Entrevista:MÚSICA

Canciones de escalón

Miguel Benítez, la voz cantante de Los Delinqüentes y autor de éxitos tan venerados como El aire de la calle, nos dejó huérfanos de su obra a la edad de 21 años, pero los cajones de su cuarto permanecieron repletos de canciones, poemas y dibujos. Su hermano mayor, Manuel Benítez, periodista musical y mánager de Los Delinqüentes, los descubrió poco después de su fallecimiento y se enfrentó a ellos con una tristeza natural que, poco a poco, se transformaría en una única esperanza, la de ayudar a Migue (que así es como todos le conocían) a concluir dos de sus grandes sueños interrumpidos: ...

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Miguel Benítez, la voz cantante de Los Delinqüentes y autor de éxitos tan venerados como El aire de la calle, nos dejó huérfanos de su obra a la edad de 21 años, pero los cajones de su cuarto permanecieron repletos de canciones, poemas y dibujos. Su hermano mayor, Manuel Benítez, periodista musical y mánager de Los Delinqüentes, los descubrió poco después de su fallecimiento y se enfrentó a ellos con una tristeza natural que, poco a poco, se transformaría en una única esperanza, la de ayudar a Migue (que así es como todos le conocían) a concluir dos de sus grandes sueños interrumpidos: editar un disco en solitario y publicar un libro de poesías que él mismo dejó titulado en uno de sus poemas: "Soy Migue, er Matajare, el que cantaba en Los Delinqüentes, escribiré un libro al igual que el Lute, se llamará Cómo apretar los dientes". El resultado fue un disco-libro en el que todas las canciones y poesías que Migue dejó sin publicar se unen para formar parte de una obra incomparable e indivisible. La creación póstuma de Migue Benítez tiene un sonido propio, el que él denominó como Matajare, o lo que es lo mismo, "rockero, flamenco, punk, transgresivo y underground", aclara su hermano. La obra vio finalmente la luz tras un largo proceso, que se basó fundamentalmente en unir todas las piezas perdidas de forma casi artesanal hasta darle la forma adecuada, de la manera más fiel posible a lo que Migue quería ofrecer. Desde entonces y hasta ahora, Manu Benítez y "los otros Matajare" (es decir, Dani Quiñones y el percusionista Rafael Ramos, Faé) han estado girando este particular proyecto por distintas ciudades de la geografía española mediante el Fórum: Cómo apretar los dientes, una gira muy especial, inspirada en el formato La Música Contada y que se materializa en diferentes citas en las que los seguidores de Migue y los Matajare tienen la oportunidad de preguntar, escuchar anécdotas de grabación y visionar fotos y vídeos inéditos para poder así continuar empapándose de la obra y el mundo de un irremplazable Migue Benítez. En realidad, la idea de seguir este modelo tan particular para la presentación en directo del disco ha sido una consecuencia obligada por la propia ausencia de Miguel, sin embargo es una forma perfecta para generar encuentros muy especiales y emotivos que en ocasiones emulan a un programa radiofónico en el que el público y los invitados conversan mientras se entrelazan canciones desnudas y temas en directo. La acogida está resultando sorprendente. "Por el momento, la reacción del público siempre es muy buena. Uno de los comentarios más habituales de los seguidores de Migue es que los Fórum se les hacen muy cortos y sus expectativas suelen ser superadas. Para mí, enfrentarme al público y conseguir ese tipo de reacciones es algo muy gratificante. Aunque ya se sabe que eso puede ser un arma de doble filo. El público también es tremendamente exigente", comenta Manu. Exigente y variado porque a estos encuentros acuden, por el momento, seguidores antiguos, nuevos y de edades muy diversas. Pero no hay que olvidar que todo este "tinglao" no es sino la celebración final de un arduo y duro proceso de compilación y de grabación nada habitual en tiempos de creaciones y escuchas express. La realización de Cómo apretar los dientes ha sido lenta y tranquila, como también debiera ser la escucha del disco, entero y de una vez. En todo caso es justo que sea así ya que Manu Benítez tardó dos largos años en recopilar toda la información precisa, a los que se sumarían otros dos más de grabaciones intermitentes, una tarea difícil, valiente y complicada, pero que él tenía muy claro que debía realizar. "Desde que mi hermano falleció asumí que tenía que seguir trabajando con él para ayudarle a cumplir su sueño y terminar su trabajo, sobre todo después de todos aquellos días en los que me había estado cantando esas nuevas canciones, o pasándome letras nuevas para que se las revisara y le diese mi opinión. La primera vez que Migue me habló de publicar algún día un disco en solitario fue durante