Entrevista:ABEL LOSADA Portavoz parlamentario del PSdeG

"Soy más vehemente que Leiceaga"

Llega a la portavocía del grupo parlamentario socialista con el mandato de elevar un punto la beligerancia contra la Xunta y conectar mejor con la dirección del PSdeG. Abel Losada (Ourense, 1964) se considera "más vehemente" que su antecesor, Xaquín Fernández Leiceaga, pero opta por la prudencia extrema para responder a las acusaciones de timidez y perfil bajo que le lanzó su antecesor.

Pregunta. ¿Está plenamente satisfecho de cómo se produjo su nombramiento?

Respuesta. Sí, satisfecho y orgulloso de que el partido haya depositado en mí esa confianza. Probablemente h...

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Llega a la portavocía del grupo parlamentario socialista con el mandato de elevar un punto la beligerancia contra la Xunta y conectar mejor con la dirección del PSdeG. Abel Losada (Ourense, 1964) se considera "más vehemente" que su antecesor, Xaquín Fernández Leiceaga, pero opta por la prudencia extrema para responder a las acusaciones de timidez y perfil bajo que le lanzó su antecesor.

Pregunta. ¿Está plenamente satisfecho de cómo se produjo su nombramiento?

Respuesta. Sí, satisfecho y orgulloso de que el partido haya depositado en mí esa confianza. Probablemente hubo un exceso de ruido, pero estoy satisfecho.

P. Tuvo algunas dudas antes de aceptar el cargo. ¿Por qué?

R. Primero, por la propia responsabilidad del cargo. Pero es verdad que hay dos vectores que influyen. Uno es la disponibilidad hacia la organización, y otro es el orgullo por la confianza depositada. Y yo creo que estos dos vectores sumados llevan necesariamente a decir que sí.

"Es difícil valorar un perfil político, pero yo estoy satisfecho con el mío"
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"Es necesario que el grupo parlamentario mire más hacia la ejecutiva"
"Solo recibí apoyo de los diputados. Los silencios no son más que eso: silencios"
"Las objeciones al modo de aplicar las incompatibilidades eran una coartada"

P. Dice el secretario general que la línea política será ahora más beligerante. ¿No lo era suficientemente hasta ahora?

R. Bueno, será seguro que un poco diferente, en la medida en que los humanos somos diferentes y tenemos modos distintos de enfocar los temas. La oposición que hicimos estos dos años fue efectiva, y combinó adecuadamente el impulso y el control. ¿Qué voy a hacer yo? Pues seguir, a lo mejor con otras formas, porque cada uno tiene las suyas, esta línea de actuación, incidiendo en medidas propositivas porque, tras dos años de legislatura, los ciudadanos quieren saber también qué haríamos nosotros, qué planteamos.

P. ¿Cuáles son esas formas que le distinguen de Leiceaga?

R. Pues a lo mejor sí que soy más vehemente. Yo voy a intentar, que no significa que no se estuviera haciendo hasta el momento, que ese control de la acción del Gobierno sea más continuo, y estar un poco más encima de los temas que en momentos determinados surgen. Estoy pensando en el Igape y en la Confederación de Empresarios de Galicia, estoy pensando en la política de contratación del propio Igape, en los seguros marítimos... Son temas micro, en cuanto ejemplos concretos, en los que tenemos que dar más fuerte.

P. ¿Cree que existía la necesaria conexión entre un secretario general y su portavoz parlamentario?

R. Había conexión política, efectivamente. El secretario general había ratificado al portavoz, que había sido nombrado por una gestora, y yo creo que faltaba quizás la traslación al grupo de la línea de acción política generada en el ámbito de la ejecutiva gallega. Es un tema que es necesario trabajar, que el grupo mire hacia la ejecutiva.

P. ¿Le molesta que se le considere un hombre del alcalde de Vigo, Abel Caballero?

R. No, en absoluto. Soy un militante de Vigo, él es el presidente del partido socialista en Vigo, y además de ser un compañero de partido es compañero de trabajo y buen amigo en términos personales. Por lo tanto, no me molesta en absoluto. Pero sí es verdad que, en este momento, soy el portavoz del grupo socialista en el Parlamento gallego.

