Reportaje:

Retratos mestizos

Una exposición descifra la identidad mexicana

Para entender la exposición México Ilustrado 1920-1950, hay que hablar de José Vasconcelos (Oaxaca, 1882-México, 1959). Vasconcelos fue un filósofo, político y escritor y estaba empeñado en descifrar la identidad mexicana. Y, además, le gustaba comer bien. Un día de 1925 describió un viaje a Tolimán, un pueblo del centro de país, en el diario mexicano El Universal. "Las casas de los rancheros son de mampostería, espaciosas y sólidas. Allí nos hospedó la maestra: mató pollos y los sirvió en buena salsa. Nos sentimos en tierra civilizada. Donde termina el guiso y empieza la carne a...

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Para entender la exposición México Ilustrado 1920-1950, hay que hablar de José Vasconcelos (Oaxaca, 1882-México, 1959). Vasconcelos fue un filósofo, político y escritor y estaba empeñado en descifrar la identidad mexicana. Y, además, le gustaba comer bien. Un día de 1925 describió un viaje a Tolimán, un pueblo del centro de país, en el diario mexicano El Universal. "Las casas de los rancheros son de mampostería, espaciosas y sólidas. Allí nos hospedó la maestra: mató pollos y los sirvió en buena salsa. Nos sentimos en tierra civilizada. Donde termina el guiso y empieza la carne asada, comienza la barbarie". Casi 400 dibujos y grabados exploran el universo mestizo que obsesionó a Vasconcelos. La muestra se exhibe en el Instituto Cervantes de Madrid hasta el 9 de enero.

El orgullo mestizo de Vasconcelos no se queda en la gastronomía. La exposición revisa la "estrecha y fructífera relación que se produjo entre las culturas mexicana y española, cruciales en la historia del siglo XX", según describe la directora del Instituto Cervantes, Carmen Caffarel. El resultado muestra los intentos para explicar en qué yace la identidad mexicana, más allá del muralismo de la primera mitad del siglo XX, ocupado en enaltecer la imagen del indígena sobre la herencia hispánica. "Vasconcelos esencialmente mestizo, donde lo hispano y lo indígena conviven con cierto equilibrio", explica el comisario de la exposición, Salvador Albiñana.

La colección exhibe el trabajo editorial y de grabado de los que se convertirían en los grandes muralistas mexicanos: Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros, Rufino Tamayo ó José Clemente Orozco. Contratados por el propio Vasconcelos y que, irónicamente, se convertirían en sus rivales ideológicos.

En las obras, México también habla de su relación con España. "Con el exilio, la industria editorial mexicana se transforma con las contribuciones de varios intelectuales, editores, ilustradores y dibujantes españoles", explica Mauricio Tenorio Trillo, historiador e investigador de la Universidad de Chicago. Tenorio subraya que hablar de la influencia del exilio español en México "es un lugar común" y que menos se ha explorado "el impacto de México en los exiliados".

La muestra termina con los escasos visos del México urbano, ausente de la imagen mexicana dominante de la época, elaborada, "nos guste o no" -explica Albiñana-, "por la exigencia exotista de los EE UU y de Europa".

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