Aute, a merced de los elementos

"Estamos en un momento de cambio radical. No se trata solo de una crisis económica, sino de algo más profundo que nos afecta a todos y nos deja perdidos". Así, desvalido, a merced de los elementos se encuentra Luis Eduardo Aute y lo canta en su último álbum cuyo título resume ese sentimiento de vulnerabilidad: Intemperie. El cantautor, pintor y poeta estrenará hoy su nuevo disco, editado por Sony y que saldrá al mercado a mediados de noviembre, en el Teatro Lope de Vega de Sevilla.

Con este concierto inicia una gira por España, acompañado por cinco músicos, que recalará en Madrid...

"Estamos en un momento de cambio radical. No se trata solo de una crisis económica, sino de algo más profundo que nos afecta a todos y nos deja perdidos". Así, desvalido, a merced de los elementos se encuentra Luis Eduardo Aute y lo canta en su último álbum cuyo título resume ese sentimiento de vulnerabilidad: Intemperie. El cantautor, pintor y poeta estrenará hoy su nuevo disco, editado por Sony y que saldrá al mercado a mediados de noviembre, en el Teatro Lope de Vega de Sevilla.

Con este concierto inicia una gira por España, acompañado por cinco músicos, que recalará en Madrid el 15 de noviembre en el Nuevo Teatro Alcalá y en L'Auditori de Barcelona el 10 de diciembre.

"Creo que estamos viviendo el final de una era que comenzó con la Revolución Francesa y que termina aquí, con nosotros. Occidente ha entrado en franca decadencia y Oriente está tomando la iniciativa, les toca. Sin embargo, yo tengo mucha fe en América Latina. Son los únicos que pueden ofrecer un futuro distinto al sistema bipolar actual, que se ha demostrado que no funciona", argumenta Aute por teléfono, desde su casa-estudio de la Colonia de la Fuente del Berro, en Madrid.

"Escribo para expurgar mis fantasmas, no para educar a nadie"

Sus nuevas canciones destilan esa sensación de vértigo ante el cambio que se avecina. En temas como Atenas en llamas, el artista compara la convulsión que vive Occidente con el Partenón. "Con esas ruinas que se encuentran a la intemperie y que se están viniendo abajo a lo largo del tiempo. Son como la ruina de nuestra propia de inteligencia y la decadencia de Occidente", precisa el cantautor, que ha publicado ya más de una treintena de discos y ha compuesto más de 300 canciones.

"Escribo, tanto las canciones como los poemas, sobre temas que me inquietan, me interesan, me preocupan. Es una manera de expurgar mis propios fantasmas. Si quienes las escuchan o los leen se sienten identificados y reflexionan, pues muy bien; pero mi intención no es la de educar a nadie", reflexiona el artista, quien empezó su carrera de pintor antes que la de músico.

En 1960 realizó su primera exposición en Madrid y, desde entonces, no ha parado de pintar. "Llevo tres meses dedicado al disco casi por completo pero ahora, en cuanto salga la quinta entrega de mis poemigas -pequeños aforismos, greguerías y dibujos titulados No hay quinto aniMalo (Siruela)-, vuelvo al estudio. Me encierro a pintar, a olvidarme de palabras y de música", comenta Aute y confiesa que donde vive es un gran estudio de pintura y que, "lo que queda", es su casa.

Actualmente su retrospectiva Transfiguraciones, que lleva itinerando desde 2004, forma parte del programa previo a la inauguración -el próximo marzo- del Centro Niemeyer de Avilés.

Polifacético, confiesa que tiene tiempo para hacer tantas cosas porque sale poco. "Estoy mucho en casa y veo poco la televisión; así que tengo que hacer algo o me aburro", dice, aunque entre sus muchas ocupaciones descarta el embarcarse en otro proyecto de animación.

Luis Eduardo Aute, quien también ha compuesto bandas sonoras para el cine, escribió, dibujó y realizó un largometraje de animación, Un perro llamado Dolor (2001). "Aquello fue una locura, un accidente. Tenía una serie de dibujos a lápiz sobre Goya, agarré una cámara y dije por qué no. Me enganchó el perro, fueron cinco años de trabajo porque uso la animación de una forma muy rústica. No pienso caer otra vez", afirma este cantautor que nunca oye sus canciones.

"Solo me gusta oírlas si las canta otro. Es lo que me pasa, por ejemplo, con la versión de Al alba que hace José Mercé. La ha hecho suya. A mí no me gusta oírme, me da un extraño pudor", concluye. En su casa-estudio solo escucha música clásica, ópera y algo de jazz.