Crónica:INFINITO PARTICULAR | MÚSICA / Discos

La joven periodista y la todopoderosa orquesta

Una periodista viajó a Benin para hacer un reportaje sobre el país y quiso entrevistar a los músicos de un viejo grupo que había escuchado en disco. Todo el mundo le decía que no tocaban ya o que habían muerto, pero al final dio con ellos. Y se quedó sin habla cuando Mélomé Clément, jefe de aquellos abueletes afrofunks, le pidió que se los llevara a tocar a Europa.

Ella se llama Élodie Maillot, trabajaba hace tres años en la radio pública francesa y para revistas de música; ellos son los miembros de una orquesta que parecía atrapada por la leyenda: la Poly-Rythmo de Cotonou. Tocaron...

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Una periodista viajó a Benin para hacer un reportaje sobre el país y quiso entrevistar a los músicos de un viejo grupo que había escuchado en disco. Todo el mundo le decía que no tocaban ya o que habían muerto, pero al final dio con ellos. Y se quedó sin habla cuando Mélomé Clément, jefe de aquellos abueletes afrofunks, le pidió que se los llevara a tocar a Europa.

Ella se llama Élodie Maillot, trabajaba hace tres años en la radio pública francesa y para revistas de música; ellos son los miembros de una orquesta que parecía atrapada por la leyenda: la Poly-Rythmo de Cotonou. Tocaron más de una vez con Fela Kuti, pero pese a su popularidad en Nigeria, Togo o Costa de Marfil, nunca habían salido de África. Maillot lo dejó todo y se convirtió en su representante. Energía y convicción no le faltan a la joven francesa que escribe sus crónicas africanas en polyrythmo.blog.lemonde.fr: lo que puede suponer llegar a una ciudad tras un golpe de Estado o, consecuencias de la colonización europea, verse obligado a viajar de Ghana a la República Centroafricana vía Kenia. Cuando algunos países se independizaron en 1960, para telefonear de Cotonou a Dakar o Lagos, había que llamar primero a París y Londres.

"El secreto mejor guardado de África", se dijo de la Orquesta Baobab o de Konono nº1 -portada de abril de la revista The Wire- y ahora de la Poly-Rythmo, que en realidad no estaba tan escondida: durante los últimos años el sello inglés Soundway (The Kings of Benin Urban Groove 1972-80) y el alemán Analog Africa (The Vodoun Effect 1973-75 o Echos Hypnotiques) habían ido a la caza de sus viejos vinilos y publicado valiosos recopilatorios con la mezcla de funk y afrobeat, sonidos de órgano eléctrico de los setenta y riffs psicodélicos de guitarras, de estos hijos de James Brown y Johnny Hallyday, apasionados por el funk y el soul, practicantes del cristianismo o los ritos vudús, de los que toman ritmos como el sato -de la ceremonia en memoria de los muertos- o el sakpata -dedicado a la divinidad que protege de la viruela-.

Le Tout Puissant Orchestre (Todopoderosa Orquesta) Poly-Rythmo nació en los primeros años de independencia de Benin (antiguo Dahomey). Fue una gloria nacional desde 1972 -con la toma del poder por el gobierno militar revolucionario del presidente Kérékou- hasta finales de los ochenta. Y arrasó con canciones como Gbeti madjro: la televisión se encargó de inmortalizar los pasos de baile y los pantalones de pata de elefante de Mélomé y sus compañeros. Para varios miembros de la orquesta -quedan cuatro de sus fundadores- esta nueva juventud les llega a la edad de jubilarse. No importa. Ellos siempre están dispuestos a salir de casa para ir allá donde les llamen. Con su pasaporte en mano y un visado en regla, son la viva imagen de la felicidad. Ya han tocado con sus admiradores Franz Ferdinand -en julio actuaron en La Mar de Músicas, única cita española de su gira del verano por Europa y Estados Unidos- y su nuevo disco, el primero en veinte años, se publicará en otoño. La revista Les Inrockuptibles avisa: "Es igual que sentir que le clavan una aguja a un muñeco con tu imagen, y que es James Brown quien sostiene las agujas".