Reportaje:

Una semana para aprender a comer

25 jóvenes con trastornos alimenticios adquieren hábitos sobre nutrición

Ingerir sin protestar 2.000 calorías al día es el compromiso que hay que adquirir para acudir al campamento que cada año organiza la Asociación en Defensa de la Atención a la Anorexia Nerviosa y Bulimia (Adaner) de Granada. Desde el día 8 y hasta el próximo domingo, jóvenes de toda España junto con otros tantos monitores conviven en la granja escuela Huerto Alegre donde el principal objetivo es normalizar el comportamiento alimentario. "No se trata de ganar ni perder peso, sino de mantenerlo y que se normalice su relación con la comida", explica la nutricionista Carolina Oblaré.

Un moni...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Ingerir sin protestar 2.000 calorías al día es el compromiso que hay que adquirir para acudir al campamento que cada año organiza la Asociación en Defensa de la Atención a la Anorexia Nerviosa y Bulimia (Adaner) de Granada. Desde el día 8 y hasta el próximo domingo, jóvenes de toda España junto con otros tantos monitores conviven en la granja escuela Huerto Alegre donde el principal objetivo es normalizar el comportamiento alimentario. "No se trata de ganar ni perder peso, sino de mantenerlo y que se normalice su relación con la comida", explica la nutricionista Carolina Oblaré.

Un monitor, un paciente, un voluntario, un paciente... esa es la disposición en las mesas a la hora de comer, sin duda la más "tensa" para las pacientes. Y hay cinco al día. "Se les ponen alimentos que habitualmente no comen o les cuesta más, pero tienen que hacerlo". Al terminar se revisan los platos y no puede quedar nada. En principio, puede chocar que sean tan estrictos, pero los resultados les avalan. Las afectadas, en esta ocasión son todas chicas, la mayoría entre 14 y 18 años, "no están en la peor fase del trastorno, ahí sería contraproducente algo así", aclara Oblaré.

No se trata de ganar o perder peso, sino de mantenerlo

Desde hace 11 años esta asociación organiza con la colaboración del Instituto Andaluz de la Juventud este encuentro. Entre 650 y 800 personas atienden al año en cada provincia andaluza por trastornos alimentarios y cada vez afecta a más jóvenes.

"Nos ha llegado este año una niña de 11 años de edad", explica el presidente, Eduardo Oblaré. El perfil es el de una persona inteligente, sensible y muy perfeccionista.

En 2009 se ha detectado un repunte de varones con trastornos por vigorexia. La obsesión por el físico es cada vez más temprana. Según los datos de la asociación, al 10% de chicas a partir de los 12 años les preocupa el aspecto de su cuerpo.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

En el campamento, que a diario tiene una ajetreada agenda, está prohibido hablar de los trastornos. O de cualquier cosa relacionada con ellos. ¿Cómo lo logran? "Con mil ojos", dice la nutricionista que confiesa la tensión diaria para estar pendiente de todas no solo en la comida, sino en todo momento. "No dejamos que caigan en una situación de crisis, antes vamos a ayudarlas y eso requiere mucha intensidad", afirma. Hasta que aceptan las normas es "lo más duro", apunta la psicóloga. Los horarios son estrictos pero trasnochar se complica cuando el ritmo de actividad es tan elevado. "Con tanto senderismo, piragüismo, talleres manuales y actividades con animales, caen rendidas cuando llega la noche", comenta la psicóloga Elena Martínez.

En plena ruta de senderismo una monitora se acerca a otra y le avisa: "Hay que traer una toalla para que Laura pueda sentarse. Interpretamos que no quiere pero es que se hace daño si no hay nada que la proteja por lo delgada que está".

A ese punto llega la atención que les prestan. Conocen sus movimientos y sus reacciones. "Antes de venir se elabora un informe clínico sobre cada una de ellas y luego los organizadores aceptan o no según las características que tengan".

La demanda suele superar a la oferta. No se hace terapia de grupo ni nada similar. Se vive a diario con mucha actividad física y un menú acorde. Y todos, profesionales y pacientes, igual.

Archivado En