Una 'friki' tenaz
Florence Foster Jenkins fue algo más que una estrafalaria millonaria que a toda costa quiso ser cantante, a pesar de que desafinaba como un gato al que le han pillado la cola con la puerta. Su empeño desde 1912 fue tal que desembarcó en el Carnegie Hall de Nueva York, donde dio un recital con el teatro abarrotado. La crítica no le ahorró exabruptos desde entonces, pero Florence siguió ejerciendo convirtiéndose en una friki con miles de seguidores amantes de rarezas.
Esa curiosísima vida ha subido a los escenarios en Glorious!, the worst singer in the world, de Peter Quilt...
Florence Foster Jenkins fue algo más que una estrafalaria millonaria que a toda costa quiso ser cantante, a pesar de que desafinaba como un gato al que le han pillado la cola con la puerta. Su empeño desde 1912 fue tal que desembarcó en el Carnegie Hall de Nueva York, donde dio un recital con el teatro abarrotado. La crítica no le ahorró exabruptos desde entonces, pero Florence siguió ejerciendo convirtiéndose en una friki con miles de seguidores amantes de rarezas.
Esa curiosísima vida ha subido a los escenarios en Glorious!, the worst singer in the world, de Peter Quilter, muy representada en todo el mundo, cuya versión española Glorius, la peor cantante del mundo, se puede ver en el teatro Compac Gran Vía, con Llum Barrera (genial y disparatada), Ángel Ruiz y Alejandra Jiménez-Cascón, y dirección de esa fábrica de humor que es el grupo Yllana. Desternillante.