Reportaje:Información privilegiada | Empresas & sectores

Las quejas de las cajas

Las entidades advierten de que los cambios regulatorios mermarán las inversiones

No todo son integraciones y desintegraciones en el mundo de las cajas. El pasado 26 de marzo, en la reunión que José Luis Rodríguez Zapatero mantuvo con 41 empresarios en La Moncloa, el líder de la Confederación Española de Cajas de Ahorros (CECA), además de presidente de La Caixa, Isidro Fainé, destacó la importancia que tiene "mantener las inversiones industriales para que los centros de decisión sigan radicados en España". La frase era una clara advertencia al presidente del Gobierno del peligro que conforman las nuevas directrices que emanan de la reforma del sector a nivel m...

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No todo son integraciones y desintegraciones en el mundo de las cajas. El pasado 26 de marzo, en la reunión que José Luis Rodríguez Zapatero mantuvo con 41 empresarios en La Moncloa, el líder de la Confederación Española de Cajas de Ahorros (CECA), además de presidente de La Caixa, Isidro Fainé, destacó la importancia que tiene "mantener las inversiones industriales para que los centros de decisión sigan radicados en España". La frase era una clara advertencia al presidente del Gobierno del peligro que conforman las nuevas directrices que emanan de la reforma del sector a nivel mundial (conocida como Basilea III) y, en concreto, para las cajas de ahorros, principales inversores en grupos industriales. De hecho, como dijo el presidente de la CECA, "ya no quedan otros inversores a tan largo plazo en España".

No era la primera vez que Fainé lanzaba ese aviso, aunque el financiero catalán, sentado muy cerca de la izquierda de Zapatero, separado por Elena Salgado, César Alierta y Emilio Botín, no quiso dejar pasar la oportunidad de decírselo directamente y ante un público tan selecto. Precisamente, la vicepresidenta segunda y ministra de Economía conoce muy bien la queja, directamente o a través del secretario de Estado de Economía, José Manuel Campa. A una y a otro Fainé les ha comentado más de una vez esa circunstancia, al igual que lo ha hecho con los responsables del Banco de España (BE).

Llueve sobre mojado. Los tiros suenan desde que comenzaron a conocerse las directrices de esa reforma financiera, que entrará en vigor en 2013; pero los últimos avances conocidos han vuelto a sembrar el desasosiego en el sector, en el que circulan informes sobre el impacto en las cajas que han pasado de mano en mano de los responsables de las cajas.

La reforma trata de buscar uniformidad en los niveles mínimos de core capital (la relación en porcentaje entre el capital y reservas con las deudas de la entidad) y exigirá más recursos propios y de mayor calidad; pero también incluye propuestas en la regulación contable y de solvencia que preocupan mucho a las entidades financieras porque afectarían muy negativamente al tratamiento aplicable a las inversiones en renta variable y a las plusvalías. Es decir, podrían convertirse en un freno para los procesos de expansión de bancos y cajas. Además, afectaría a cuestiones relacionadas, como la fiscalidad o la dotación de las cajas a su obra social, lo que son palabras mayores. Eso es a lo que se refería Fainé, para quien el papel inversor de las cajas es una especie de círculo virtuoso para la recuperación.

La reforma contempla, entre otras cosas, que los resultados generados por la venta de paquetes accionariales clasificados como disponibles no pasarán a resultados, sino que se registrarán contra reservas. Asimismo, los deterioros de cartera no deberán registrarse contra resultados, sino como ajustes por valoración. Por otra parte, prevé que la renta variable (cotizada o no) no compute como activo altamente líquido (frente a la deuda pública y la renta fija, que computa entre el 60% y el 100%), por lo que se considera ilíquida a 30 días vista. Es decir, el stock de activos líquidos que mantenga la entidad debe ser mayor o igual que las salidas de caja netas en un periodo de 30 días. Un alto ejecutivo cree que va en contra de lo razonable "considerar la renta variable como un activo ilíquido a 30 días, además de contradecir los hechos registrados durante la crisis ya que ha demostrado mayor liquidez que la deuda soberana".

La inquietud ha sido plasmada reiteradamente ante las autoridades del BE y Economía. El presidente de la BBK, Mario Fernández, y el vicepresidente y consejero delegado del Banco Santander, Alfredo Sáenz, fueron los primeros en subrayar el impacto, que posteriormente fue asumido por la CECA y la Asociación Española de Banca (AEB), cuyo presidente, Miguel Martín, advirtió esta misma semana de la distorsión de la competencia, posiblemente vislumbrando lo que se ve venir al sector que representa y la posible participación de algunos bancos en el proceso.

La cuestión ha sido también un tema recurrente en las reuniones que las cajas mantienen periódicamente con Campa y el subgobernador del BE, Javier Aríztegui. En la última reunión, a la que asistieron Isidro Fainé, Mario Fernández, Rodrigo Rato (presidente de Bankia), Braulio Medel (Unicaja), Julio Fernández Gayoso (NovaCaixaGalicia) y Antonio Pulido (Cajasol), se pusieron sobre la mesa los extremos de la reforma y el peligro desincentivador que entraña para las participaciones estables de las entidades en empresas importantes. -

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