcos y cuevas del arenal.

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Los socorristas -16 para compartir con las playas de Esteiro y Os Castros, - no llegan hasta el verano. La Xunta subvenciona la contratación de 10 y el resto los pone el Ayuntamiento. Pero en As Catedrais, insiste el alcalde, pueden confluir hasta "7.000 personas" en una buena tarde de agosto y los vigilantes no son suficientes. No es la primera vez que un turista resulta herido al intentar escalar las piedras esculpidas por la fuerza del agua -las más grandes alcanzan los 30 metros de altura-, con el consiguiente daño para las formaciones rocosas que quedan al descubierto cuando se retira el mar. Antes de ir a As Catedrais, es imprescindible consultar el horario de mareas, porque con la pleamar la playa desaparece y puede convertirse en una trampa peligrosa para el visitante despistado. "La gente tiene que estar un poco tutelada. Esta es una playa agreste, complicada", sigue el alcalde, que hace dos semanas reunió en Ribadeo a representantes de Medio Ambiente y Medio Rural para hacerles llegar sus quejas. Por ahora, más que apoyos de la administración autonómica, ha recibido críticas, como las de Raquel Arias, delegada de la Xunta en Lugo, que lo acusa de desentenderse de As Catedrais.

El Ayuntamiento gasta unos 50.000 euros anuales en el mantenimiento de la playa. En los últimos años se instalaron casetas para baños públicos y un paseo de madera, pero sigue pendiente el aumento de plazas de aparcamiento y la corriente eléctrica en los puestos de vigilancia. A los representantes de Aedac que visitaron la playa no les gustó nada ver al socorrista tumbado en la toalla, pero tampoco que la carencia de suministro eléctrico se salvara gracias a un grupo electrógeno. El Ayuntamiento había solicitado con anterioridad al Ministerio de Medio Ambiente la solución de este problema, pero recibió como única respuesta que el departamento estatal no tenía los 13.000 euros necesarios para asegurar el servicio. Suárez Barcia replica que es a Costas a quien le corresponde velar por la playa, que necesita una depuradora que tampoco tiene. "Estamos matando a la gallina de los huevos de oro", advierte el alcalde.

Cola a la salida de la playa de As Catedrais, en Ribadeo, el pasado verano.

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