Reportaje:La pretemporada

"No puedo perder mi tiempo llorando por Kaká"

Mourinho, el técnico del Madrid, dice que para él lo más importante no es la lesión del brasileño, sino transmitir confianza a los jugadores de los que dispone

Dice Pepe que José Mourinho habla la lengua del futbolista, que por eso a los jugadores les gusta tanto. Que transmite ilusión, que es una persona cercana. Que explica las cosas de manera muy simple. Mourinho lleva casi un mes en el banquillo del Madrid. Ayer, en una rueda de prensa, expuso cómo han sido sus primeras semanas de blanco con tono didáctico. Parecía un profesor universitario. Interrumpía de vez en cuando la clase para soltar algún chiste. "Te pareces a Spielberg", soltó a un periodista estadounidense, con cierto parecido al director de cine, cuando pidió el turno de palabra...

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Dice Pepe que José Mourinho habla la lengua del futbolista, que por eso a los jugadores les gusta tanto. Que transmite ilusión, que es una persona cercana. Que explica las cosas de manera muy simple. Mourinho lleva casi un mes en el banquillo del Madrid. Ayer, en una rueda de prensa, expuso cómo han sido sus primeras semanas de blanco con tono didáctico. Parecía un profesor universitario. Interrumpía de vez en cuando la clase para soltar algún chiste. "Te pareces a Spielberg", soltó a un periodista estadounidense, con cierto parecido al director de cine, cuando pidió el turno de palabra.

Explicó Mourinho su metodología de trabajo y cómo quiere que juegue su Madrid; analizó a los nuevos, como Khedira -"tenía dudas de que tuviera suficiente personalidad, pero tras verle en el Mundial se me pasaron"-; defendió a Vicente del Bosque -"yo haría lo mismo que él; no es su culpa, sino de la FIFA-, y habló de Kaká.

"Cuando llegas a un equipo cuya dinámica es no ganar, lo mejor es empezar de cero"

El brasileño, operado de menisco el miércoles en Amberes, ya está en Madrid. Jugó el Mundial lesionado y no reaparecerá hasta diciembre. De vuelta a España, declaró que empezó a notar molestias antes de viajar a Sudáfrica, que los médicos lo sabían y que él no les había dado importancia porque las atribuía a la pubalgia. En San Francisco, tras el primer partido, Mourinho dijo que no había entendido muy bien lo que había pasado con Kaká y que confiaba en que los médicos se lo harían entender. Ayer le preguntaron sí ya lo tenía más claro. Y qué le parecía que llegara lesionado.

"Para mí, como entrenador del Madrid, no me parece que lo más importante sea que jugara el Mundial lesionado. Lo más importante es la situación actual y a mí me deja satisfecho: ya no hay dudas sobre su situación y recuperación", dijo Mourinho. "No puedo perder mi tiempo llorando por un jugador que no estará durante cuatro meses. Tengo que utilizarlo para preparar a los que están a mi disposición, que tienen que sentir mi confianza. Y la tienen. No voy a llorar porque no es mi filosofía. El equipo tiene calidad y no quiero volver a hablar de Kaká hasta que vuelva al grupo", continuó. De momento, le sustituirán Canales y Van de Vaart. Porque para el fichaje que pidió como regalo de cumpleaños por adelantado hay margen. "Es difícil regalarme cosas. Las tengo todas. Si tengo 20 relojes y me quieren regalar otro, tendrá que ser especial. El presidente tiene un mes para pensar y gastar", bromeó.

El lenguaje de los futbolistas del que habla Pepe lo ha asumido tanto Mourinho que ha patentado ya unas cuantas frases. Después del debut en San Francisco dejó la primera. "Un partido se juega cuando los jugadores no están cansados", comentó, "y los del Madrid lo estaban hoy desde el primer minuto". Ayer la volvió a repetir. También dijo que no le gusta contar los disparos a puerta. "Hay tiros, que yo llamo tiros para la estadística, que no me interesan. A mí me interesan los que son fruto de un juego colectivo". Para ello está trabajando tres sistemas tácticos: "He tardado una tarde para explicárselo a mis jugadores". Uno es el 4-2-3-1, que utilizó contra el América y volverá a utilizar contra los Galaxy: con Canales en el medio, escoltado por Cristiano y Pedro León detrás de un único punta. "Me gusta tener gente por la banda pero no que jueguen allí 90 minutos de forma sistemática. Quiero que jueguen entre líneas, por dentro y con libertad de movimientos. Hoy lo repetiré: es un esquema que necesita mucho trabajo porque, a nivel defensivo, no es fácil presionar alto. Tampoco es fácil la dinámica de construcción del juego que quiero con los tres detrás del delantero fijo. Exige mucha inteligencia táctica para ocupar los espacios de forma equilibrada", analizó.

Con el Inter, el curso pasado, utilizó mucho ese dibujo táctico y, cuando las cosas no iban bien, lo cambiaba sobre la marcha. "También jugaremos con un 4-4-2 con un rombo. Y otras veces, con una defensa de tres. Nunca lo he hecho de inicio, pero sí he acabado muchos partidos así para remontar", explicó Mourinho, quien dice tener las ideas tan claras que no le ha hecho ni falta ver los partidos del Madrid de la temporada pasada: "No creo que sea importante. Cuando llegas a un equipo cuya dinámica ha sido no ganar en los últimos años, lo mejor es aclarar ideas y empezar de cero. Y yo sé lo que quiero hacer".

Los jugadores también lo saben. Todos han destacado su forma, entretenida, de trabajar. Ejercicios diferentes cada día y todos con balón. Tan diferentes que a veces se pasan la tarde trabajando en la piscina y otras haciendo labor psicológica. Lo dijo Mourinho en su presentación: "No se ganan partidos sin fuerza psicológica". ¿Ha tenido que trabajar mucho ese aspecto?, le preguntaron. "Se trabaja de forma global. Cada ejercicio tiene un componente técnico, táctico, físico y psicológico. Por ejemplo, un día a puerta cerrada monté un ejercicio de 10 contra seis en el que el equipo de seis empieza ganando 2-0 y tiene diez minutos para jugar con inferioridad. Así se trabaja la psicología y se remontan los partidos".

Así es Mourinho quien ayer decidió dar la mañana libre a sus jugadores porque "mucha agua mata las flores".

José Mourinho firma autógrafos a los aficionados en el entrenamiento de ayer del Madrid en Los Ángeles.AFP

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