Reportaje:Empresas & sectores

EE UU deja el freno echado en España

Las multinacionales llevan tres años con las inversiones paradas o aparcadas

Tres años llevan ya las empresas estadounidenses sumidas en la parálisis inversora en España. Pesimistas sobre la evolución de la economía del país en los próximos años, las sociedades estadounidenses, responsables de una quinta parte del capital extranjero que llega, todavía son reticentes a emprender nuevos proyectos en España. El 61% de las compañías encuestadas por ESADE para la Cámara de Comercio de Estados Unidos asegura no haber invertido nada en el último año, y una cuarta parte asegura que se plantea abandonar o revisar sus planes para destinar capital en proyectos en España.

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Tres años llevan ya las empresas estadounidenses sumidas en la parálisis inversora en España. Pesimistas sobre la evolución de la economía del país en los próximos años, las sociedades estadounidenses, responsables de una quinta parte del capital extranjero que llega, todavía son reticentes a emprender nuevos proyectos en España. El 61% de las compañías encuestadas por ESADE para la Cámara de Comercio de Estados Unidos asegura no haber invertido nada en el último año, y una cuarta parte asegura que se plantea abandonar o revisar sus planes para destinar capital en proyectos en España.

A pesar de que las inversiones de EE UU se han aupado este año hasta los 160,5 millones de euros, según el Ministerio de Industria, la mayoría de las 553 multinacionales examinadas en el Barómetro de las empresas de EE UU en España sigue esperando a que pase el temporal para reanudar sus inversiones productivas. Wait and see. "Cuando las compañías hablan acerca de ellas, parece que no están tan mal como otros años, puesto que ya han realizado el ajuste drástico. Pero la mayoría sí opina que el entorno para invertir ahora es desfavorable y opta por la prudencia. La parte buena es que tampoco van a desinvertir masivamente. Solo seis empresas dicen que se lo plantearán", explica Pere Puig, profesor de Economía de ESADE y director del Observatorio de la Multinacional Española, que ha elaborado el barómetro para la Cámara de Comercio de EE UU.

Los directivos se quejan de la falta de una política eficaz para salir de la crisis
La mayoría realizó su ajuste en 2009 y ahora mantendrá su plantilla
El 95% de las firmas son pesimistas con la marcha de la economía española
Las empresas lamentan el exceso de burocracia y el déficit público

La mayoría de las multinacionales (el 56%) opina que las perspectivas de inversión en su sector de actividad son ahora desfavorables, y solo un 27% piensa que el momento es propicio. Según se desprende del informe, eso tiene que ver más con la visión pesimista que tienen de la economía española que con la situación de la empresa, que ha mejorado -aunque de forma muy tímida- respecto al año anterior, tanto en su actividad global como la que realiza en España.

La visión de la marcha general de la economía, en cambio, es muy pesimista. El 95% de las empresas sostiene que todavía pintan bastos para el mercado español, lo cual supone una peor valoración que el año pasado, cuando la proporción fue del 89%. "Así es como nos ven los responsables de las empresas y cómo se divisa la economía española desde las matrices norteamericanas. Y en eso seguramente han influido los titulares de la prensa anglosajona. España es un país muy popular en esos diarios, pero con unas noticias en general negativas", asegura el presidente de la Cámara de Comercio de Estados Unidos en España, Jaime Malet.

El barómetro de este año no tiene nada que ver con el de tres años atrás. Es más, parece que los empresarios estén hablando de un país distinto, puesto que en 2007, por ejemplo, la balanza estaba en el lado contrario: el 85% de los empresarios evaluaban la marcha de la economía española de forma favorable. Y eso que ya ese año se advirtió de que las corporaciones estadounidenses estaban moderando sus planes de inversión en el país.

El retrato que trazan estas empresas sobre España es el de un país con una buena calidad de vida, pero tremendamente burocratizado. En general, las notas que saca el país del examen que pasa con estas empresas son mediocres: un 4,2 sobre 7. Aprobado. Aunque la nota ponderada, es decir, si se tienen en cuenta las asignaturas que son más importantes para los empresarios, es mucho peor. España sobresale en la calidad de vida que ofrece al personal extranjero y en el nivel educativo de las personas, en especial la capacidad que tienen para aprender y desempeñar nuevas tareas. Le siguen, por orden, el grado de cumplimiento de los acuerdos y contratos, y las facilidades y la calidad de los servicios bancarios.

