Chivato a comisión

Uno de los integrantes de una banda de ladrones daba información desde un centro de internamiento - El grupo asaltó de forma violenta casas y tiendas

Eran meticulosos, muy organizados, planeaban el golpe con tiempo y cuidado y hasta tenían un confidente. Así explica la Policía Nacional la actuación de una banda violenta que atracaba en casas y comercios, y que fue desarticulada a mediados de agosto. El grupo estaba formado por siete hombres de origen latinoamericano. Dos de ellos, los cabecillas, eran hermanos.

Uno de los integrantes de la banda era un hombre recluido en el Centro de Internamiento de Extranjerosde Carabanchel, el lugar donde se ingresa a las personas en situación irregular sobre las que pesa una orden de expulsión. S...

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Eran meticulosos, muy organizados, planeaban el golpe con tiempo y cuidado y hasta tenían un confidente. Así explica la Policía Nacional la actuación de una banda violenta que atracaba en casas y comercios, y que fue desarticulada a mediados de agosto. El grupo estaba formado por siete hombres de origen latinoamericano. Dos de ellos, los cabecillas, eran hermanos.

Uno de los integrantes de la banda era un hombre recluido en el Centro de Internamiento de Extranjerosde Carabanchel, el lugar donde se ingresa a las personas en situación irregular sobre las que pesa una orden de expulsión. Según la policía, facilitaba información al resto de la banda para cometer los asaltos, a cambio de una pequeña comisión. Los ingresados en el CIE pueden hablar por teléfono y comunicarse con el exterior, así como recibir visitas de familiares.

Los delincuentes seguían a las víctimas para estudiar sus hábitos
Cometieron al menos 11 delitos desde primeros de abril hasta agosto

La policía tiene constancia de que el grupo ahora desarticulado cometió al menos 11 delitos desde primeros de abril hasta mediados de agosto. El último atraco tuvo lugar en un supermercado de la localidad de Majadahonda. Allí encañonaron y maniataron a los empleados. En pleno robo llegaron a obligar a un cliente a pagar el importe de su compra: dos euros. Tras ese atraco, la policía consiguió detener a tres de los integrantes del grupo.

Esas capturas facilitaron las del resto de la banda. Algunos de sus miembros opusieron gran resistencia en la detención, según la Jefatura Superior de Policía. Poco antes de que los agentes llegaran al domicilio de uno de los cabecillas, el hombre tiró por la ventana una bolsa con dos pistolas y 590 gramos de cocaína. Los agentes la recuperaron.

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La policía se ha incautado de cinco pistolas, una quincena de teléfonos móviles, unos 20 relojes, cámaras de fotos y otros aparatos electrónicos, así como dinero en efectivo y la droga citada. Un portavoz de la jefatura añadió que los detenidos traficaban con estupefacientes a pequeña escala en algunas ocasiones. Además, en los registros se ha hallado material que utilizaban para sus robos, como cinta aislante o bridas de plástico.

La primera pista para atrapar a los miembros de la banda había llegado a finales del mes de junio a través de la denuncia de un vecino de Torrejón de Ardoz. El hombre explicó en la comisaría que había sufrido un robo con violencia e intimidación en su domicilio a plena luz del día. Este vecino detalló que abrió la puerta a quien dijo traer un certificado y acto seguido se encontró con tres hombres armados y con los rostros cubiertos.

La técnica que usaban para realizar sus delitos era perfeccionista y cuidadosa, según la policía. Cada día salían por la mañana de sus casas -todos vivían en el distrito de Villaverde, pero cometían sus robos fuera de esa zona- y regresaban ya caída la tarde. Analizaban de forma exhaustiva el lugar que se fijaban como objetivo: comprobaban si había cámaras de seguridad, puertas de acceso a las zonas comunes y si las casas estaban ocupadas. También observaban los hábitos de las futuras víctimas. Si el lugar elegido en un primer momento no les convencía, abortaban el plan y buscaban un objetivo nuevo.

Cuando su meta era asaltar supermercados, solían elegir establecimientos con cierre tardío o abierto las 24 horas.

Los asaltantes se comportaban de forma violenta con sus víctimas, a cuyas casas entraban en cualquier momento, tanto de día como de noche, según fuentes policiales. Tampoco les importaba -como en el caso de Torrejón de Ardoz- que hubiera gente dentro de los domicilios en esos momentos.

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