Crítica:

Irónico curso de terror

Tras un breve periodo de barbecho, el subgénero slasher (psicópata que asesina, uno a uno, a un grupo de adolescentes) resucitó en 1996 de la mano del guionista Kevin Williamson y del director Wes Craven con Scream, efervescente novedad basada, más que en las escenas de terror en sí, en una serie de guiños metalingüísticos para entendidos, que provocaban en cierto espectador una reacc...

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Tras un breve periodo de barbecho, el subgénero slasher (psicópata que asesina, uno a uno, a un grupo de adolescentes) resucitó en 1996 de la mano del guionista Kevin Williamson y del director Wes Craven con Scream, efervescente novedad basada, más que en las escenas de terror en sí, en una serie de guiños metalingüísticos para entendidos, que provocaban en cierto espectador una reacción que aunaba el regocijo y la arrogancia, no solo por reconocerse especialista en la materia, sino por ser capaz de reírse de su propia nostalgia.

Quince años después, y tras dos secuelas un tanto menores, el dúo Williamson-Craven regresa con una tardía cuarta entrega que regala a sus fanáticos un primer cuarto de hora extraordinario en su comicidad metacinematográfica: una especie de reflexión académica sobre la in(oportunidad) de resucitar ahora la saga, que incluye un alucinante juego de equívocos (una película dentro de una película, dentro de otra película, dentro de otra película...) a medio camino entre la jocosidad y el sobresalto, y una acerada crítica al torture-porn (tortura, mutilación, sadismo...), el subgénero de moda en estos años de ausencia de la saga Scream, representado principalmente en la serie Saw. Williamson, magnífico escritor, creador de la excelente serie Dawson crece, y dotado de un apasionado sentido del humor por el cine, levanta así el ánimo del escéptico con un inicio que, por ejemplo, provocó diversas ovaciones espontáneas en el pase para la prensa, repleto de críticos en torno a la cuarentena de edad, jóvenes especialistas en la materia hace 15 años, y adolescentes zumbados por el slasher en su época dorada, los años ochenta de Viernes 13 y Pesadilla en Elm Street, dato que puede servir de guía para su presumible público.

SCREAM 4

Dirección: Wes Craven. Intérpretes: Emma Roberts, Courteney Cox, Neve Campbell, Hayden Panettiere. Género: terror. EE UU, 2011. Duración: 111 minutos.

La cuarta entrega regala a sus fans un primer cuarto de hora extraordinario

Durante el resto del metraje (un tanto excesivo), puede dar la impresión de que sus autores ofrecen un más de lo mismo, pero siempre hay algún diálogo brillante sobre las reglas del género que rescata al fan de la monotonía ("crees que eres la inteligente chica que al final logra salvarse, pero solo eres la rubia de tetas grandes que muere a la mitad"), llegando a lograr la excelencia con un campeonato de conocimientos en medio de la matanza, en el que sobresale la ilustre reivindicación de Michael Powell y El fotógrafo del pánico. Un aviso para joveznos que creen que el terror se inventó justo ayer.

Emma Roberts, en un fotograma de Scream 4.
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