P. ¿Consultó con él antes de aceptar el cargo de portavoz?

R. No, no le consulté. Hablé con él. Hablo con él de muchos temas, de política, pero también de cine, de literatura y de otras cuestiones.

P. ¿Hará una remodelación amplia de la dirección del grupo?

R. Hay que esperar a ver exactamente qué ocurre con los diputados que se nos puedan ir. Yo creo que aquellas áreas que están funcionando bien deben seguir en manos de quienes las llevan, y desde luego procuraré hacer aquellos cambios que mejoren el engranaje de la cuestión. Desde luego el enfoque es claramente de integración y de contar con todos. Sólo faltaría. Lamentablemente somos 25. Ojalá fuéramos 70, en ese caso sería más fácil prescindir de alguien. Todos somos necesarios e importantes. Y estoy convencido de que un grupo de 25 es mucho más útil y funciona mucho mejor que uno de 10 más otro de 15.

P. Leiceaga decía que los diputados socialistas ya habían dejado las concejalías, y que ahora les tocaba a senadores y diputados nacionales.

R. Los compañeros no se opusieran a la cuestión de una persona, un cargo, sino que les parecía que el procedimiento, el método, el momento no eran adecuados. Probablemente mover cuestiones relacionadas con las Cortes generales en este momento es más complicado, y cuando toque hacer las listas al Congreso y al Senado será cuando se aplique. La secuencia era la adecuada, no generaba problemas, y yo las objeciones las entendí como una especie de coartada para desviar la atención del caso del Parlamento gallego.

P. ¿Era necesario garantizar la renuncia por escrito, no valía con la palabra de los diputados?

R. Eso es una cuestión simbólica, de señal política, no tanto a la organización como a la sociedad.

P. ¿Le hubiera gustado un apoyo más entusiasta de sus compañeros?

R. No... Además, por mi carácter un tanto reservado, quizás las exuberancias afectivas no son demasiado lo mío. Me sentí absolutamente apoyado en la reunión del grupo, y en conversaciones anteriores con los diputados. Las intervenciones que hubo en la reunión del grupo fueron claramente de apoyo, y los silencios de personas adultas no son más que eso, silencios.

P. Hubo quien guardó silencio pero habló después. Como Leiceaga, que le acusó de tener un perfil político bajo.

R. Yo ya dije en relación con el anterior portavoz dos cosas. Que le ofrezco el papel que él quiera jugar en el grupo, exceptuando el de portavoz, y que tiene una gran capacidad por su experiencia política y por su alta cualificación. Eso es lo que pienso y además lo pienso de verdad. No tengo nada más que decir. Cada uno habla donde lo considera oportuno.

P. ¿Cree que Leiceaga tiene un perfil político más alto que el suyo?

R. Bueno, desde luego seguro que son distintos. Resulta difícil valorar la altura. Yo estoy satisfecho del mío.

P. También dijo que debería usted superar su timidez para enfrentarse a la prensa.

R. (Risas) Bueno, a mí me parece que las relaciones con la prensa me generan un elevado grado de responsabilidad, porque es la vía adecuada, o casi la única, de comunicar la acción política. Y por lo tanto, soy bastante cuidadoso y prudente. Quizás una estrategia de este tipo puede parecer timidez o dificultad de comunicación, pero yo creo que responde a esa responsabilidad.

P. ¿Por qué cree que Leiceaga dijo todo eso?

R. No lo sé. Ninguna teoría.

P. Y después de leerlo, ¿sigue pensando que la crisis está resuelta?

R. Sí. Este partido tiene 130 años de historia y una organización compleja. Con cierta propensión al debate continuo, y a mí no me parece mal. El grupo tiene un nuevo portavoz, y voy a intentar hacerlo lo mejor posible. Ni me planteo no contar con todo el mundo. Y la crisis está superada. Desde luego, yo voy a trabajar para que si quedan resquemores, que pueden quedar, tampoco estamos hablando de ángeles, sino de humanos, que sean los mínimos. Y si desparecen, mejor.

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