Los dos ancianos de Ciempozuelos murieron de deshidratación y asfixia

La autopsia revela que sufrieron un golpe de calor en el interior de la furgoneta

Tres semanas después de que fallecieran dos ancianos dentro de una furgoneta en Ciempozuelos (22.130 habitantes) ya se saben las causas. El avance de las autopsias practicadas a las víctimas ha arrojado que primero sufrieron un golpe de calor al estar 10 horas dentro del vehículo sin recibir ningún tipo de bebida. La deshidratación que sufrieron degeneró después en una muerte por asfixia, según confirmaron ayer fuentes de la investigación. Los familiares de ambos fallecidos adelantaron que no iban a denunciar al dueño del geriátrico y supuesto responsable de los óbitos, Luis Miguel Aranda.
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Tres semanas después de que fallecieran dos ancianos dentro de una furgoneta en Ciempozuelos (22.130 habitantes) ya se saben las causas. El avance de las autopsias practicadas a las víctimas ha arrojado que primero sufrieron un golpe de calor al estar 10 horas dentro del vehículo sin recibir ningún tipo de bebida. La deshidratación que sufrieron degeneró después en una muerte por asfixia, según confirmaron ayer fuentes de la investigación. Los familiares de ambos fallecidos adelantaron que no iban a denunciar al dueño del geriátrico y supuesto responsable de los óbitos, Luis Miguel Aranda.

La muerte de los ancianos ocurrió el martes 19 de septiembre, cuando Aranda dejó olvidados, supuestamente, en el interior de la furgoneta de recogida de traslados a Jerónimo Carnero, un agricultor de 87 años, y a Amancio F., un gallego de 83 años. El dueño de la residencia Virgen del Consuelo llegó alrededor de las diez de la mañana al centro. Aparcó en la puerta, en la avenida de los Toreros, de Ciempozuelos, y empezó a acompañar a los mayores al interior del edificio. Esta rutina le suele llevar unos cinco minutos, según explicó días después el director.

El dueño de la residencia está imputado por homicidio

En ese momento, sufrió una distracción. Aranda no recordaba si le llamaron por teléfono o inicia una conversación con una trabajadora del geriátrico. Tampoco rechaza que tuviera una conversación con el pariente de algún interno. Mientras, los dos ancianos permanecían en el interior de la furgoneta. Nadie les echó en falta porque eran clientes que no iban todos los días a la residencia. Eso, unido a que el vehículo tiene las lunas tintadas, hizo que permanecieran allí hasta las 19.45. En ese momento, el dueño de Virgen del Consuelo abrió la puerta de la furgoneta y vio a los dos ancianos con los ojos cerrados. Pensó que estaban durmiendo, pero realmente habían fallecido horas antes.

Las autopsias a los dos cadáveres han demostrado que ambos ancianos tuvieron una muerte agónica. La temperatura de ese día (unos 23º), unido a que el calor se concentró en el interior del vehículo pese a que tenía los cristales tintados, produjo en los ancianos un golpe de calor. Al ser personas mayores, se unió la deshidratación. Los análisis de sangre y de los restos orgánicos han demostrado que también les faltó el oxígeno dentro del vehículo.

En un principio, el forense encargado de la investigación se limitó a certificar que el fallecimiento se debió a una parada cardiorrespiratoria. Los estudios médicos posteriores han confirmado las dos causas.

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Aranda está imputado por un doble delito de homicidio por imprudencia, por el que se enfrenta a una pena de entre dos y ocho años. Permanece en libertad con cargos, ya que la titular del Juzgado de Instrucción y Primera Instancia número 6 de Valdemoro no vio indicio de riesgo de fuga ni de destrucción de pruebas.

Fuentes de la Guardia Civil confirmaron ayer que la juez no les ha requerido, hasta la fecha, para la realización de ninguna prueba. Su trabajo en este caso ha consistido en la inspección ocular previa al levantamiento de los cadáveres y el estudio de la furgoneta, además de comprobar si la residencia tenía toda la documentación en regla y había contratado los seguros de responsabilidad civil a que le obliga la ley vigente.

Los familiares de las dos víctimas afirmaron días después de las muertes que no iban a denunciar a Aranda. Sin embargo, la instrucción del caso continúa de oficio hasta que se dirima si se abre juicio oral o no.

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