En la parte baja, en el aprobado raspado e incluso el suspenso, están las relaciones sindicales, las leyes laborales existentes y su aplicación, y la burocratización de la Administración pública. "Las multinacionales norteamericanas tienen una gran ventaja, la capacidad de ver mejor que otros cuáles son nuestras fortalezas y carencias, con una visión sin ideología. Estas empresas están en muchos países, por lo que pueden observar lo que ocurre en España y compararlo con otros Estados", afirma Malet.

A causa de la crisis de la deuda soberana, y a raíz sobre todo de las tormentas griega e irlandesa, los empresarios encuestados en el informe se centran también en destacar las debilidades de la economía, y sobre todo de las cuentas públicas españolas. Y hay cambios respecto al barómetro del año pasado. La indicación más recurrente es que debería haber un pacto de Estado para reformar la regulación laboral, seguida de una política fiscal excesiva e inadecuada. La tercera preocupación, y ahí está una de las novedades, es el déficit elevado y los gastos públicos "excesivos", así como la ausencia de "una política eficaz de reactivación económica". Asimismo, las corporaciones norteamericanas también están incómodas con la estrategia energética, las políticas de empleo, la pérdida de competitividad de España, el desempleo excesivo y la falta de liderazgo y coherencia. "Son muy pesimistas cuando hablan del sector en el que están y de la economía española, pero también son contundentes cuando se refieren al marco laboral, la fiscalidad y las políticas que ha emprendido el Gobierno para salir de la crisis", agrega Puig.

Más satisfechas están las empresas, en cambio, con sus trabajadores, que sacan una nota media de cinco sobre siete. Los puntos fuertes de los empleados españoles son, según los resultados del barómetro, la relación con los clientes, la atención a la calidad, la capacidad para trabajar en equipo y aprender, la aceptación de responsabilidades y el compromiso con la organización. Los puntos débiles son el conocimiento del inglés y la escasa disponibilidad para las medidas de flexibilidad y movilidad.

Los trabajadores pueden respirar porque, además de recibir una nota más que aceptable de las empresas, la mayoría de las multinacionales ya ha realizado los ajustes que a su juicio eran necesarios para afrontar la crisis. En 2009, el 38% de las empresas habían planeado reducir su plantilla. Este año esta proporción ha bajado hasta el 20%. El 63% de las sociedades aseguran que piensan mantener el número de empleados, mientras que un 17% -seis puntos por encima del año pasado- sostiene que va a incrementarlo. Ahora bien, el 64% de los directivos a los que se ha preguntado son pesimistas respecto de la creación de empleo a medio plazo en su sector.

El perfil de la multinacional de EE UU ahora es muy dispar. Un 37% dice que produce más del 90% de su mercancía en España, mientras que un 39% dice todo lo contrario, que produce más del 90% fuera del país. Son pocas además las sociedades que quieren deslocalizar su producción a otros países, a pesar del entorno y de que, a su juicio, crecen algunos factores que provocan una mayor rivalidad competitiva. Esta se intensifica, según las sociedades norteamericanas, sobre todo por la agresividad en precios del mercado español, la presencia de competidores con menores costes de producción y una mayor exigencia de los consumidores.

La tendencia de estas empresas además es producir cada vez más para los mercados domésticos, de forma que solo un 22% de las sociedades que participan en el barómetro aseguran que fabrican de forma prioritaria desde España para otros mercados. La mayoría de las compañías exporta, pero en unos porcentajes modestos que no superan el 30% de las ventas. Estas se dirigen en especial al resto de países de la Unión Europea, aunque crecen -del 13% al 21%- las exportaciones hacia EE UU, Canadá y México y las que van a América Latina.

Con tal sentimiento de parálisis y pesimismo que cunde entre los empresarios del quinto país inversor en España, ¿es posible dar un vuelco a la situación? Para Jaime Malet, España ha sido siempre "enormemente atractiva" para el inversor extranjero. "Primero, porque tenía un mercado laboral cuyo coste era de una cuarta parte del de la media continental en un país con expectativas de entrar en la Unión Europea. Luego, porque ingresamos en la UE y éramos aún la mitad de baratos. Más tarde perdimos ese factor, pero a cambio ofrecíamos un crecimiento muy alto y entramos en la Unión Monetaria con buena nota...", repasa Malet. "Hoy nada de eso existe, pero España debe reinventarse y aprovechar su situación en el mapa y sus relaciones con América. Y luego explotar un mercado con 46 millones de personas", remacha Malet.

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