Reportaje:BALONCESTO | Euroliga

La conversión del 'equipo Hacendado'

El Valencia llega por primera vez a los cuartos tras entender Juan Roig, su mecenas y dueño de Mercadona, que el club no es una empresa

Fue en 2003. El Pamesa debutó en la Euroliga con un equipo en el que jugaban Montecchia, Abbio, Rigaudeau, Oberto y Tomasevic. Quizás, la mejor plantilla reunida nunca en Valencia. Eran los años de las vacas gordas, de los fichajes "de un millón de euros". El Pamesa aplastó por 25 puntos al Benetton, subcampeón europeo. Aquella noche fue la mejor fotografía del clímax de un club con una naturaleza muy peculiar, única hoy en España. El equipo Hacendado, le llaman, en referencia a dos de los hijos de Juan Roig, el empresario dueño de la cadena de supermercados Mercadona y a la vez ...

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Fue en 2003. El Pamesa debutó en la Euroliga con un equipo en el que jugaban Montecchia, Abbio, Rigaudeau, Oberto y Tomasevic. Quizás, la mejor plantilla reunida nunca en Valencia. Eran los años de las vacas gordas, de los fichajes "de un millón de euros". El Pamesa aplastó por 25 puntos al Benetton, subcampeón europeo. Aquella noche fue la mejor fotografía del clímax de un club con una naturaleza muy peculiar, única hoy en España. El equipo Hacendado, le llaman, en referencia a dos de los hijos de Juan Roig, el empresario dueño de la cadena de supermercados Mercadona y a la vez del club de la Fonteta. El Pamesa, ahora Power Electronics Valencia, no se entiende sin Roig, su factótum, mecenas y patrocinador, su padre. Todo lleva el sello de un triunfador en los negocios que intentó extrapolar el modelo empresarial a la canasta. Con mayor o menor suerte.

Ya no hay fichajes de un millón. Tiene el presupuesto más bajo de los ocho equipos

El Valencia cumple esta temporada 25 años. Desde aquel 1986 en el que el fútbol prescindió de las secciones y los hermanos Juan y Fernando Roig (ahora presidente del Villarreal), enamorados del baloncesto en los Juegos de Los Ángeles 1984, asumieron el patrocinio del club, la inversión personal de ambos supera los 100 millones de euros. En los años dorados, Juan ponía de su bolsillo entre 10 y 12 cada curso. Solo así, por ejemplo, se pudo comprar al Tau a la pareja Oberto-Tomasevic a golpe de chequera.

La inversión de Roig ha bajado ahora a unos seis millones por temporada, lo que cubre gran parte de los 9,5 del presupuesto. Ningún otro club en España goza de una inyección similar. El Barça y el Madrid chupan del fútbol. El resto sobrevive.

Pero hasta el éxito actual, el de convertirse en el cuartofinalista con el presupuesto más bajo, la entidad ha vivido una doble conversión. Primero, la dimisión de Roig como presidente, cuando entendió que el club no se podía regir como una empresa -"después de 20 años, me he dado cuenta"-, aunque sigue como dueño. Y luego, la realidad, el fin de los grandes presupuestos. "Lo hemos reducido un 40%", explica Francisco Raga, vicepresidente y director general; "con menos dinero, se han conseguido más cosas. No por gastar más se gana más. Fichar a mitad de temporada es un error. Se han acabado los jugadores de un millón de euros. El año pasado nos ofrecieron uno por 1,2 que iba a ser la bomba y ya se ha ido de dos equipos. Roig ahora deja hacer. Reconoció que la gestión empresarial no vale para el baloncesto. Y huye del paralelismo con el supermercado".

Mercadona cerró el ejercicio 2010 con un beneficio neto de 398 millones, un 47% más que el año anterior. Los cajeros de los 1.310 supermercados en España echan chispas. El producto Hacendado es un éxito. Y, en ese trasvase del supermercado al baloncesto, Roig entendió que si en la calle triunfaba la marca blanca, su producto propio, por qué no en el juego. La mayoría de los directivos del club proceden del supermercado. El conocimiento del baloncesto no fue un requisito. El club ha tenido directores generales que nunca habían pisado el pabellón. Y que, tras salir de la entidad, volvieron a sus oficinas de Mercadona sin regresar más al baloncesto. Como Víctor Sendra, un chico de 28 años que encargaba de los pagos en el supermercado y que de la noche al día era director general. Fracasó. Y volvió a Mercadona.

Roig ha cambiado. Aunque sigue aportando el 70% de un presupuesto de un club con 7.000 abonados, imprescindible tras perder el patrocinio de Pamesa. Contratar y pagar a un entrenador como Svetislav Pesic, fichar a Savanovic y en el futuro mantener a Víctor Claver requiere un mecenas. Perovic, por ejemplo, se marchó el verano pasado al Barça porque el Valencia no podía mantenerle una ficha tan alta.

El equipo del supermercado desafía ahora en la Euroliga al Madrid, un modelo diferente. Aunque también dirigido por un hombre de los negocios como Florentino Pérez.

Svetislav Pesic (en el centro) da instrucciones a los jugadores del Power Electronics Valencia.JOSÉ JORDÁN (EFE)

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