Cuatro monólogos llamados debate

Los cuatro candidatos de los partidos con representación parlamentaria ya no volverán a coincidir más en campaña. Lo hicieron anoche en Canal 9 en un espacio llamado debate electoral, que fue en realidad una concatenación de cuatro monólogos que Francisco Camps (PP), Jorge Alarte (PSPV, Enric Morera (Compromís) y Marga Sanz (Esquerra Unida) aprovecharon para lanzar sus respectivos mensajes. Ninguno de ellos intentó replicar o defenderse de las críticas de los demás. Entre otras cosas porque el formato impuesto por el PP -y sin objeciones de la Junta Electoral como repetía en plan papagayo el p...

Los cuatro candidatos de los partidos con representación parlamentaria ya no volverán a coincidir más en campaña. Lo hicieron anoche en Canal 9 en un espacio llamado debate electoral, que fue en realidad una concatenación de cuatro monólogos que Francisco Camps (PP), Jorge Alarte (PSPV, Enric Morera (Compromís) y Marga Sanz (Esquerra Unida) aprovecharon para lanzar sus respectivos mensajes. Ninguno de ellos intentó replicar o defenderse de las críticas de los demás. Entre otras cosas porque el formato impuesto por el PP -y sin objeciones de la Junta Electoral como repetía en plan papagayo el presentador Xavier Carrau- no dejaba espacio para debatir.

El programa se dividió en cuatro bloques (señas de identidad, educación y sanidad, infraestructuras y medio ambiente y economía y empleo) que abrió el presidente en funciones de la Generalitat y candidato del PP y cerró también él.

Camps entró al plató de Canal 9 con un archivador lleno de fichas con datos, pero finalmente pesó más la idea de no dejarse ninguna pluma en el envite. Y con ese planteamiento conservador, el jefe del Consell se centró en transmitir la idea de que cuando el PP gobierne en España y Mariano Rajoy sea presidente la Comunidad Valenciana será la primera en salir de la crisis si los populares siguen gobernando en la Generalitat.

El candidato socialista, Jorge Alarte, hizo esfuerzos por presentarse como una alternativa sólida, con experiencia personal como exalcalde en resolver los problemas de los ciudadanos. Alarte combinó, sin demasiadas propuestas concretas, la idea de alternativa con la necesidad de relevar a un candidato popular que está deslegitimado para seguir siendo presidente de la Generalitat.Para Alarte, un presidente que ha mentido respecto a su vinculación con el caso Gürtel y que nunca está con los valencianos cuando hay problemas no está legitimado para seguir siéndolo.

La candidata de Esquerra Unida, Marga Sanz, aseguró que su formación es la única capaz de romper una situación de bipartidismo entre populares y socialistas. Sanz se reclamó como la referencia de los votantes de izquierda que quieren propuestas claras, que defiende los servicios sociales, los derechos de los trabajadores y que no tienen complejo ni en hablar del País Valenciano ni en denunciar los desmanes de la derecha.

En el mismo caladero que Sanz fondeó el candidato de Compromís, Enric Morera, que también reclamó el voto de los votantes desencantados con los socialistas y los que están hartos del PP. Morera, que pidió una rebelión cívica en las urnas, no perdió la oportunidad de desmarcarse de EU, formación a la que criticó su falta de implantación y su reducida actividad parlamentaria a lo largo de esta legislatura.

Los candidatos jugaron sus cartas más pendientes de no cometer errores que de arriesgar, para anotar tantos. Aunque los tres candidatos de la oposición coincidieron en acusar a Camps de no asumir ninguna responsabilidad cuando aparecen los problemas.

Si pestañeó el jefe del Consell cuando le acusaron de mentir, de relacionarse con El Bigotes o de tener cuatro puntos más de paro que la media de España es difícil de saber, porque las cámaras de Canal 9 se limitaron a saltar de un busto parlante a otro.

Igual que cuando Morera acusó a EU de haber estado "a la bartola" toda la legislatura, o cuando Alarte oyó a Camps asegurar que el AVE es cosa del PP y no del PSOE. Ni diálogos, ni miradas cruzadas.

Con este ambiente, los cuatro candidatos buscaron colocar cada uno su mensaje, aun a costa de renunciar a las promesas electorales llamativas.

El jefe del Consell y candidato del PP se comprometió a seguir construyendo hospitales y escuelas para tener unos servicios públicos de excelencia, la gratuidad de la autopista AP-7 y el corredor mediterráneo por ferrocarril -cuestiones que dependen del Gobierno-. Pero sobre todo insistió: "Si soy elegido pediré a Zapatero que convoque elecciones generales y el cambio de un Gobierno indigno que ha recortado derechos sociales, que ha permitido que Batasuna se pueda presentar y que haya cinco millones de parados".

El secretario general del PSPV y candidato socialista fue un poco más explícito, pero tampoco mucho. Alarte prometió una reforma de Canal 9 para convertirla en una televisión plural, acabar con los barracones escolares y mejorar la inversión en sanidad hasta lograr la media española, el corredor mediterráneo, la mejora de la seguridad del metro para que no haya más accidentes y ejercer las competencias sobre empleo que tiene la Generalitat. "Es la hora de la dignidad", insistió.

Sanz insistió, fundamentalmente, en que defenderá la potenciación de los servicios públicos y los derechos de los trabajadores, una banca pública valenciana y la transparencia y la calidad de la democracia.

Morera compartió buena parte del discurso con la candidata de Esquerra Unida, al menos en cuanto a la defensa de la educación y la sanidad públicas, y prometió el impulso de la educación de 0 a 3 años pública y gratuita. Pero si Marga Sanz habló siempre de la marca Esquerra Unida, el candidato de Compromís puso cuidado en dejar claro que lidera un equipo que tiene otra forma de hacer política.