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De vuelta a los beneficios

Los extraordinarios beneficios de Southwest Airlines completan una semana emocionante para el sector. La sombría situación económica hace que la subida sea aún más impresionante. Los precios en ascenso del combustible siguen siendo una amenaza, pero la aerolínea estadounidense puede mantener el impulso si se resiste al autodestructivo auge de los pedidos de aviones que sus homólogas europeas están haciendo.

Los jefes de las aerolíneas se han acostumbrado a menospreciarse a sí mismos. Robert Crandall, el franco ex consejero delegado de American Airlines, reconoció una vez que nunca inver...

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Los extraordinarios beneficios de Southwest Airlines completan una semana emocionante para el sector. La sombría situación económica hace que la subida sea aún más impresionante. Los precios en ascenso del combustible siguen siendo una amenaza, pero la aerolínea estadounidense puede mantener el impulso si se resiste al autodestructivo auge de los pedidos de aviones que sus homólogas europeas están haciendo.

Los jefes de las aerolíneas se han acostumbrado a menospreciarse a sí mismos. Robert Crandall, el franco ex consejero delegado de American Airlines, reconoció una vez que nunca invertía en su propio sector. Un consejo sabio: desde 2001, las aerolíneas estadounidenses han perdido casi 60.000 millones de dólares. Ahora, sin embargo, los mandamases tienen motivos para alardear. Las ocho aerolíneas más grandes de EE UU han obtenido unos beneficios de 2.400 millones de dólares en el tercer trimestre.

Por supuesto, las aerolíneas tienen un largo historial de malgastar recuperaciones enzarzándose en guerras de cuotas de mercado y derrochando dinero en aviones nuevos. No obstante, hay motivos para sentirse cautamente optimistas. Hay una nueva generación de ejecutivos tacaños que ya está mostrando una disciplina mayor que la de sus intrépidos predecesores.

En conjunto, las aerolíneas estadounidenses han recortado las plazas para vuelos nacionales un 7% en 2008, el mayor recorte desde 1942, según la Asociación de Transporte Aéreo. Y no ha sido la única vez. Desde 2000, la capacidad de las aerolíneas se ha reducido un 13%, aun cuando la economía de EE UU ha crecido aproximadamente un 16%.

El viejo enemigo de los precios elevados de la energía podría cortar todavía algunas alas. El petróleo sigue subiendo y cada dólar adicional por barril les cuesta a las aerolíneas estadounidenses 430 millones de dólares. Aun así, es menos probable que cualquier daño que sufran las aerolíneas en los próximos años sea autoinfligido.

La reducción del número de competidores hace que una costosa guerra por el control resulte menos probable. Al fin y al cabo, el plan que ha revelado recientemente Southwest relativo a la adquisición de AirTran Holdings no es más que el último de la fiebre de acuerdos que se extiende por el sector desde hace dos años.

Pero más importante es la aparente moderación. Tras haber trabajado tan duro para levantar el sector, los ejecutivos de las aerolíneas estadounidenses dan pocas muestras de querer aflojar el bolsillo. Las empresas nacionales representaban alrededor de la mitad de las ventas mundiales de aviones en los años noventa, pero ahora suponen menos del 15% del total, según la empresa de investigación aeroespacial Teal Group.