las sesiones de grabación del segundo disco de Los Delinqüentes (Arquitectura del aire en la calle). Para aquel disco, tanto Marcos, El Canijo, como él, presentaron muchas canciones nuevas. Algunas se quedaron fuera y Migue me comentó entonces que algún día publicaría algunas de ellas por su cuenta. Un año después, durante un periodo en el que estuvo entrando y saliendo de un centro de rehabilitación, y mientras que Los Delinqüentes continuaban dando conciertos a la espera de que se incorporase una vez recuperado, Migue aprovechó para ponerse a trabajar en ese disco en solitario soñado", explica. Lo tituló Matajare: 9 El Verde Reverde Vuelve y el punto de partida para su composición fue una maqueta con 28 canciones que Migue grabó en una sola tarde con su guitarra y la voz algo tomada debido a un catarro atroz. Muchos de esos temas se han rescatado íntegramente y complementado con voces ilustres que los convierten en estimulantes duetos. Josele Santiago, Rafael Amador, José Gálvez, Muchachito, José Lara y David de la Chica de Palocortao, son algunas de esas voces y, muchos de ellos, además, eran ídolos para Migue. Ídolos que nunca llegó a conocer pero que, sin embargo, hoy forman parte de su deseada obra, fuera de la formación de Los Delinqüentes. El Torta, Juanito Makandé y El Canijo interpretan tres canciones más en las que la voz de Migue técnicamente no era rescatable. Y es que las sesiones de grabación que se han sucedido para la confección de este disco han sido bastante atípicas porque el punto de partida fue justo el contrario del habitual: "La voz antes que la música y, para que pareciese que todos los músicos estaban junto a él y que todo sonara bien compactado, sin grandes escalones, no teníamos más remedio que hacer pruebas e improvisar en el estudio. Olvidarnos de cómo se graban los discos hoy. Era algo así como regresar a la época en la que los discos se grababan casi en directo, con todos tocando a la vez, sin metrónomo ni claqueta, siguiendo al cantante o al líder". El disco se va enlazando con diversos efectos sonoros, todos grabados por Manu y todos también significativos referentes de la vida de Migue: el sonido de la radio con la que se despertaba, las pisadas en el carril que va hacia la casa del campo, el arranque y la salida de su moto, el ambiente de la azotea a las cinco de la mañana (con los gallos del vecino cacareando y los perros ladrando), su moto... "Los efectos que suenan los grabé en el campo en el que vivíamos. A Migue le gustaban mucho esos detalles en los discos. E igual que él se inspiraba con elementos muy cercanos de su vida diaria a la hora de componer, entendí que no tenía por qué irme muy lejos para encontrar esos sonidos. Son como fotografías que acompañan a sus canciones para aportarles más información, más color". Efectivamente, Miguel Benítez solía inspirarse con elementos muy próximos y sencillos que pueden reconocerse enseguida si se escucha su obra con atención. Posiblemente también fue muy natural la primera vez que "sintió el calambre" por la composición musical. Compró su primera guitarra con el dinero que ahorró de la primera comunión: "La aporreó un par de veces y se aburrió hasta que volvió a ella mucho más en serio un par de años después", comenta Manu. Fue cuando los dos hermanos comenzaron a escuchar la música grunge de los noventa cuando Migue volvió al trapo, "creo que la primera canción que se aprendió fue el Rape me de Nirvana. También Lukin de Pearl Jam. Y a los pocos días ya estaba escribiendo sus primeras canciones como Paquito y Manolo de Jerez. Sus referencias fundamentales fueron, sobre todo, "la poesía de Lorca, el descubrimiento de Triana, Pata Negra y Veneno y el boom de los grupos grunge de los noventa, que pasaron de estéticas y de modas ñoñas, de ponerse laca en el pelo y todo eso para hacer canciones mucho más puras, más de escalón y puertas de bares o de estar en el parque con tus colegas y con la guitarra acústica. Por supuesto, también el cine español de los noventa y los clásicos que empezamos a descubrir por aquel entonces (Taxi Driver,

"Soy Migue, er Matajare, el que cantaba en Los Delinqüentes, escribiré un libro al igual que el Lute, se llamará 'Cómo apretar los dientes"

El Halcón Maltés, El Padrino...)". Cómo apretar los dientes se completa con dibujos rescatados de hojas sueltas de cuadernos, folios... que estaban mezclados con sus poesías y sus canciones y así es también como se muestran en el libro. Algo muy humano, como apostilla Manu: "Escribimos algo y mientras divagamos, hacemos un dibujito al lado para ilustrar otros pensamientos".

Más información en www.comoapretarlosdientes.com y www.matajare.com

Miguel Benítez cuando era la voz cantante de Los Delinqüentes.