Reportaje:

La capital de las imágenes

Un curso propone en Sevilla una reflexión sobre los retratos de la ciudad barroca

El Barroco representa una visión del mundo y una cultura basada en la imagen. En esa época España desarrolla sus formas políticas, religiosas y artísticas en América. Sevilla es puerta de Indias y punto clave en la conexión entre los dos continentes. Sevilla, uno de los grandes focos del arte y la cultura del Barroco, es escenario de una iniciativa de la Fundación Focus-Abengoa. Su Escuela de Barroco de este año lleva como título El poder de la imagen: retratos de la ciudad barroca. Este curso, que cuenta con la colaboración de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, comenzó ayer ...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

El Barroco representa una visión del mundo y una cultura basada en la imagen. En esa época España desarrolla sus formas políticas, religiosas y artísticas en América. Sevilla es puerta de Indias y punto clave en la conexión entre los dos continentes. Sevilla, uno de los grandes focos del arte y la cultura del Barroco, es escenario de una iniciativa de la Fundación Focus-Abengoa. Su Escuela de Barroco de este año lleva como título El poder de la imagen: retratos de la ciudad barroca. Este curso, que cuenta con la colaboración de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, comenzó ayer y se prolongará hasta el próximo jueves en la sede de la fundación (Hospital de los Venerables, 8), en Sevilla.

Las pinturas podían servir de propaganda o de advertencia a los gobernantes

El curso está dirigido por Richard L. Kagan, hispanista y catedrático de Historia en la Universidad John Hopkins, en Baltimore (EE UU). "En este curso vamos a contextualizar la manera como los artistas sevillanos retrataban la ciudad en la época barroca dentro de un marco más amplio. Vamos a mirar la forma como Sevilla estuvo representada en el arte frente a lo que hicieron los italianos, los otomanos, los persas, los artistas del norte de Europa, sobre todo de Flandes y Holanda, y los de América", detalla Kagan.

"Soy un gran partidario de la historia comparada porque podemos entender las diferencias en las técnicas utilizadas por los artistas y, a la vez, en su contenido. ¿Por qué muchas veces estamos acostumbrados a pensar un retrato urbano como una vista panorámica de la ciudad? En los siglos XVI, XVII y XVIII hubo otras maneras de representar la ciudad: a través de un edificio o a través de sus ciudadanos desfilando en procesiones cívicas o religiosas", señala el hispanista.

¿Qué vigencia tiene la época barroca en este comienzo del siglo XXI? "Hoy en día todos prestamos mucha atención, sobre todo con las políticas urbanísticas, a la imagen de la ciudad. Gastamos millones de dólares o euros en nuevas instalaciones, en edificios, en propaganda para difundir una imagen de la ciudad porque eso representa una inversión. Una buena imagen produce ganancias", dice Kagan.

"Las autoridades municipales de la época barroca también invertían bastante en la imagen de su ciudad. Cuidaban esa imagen a través de retratos, pinturas y esculturas. Muchos eran encargados para usos y destinatarios locales. Estas representaciones de las ciudades, como las de hoy en los folletos de turismo, son imágenes idealizadas en las que no aparecen la suciedad y la mendicidad. La gente vive en ellas en armonía y bienestar. Eran quizás propaganda con destino local para convencer a los ciudadanos de que los gobernantes hacían bien su tarea", comenta el hispanista.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Pero también podían tener otra función. "En otros casos, quizás fueran advertencias a los gobernantes para decirles que si no cumplían con lo que se veía en estas imágenes, iban a desaparecer. Servían para recordar a los gobernantes la importancia de sus responsabilidades como padres del pueblo", concluye Kagan, que considera que "Sevilla fue un motor de producir imágenes de sí misma". La capital es ahora el escenario de una reflexión sobre la creación de esas representaciones.

El hispanista Richard L. Kagan, en un hotel de Sevilla.Pérez Cabo